SE CALIENTA EL 24

“Las ausencias en la convocatoria a los presidenciables fueron significativas”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Podríamos decir que la carrera por la sucesión empezó desde el momento mismo en que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder, pero hasta hace poco los esfuerzos, y las patadas, eran todos por debajo de la mesa.

A partir de las elecciones de 2021, sin embargo, las distintas corcholatas, para usar el término popularizado por el propio mandatario, se han lanzado a campañas abiertas de autopromoción con el fin de asegurar una mejor posición en las encuestas que presumiblemente definirán la selección del candidato de Morena.

No hay fin de semana en que los aspirantes no hagan presentaciones de campaña, a pesar de que las campañas no pueden legalmente empezar todavía.

El viernes 28 de abril, cuando se acercaba el fin del periodo ordinario de sesiones del Congreso, el presidente citó a los senadores de la mayoría gubernamental. Les dio instrucciones para no echarse atrás, aprobar todas las iniciativas presidenciales pendientes sin dialogar con la oposición y no nombrar a un nuevo comisionado del INAI, con el fin de mantener inoperante a la institución. También convocó a los aspirantes a la candidatura presidencial y les pidió unidad.

Los aspirantes convocados fueron cuatro: la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum; el canciller Marcelo Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández; y el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal.

El senador Monreal se mostró feliz porque el presidente le dio el mismo nivel que a los otros tres. Depuso en consecuencia su posición de defender el Estado de Derecho en el Senado ante las iniciativas del presidente y abandonó su acuerdo con los senadores de oposición, que incluía la designación de cuando menos un nuevo comisionado del INAI.

Ventaja

Las ausencias en la convocatoria a los presidenciables fueron significativas. No fue requerido Gerardo Fernández Noroña, el diputado por el Partido del Trabajo, quien también busca ser candidato presidencial de la Cuarta Transformación; ni el presidente de Morena, Mario Delgado, quien debería ser el encargado de llevar a buen puerto el proceso de selección del candidato presidencial de Morena.

De hecho, Delgado ha pedido a los aspirantes a la candidatura presidencial que tengan calma: “El llamado es a que no se calienten con el 24. Para llegar al 24 hay que pasar por el 23. Que nos ayuden como militantes de pie a triunfar en Coahuila. Ahí los espero, quedan cuatro fines de semana, me voy a poner de acuerdo con ellos para que acompañen a Guadiana. Y de paso voy a extender la invitación a los gobernadores”.

Según el presidente de Morena “la política es tiempo y el tiempo en estos momentos es el de Coahuila y el del Estado de México”. Tiene razón, pero los caballos ya empiezan a desbocarse en el arrancadero presidencial. Ebrard está pidiendo reglas justas, que todos los aspirantes renuncien a sus cargos y que las encuestas con las que se escoja al candidato sean equitativas. Sheinbaum, a quien se ve como la “favorita” tanto por su cercanía con el presidente como porque encabeza las encuestas hasta el momento, ha pedido unidad sea cual sea el resultado. Ebrard ha dicho que no dejará Morena, aun si pierde.

Mientras este proceso ha empezado ya en Morena, la oposición sigue sin saber siquiera cuáles serán las reglas para escoger a su candidato. Esto le da una ventaja de inicio al partido de gobierno, que se multiplica por la enorme influencia de las mañaneras del presidente López Obrador.