TREINTA AÑOS DE AZTECA

“Un crecimiento constante”.

Sergio Sarmiento
Columnas
TV AZTECA

Hace 30 años nació TV Azteca. Con el nombre de Imevisión, había sido una empresa gubernamental durante dos décadas, pero la compra por parte de Ricardo Salinas Pliego y un grupo de socios cambió no solo a la televisora sino el rumbo de la televisión mexicana.

Yo colaboraba ya en el Canal 13, en un noticiario matutino, como comentarista económico. La privatización representó una enorme y positiva transformación.

Las empresas gubernamentales son muy distintas a las privadas. En las primeras es más importante mantener las cadenas burocráticas que mejorar la productividad. En una compañía privada los problemas o las pérdidas se enfrentan con recortes y medidas de eficiencia; las que no lo hacen bien, quiebran. En las gubernamentales se acumulan las pérdidas y se endosan al contribuyente. Lo vemos ahora en Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, que en lugar de mejorar su productividad será rescatada financieramente por el gobierno.

Antes de la privatización Imevisión tenía una participación de menos de 5% de la audiencia, a pesar de tener dos cadenas nacionales. Parte del problema era la falta de una visión clara. La empresa tuvo decenas de directores generales, incluso varios por año, la mayoría nombrados por el gobierno, sin tener ninguna experiencia en la industria de la televisión. Alguno duró solo unas cuantas horas en el cargo. A partir de la privatización se logró una estabilidad de mando y de visión que hizo que la participación de audiencia se incrementara fuertemente.

En materia informativa TV Azteca abrió las puertas a una hasta entonces inusitada cobertura equilibrada de la política, la cual se manifestó con claridad en las campañas electorales de 1994. Con Hechos ofreció un noticiario que rompió precedentes al incluir historias de personas reales y un tratamiento equitativo a las acciones y posiciones del gobierno y las críticas de la oposición; la personalidad de Javier Alatorre rompió esquemas y generó un contacto estrecho con el público. Paty Chapoy en Ventaneando dio un giro radical a la información del espectáculo y dejó una huella indeleble. La Entrevista con Sarmiento abrió las puertas a políticos y pensadores de todas las tendencias; cuando Andrés Manuel López Obrador estaba en la oposición y se quejaba de un cerco informativo fue entrevistado doce veces en este espacio. La Academia abrió oportunidades a nuevas generaciones de artistas.

Nuevos retos

Lo más importante de TV Azteca, sin embargo, fue la introducción de competencia en un mercado que por demasiado tiempo había sido un virtual monopolio. Tanto las compañías como los televidentes nos beneficiamos. Televisa es hoy, por ejemplo, una mejor empresa que antes de 1993. El acicate de la competencia ha sido positivo.

Quienes trabajamos en TV Azteca hemos sido testigos y protagonistas de esta transformación. Vimos cómo los equipos obsoletos fueron reemplazados por dispositivos de alta tecnología. Hubo primero fuertes recortes de personal, pero después se generó un crecimiento constante.

Ahora bien, ni el mercado ni la tecnología se detienen. El internet y las redes sociales no han hecho que desaparezca la televisión abierta, como algunos previeron, pero sí generan una mayor diversificación en la manera en que los contenidos se producen y se distribuyen. Esto conlleva nuevos retos para todos. Una empresa burocrática no habría podido enfrentarlos. TV Azteca lo está haciendo.