SIR GEORG SOLTI

SIR GEORG SOLTI
Columnas
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Hoy les quiero hablar de un enorme director de orquesta húngaro de la segunda mitad del siglo pasado: sir Georg Solti. Fue un músico magistral, talentosísimo, elegante, versátil, que también fue pianista y se nacionalizó como británico. Su fuerte eran las obras sinfónicas y, destacadamente, su dirección operística.

Nacido en Budapest el 21 de octubre de 1912, comenzó sus estudios en la Academia de Música Liszt de dicha ciudad con dos grandes compositores de ese país: Béla Bartók y Zoltán Kodály (recomiendo el Allegro Bárbaro y la suite Háry János, respectivamente). Lo bonito de esta música es que mezcla folclore, nacionalismo y rigor artístico propio de cada etapa de la historia de la música.

Debutó como director de la Ópera de Budapest en 1938, pero antes formó parte del cuerpo técnico de esa misma casa.

Al comenzar la Segunda Guerra Mundial se trasladó a Zúrich, pues era judío y temía, naturalmente, por lo que pudiera venir para él. En 1942 ganó el Concurso Internacional de Piano de Ginebra, pero tuvo problemas para dirigir formalmente orquestas en ese país, dada su condición de extranjero. Su carrera siguió de manera vertiginosa: de 1946 a 1952 fue director musical de la Ópera Estatal de Baviera en Múnich.

En 1951 Solti dirigió por vez primera en el Festival de Salzburgo gracias a Wilhelm Furtwängler, quien fue un imponente y controversial director de la Filarmónica de Berlín en tiempos del nazismo. Hay una película que les recomiendo de ese tiempo: Taking sides (en español, “Réquiem por un imperio”). No se la pueden perder.

De ahí pasó a la Ópera de Frankfurt (1952-1960) y a la Ópera Real del Covent Garden (1961-1971). Un año después adquirió la ciudadanía británica y fue nombrado caballero (por eso es que estamos frente a sir Georg Solti).

Memorables grabaciones

Al igual que les comenté en estas mismas páginas sobre el director de la Orquesta Sinfónica de Chicago, el gran Riccardo Muti, Solti fue su titular de 1969 a 1991, lo que vino a darle un impulso bárbaro a la misma, no obstante que ya había pasado por ese podio Rafael Kubelik (1950 y 1953).

Luego, sir Georg Solti se fue a dirigir la Orquesta de París (1971-1973), para más adelante dirigir la Orquesta Filarmónica de Londres (entre 1979 y 1983).

Difícilmente encontramos otro director con esta reputación, éxito internacional y que haya transitado por tantas orquestas en el planeta. Su fama siempre fue in crescendo. Su versatilidad lo llevó a dirigir sinfonías y óperas de Mozart, Beethoven, Schubert, Wagner, Richard Strauss y Mahler, Verdi, Schoenberg y el ya aludido Béla Bartók.

Son memorables sus grabaciones de Salomé y Elektra, de Richard Strauss, con la soprano sueca Brigitte Nilsson, así como El caballero de la rosa (del mismo autor); y no se diga el famosísimo Otello, de Giuseppe Verdi, con Plácido Domingo y Kiri Te Kanawa.

Fue el primero en grabar el ciclo completo de El Anillo del Nibelungo de Richard Wagner, entre 1958 y 1965, mismo que se estrenó un año después. Y para las sinfonías completas de Mahler podemos hablar de dos etapas: una que inicia en los sesenta, con distintas orquestas; y otra que realiza con la Sinfónica de Chicago en los ochenta. Todo un portento de capacidad, disciplina, talento y sensibilidad. Estas últimas son referente obligado para cualquier melómano.

Sir Georg Solti fue galardonado con 38 premios Grammy (solo superado por Beyoncé en 2023), y su vida puede ser deliciosamente recorrida en sus memorias, Solti on Solti, escritas con el apoyo de Harvey Sachs. Estas fueron publicadas un año después de morir, lo cual ocurrió el 5 de septiembre de 1997 en Antibes, Francia.

¡Viva la música!

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