Sé libre. Eres más que la pareja de alguien. Eres más que esa agresión que sufriste. Eres mucho más que las múltiples percepciones ajenas sobre tus decisiones, circunstancias, aciertos y errores. Sé libre.
Eres más que tus equivocaciones. Eres más que tus defectos. Eres más que la infidelidad de tu pareja. Eres más que la obsesión por aquel exnovio. Eres más que tu estatura. Eres más que tu color de piel o de pelo o de ojos. Eres más que tu peinado. Eres más que la etiqueta de tu perfume. Sé libre.
Eres más que la escuela donde estudias o donde estudiaste. Eres más que tus calificaciones. Eres más que tu título. Eres más que tus premios o diplomas. Eres más que tu situación familiar, profesional o financiera. Eres más que tu empleo. Sé libre.
Eres más que esta ansiedad que sientes. Eres más que tus arrepentimientos. Eres más que las amistades que se fueron. Eres más que las veces que la traición tocó a tu puerta. Eres más que las predicciones de tu destino. Sé libre.
Eres más que la colonia donde vives. Eres más que el estado de orden y limpieza de tu casa. Eres más que tu cama tendida o destendida. Eres más que la cantidad de platos en el fregadero. Eres más que el material de tus muebles. Sé libre.
Eres más que tus habilidades. Eres más que las oportunidades. Eres más que los libros que has leído. Eres más que los libros que no has leído. Eres más que tus talentos. Eres más que la belleza de tu letra. Eres más que tu comprensión de los asuntos difíciles. Sé libre.
Eres más que ese hombre que ya no te quiere, más que esa mujer que te desprecia. Eres más que aquella relación fallida. Eres más que los regalos que no recibiste. Eres más que los regalos que sí recibiste. Eres más que esa fiesta a la que no te invitaron. Eres más que la enorme cantidad de reuniones a las que has acudido. Sé libre.
Eres más que el volumen de tu cuerpo. Eres más que la consistencia de tus piernas y otras extremidades. Eres más que el tamaño de tu nariz, que el tamaño de tus ojos, que el tamaño de tus pies, que el tamaño de tus pestañas, que el tamaño de los juicios que recibes. Sé libre.
Esencia
Así como dice Tyler Durden en El club de la pelea: “Tú no eres tu trabajo. Tú no eres cuánto dinero tienes en el banco. Tú no eres el automóvil que conduces. Tú no eres el contenido de tu billetera. Tú no eres tus malditos caquis”.
Pasamos tanto tiempo pensando en lo que queremos ser y no somos, tanto tiempo mirando hacia afuera y tan poco hacia adentro, que a veces nos cuesta trabajo sabernos, reconocer qué tanto somos lo que parecemos ni si eso que parecemos es en realidad la esencia que palpita en la motivación para levantarnos y enfrentar los días con la valentía, la determinación y la alegría que amerita estar aquí un día más de los 29 mil 200 que viviremos, en promedio. Sé libre.
Cuando me enteré de que ya llevo como 16 mil 700 de esos 29 mil, lo que quiere decir que ya viví más de lo que me falta, me pregunté: ¿cómo voy a desperdiciarlos en sufrimientos estériles, en expectativas absurdas, cuando hay tanto por crear e inventar?
Esto es lo que me digo cada vez que mis dudas, mi cerebro o mi ciclo hormonal amenazan con hacerme dudar de que esta vida me pertenece a mí y los demás solo son compañeros de andanzas, aventuras y desventuras, pero no jueces, ni patriarcas, ni patrones, ni dirigentes, ni líderes de las conexiones neuronales ocurridas en mi masa encefálica.
Y, entonces, tomo lo que me sirve, desecho lo que no, agradezco hasta los a veces no bien recibidos comentarios y sigo adelante. Porque soy más que la idea acerca de mí. Y tú eres más que la idea acerca de ti.
Así que ya sabes. Sé libre.

