Si subir el salario mínimo fuera la manera de elevar el nivel de vida, México habría sido uno de los países más ricos del planeta en los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo, cuando ese indicador alcanzó sus máximos niveles en el país. Todas las naciones estarían además en una carrera constante por subir el mínimo.
La verdad es otra. Si bien la mayoría de los países tienen salarios mínimos, cuidan de no llevarlos a niveles tan altos que dañen su economía. Algunos, sin embargo, ni siquiera los tienen. Ni Suiza ni Singapur —los países más ricos de Europa y Asia— ni Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia o Islandia fijan mínimos, y no es un grupo que se caracterice por su miseria.
Alemania decidió adoptar un mínimo en 2014 por insistencia del Partido Social Democrático, aliado del gobierno de Angela Merkel, pero se colocó en un nivel que dañara lo menos posible la economía y el empleo. El mínimo entonces fue de 8.50 euros la hora. El indicador ha subido, pero se mantiene a niveles relativamente bajos. En 2025 es de 12.82 euros por hora, antes de impuestos, mientras que el salario promedio es de 24.59 euros por hora. Aun así, el crecimiento económico ha sido inferior en estos últimos años.
Un salario mínimo demasiado alto socava la competitividad y aumenta el desempleo. España, por ejemplo, tiene un mínimo de 9.26 euros la hora ante un salario promedio de entre 13 y 15 euros. El resultado es una tasa de desempleo de 10.45% de la fuerza laboral contra 6.3% de Alemania.
Informalidad
Una de las razones de la baja tasa de desempleo en México, de 2.6%, ha sido el reducido nivel del sueldo mínimo. Los aumentos decretados por los gobiernos, desde el de Enrique Peña Nieto hasta el actual, no han tenido todavía un impacto en el desempleo porque el nivel inicial del mínimo era muy bajo, pero poco a poco estamos empezando a ver consecuencias en el mercado laboral.
Para empezar, el crecimiento del empleo formal se ha detenido. En los doce meses terminados en octubre de este 2025 el número de empleos con registro en el IMSS subió solo 0.8%. No alcanza para cubrir a los jóvenes que ingresan a trabajar.
Los aumentos del mínimo no afectan a las grandes empresas, que no tienen virtualmente empleados con este ingreso, pero sí a las pequeñas. En los doce meses terminados el pasado mes de octubre se registró una caída de 2.3% en los patrones registrados en el Seguro Social. Al mismo tiempo, está subiendo el número de mexicanos que trabajan en la economía informal: entre octubre de 2024 y el mismo mes de 2025 la tasa de informalidad subió de 54.1 a 55.7%. Son ya 33.9 millones de mexicanos los que trabajan en la informalidad.
El sueldo mínimo no es una varita mágica que permita incrementar la prosperidad. Al contrario, puede convertirse en un obstáculo para el crecimiento económico. Desde el sexenio de Peña Nieto hemos visto incrementos del mínimo por arriba de la inflación, pero a partir del gobierno de López Obrador el crecimiento económico ha bajado y ha sido inferior a 1% al año. Medidas adicionales, como el aumento del número de días de vacaciones y ahora la reducción de la jornada laboral, afectan también a la productividad.
El problema es que sin un incremento en la productividad cualquier avance que se logre en materia de salarios no será sostenible. Ya lo vimos en los sexenios de Echeverría y López Portillo. Esperemos que no se repita la historia.

