INVENTO MEXICANO: WARP DRIVE PARA VIAJAR A LA VELOCIDAD DE LA LUZ

J. Alberto Castro
Columnas
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El afamado escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke cortésmente escribió un texto celebratorio para un disco de Mike Oldfield, ya que sus composiciones habían surgido de una de las novelas del autor estadunidense llamada The Songs Distant Earth.

Luego de hablar de las canciones, el coguionista de 2001: Odisea del espacio explica que en su libro él supuso que era imposible viajar más rápido que la luz y “me imaginé cómo sería un viaje que tomaría décadas y demás, pero recientemente salió un artículo de un mexicano llamado Miguel Alcubierre que dice que a lo mejor siempre sí se puede viajar más rápido que la luz”.

Lo dicho por Clarke sacó de la oscuridad al físico Alcubierre Moya y a su innovadora teoría sobre viajar al espacio fraguada en unos días en la época de sus estudios de doctorado en la Universidad de Gales en Cardiff, Reino Unido: de la noche a la mañana el joven científico fue buscado por la BBC, Discovery Channel y otras televisoras para que explicara en qué consistía la asombrosa teoría del motor Warp que prometía resolver uno de los mayores problemas que existirían al viajar por el espacio exterior.

De acuerdo con el libro Surfear el espacio-tiempo (Miguel Alcubierre y Sergio de Régules), el doctor en Relatividad Numérica, viendo un capítulo de Viaje a las estrellas tuvo una inspiración que después elaboró con mucho cuidado: encontró una manera en que, sin violar la teoría de la relatividad, se podía viajar más rápido que la luz.

En realidad, el teórico dice que la idea le debe haber tomado 15 minutos, pero había que hacer las matemáticas, un trabajo que le tomó más tiempo. Esto no quería decir que se propusiera crear un prototipo o nave para efectuar un viaje interestelar; posiblemente esto ni siquiera fuera posible… pero en teoría era posible y eso lo hacía muy innovador.

De modo aleatorio los fanáticos de Viaje a las estrellas empezaron a aclamar a Alcubierre como el gran descubridor del motor de la nave Enterprise, que en la serie se llama el “Motor de Propulsión a Distorsión Espaciotemporal”, en inglés es el Warp Drive.

Gracias a los empeños del físico el Warp Drive dejó de ser un concepto imaginado por la ciencia ficción y pasó a constituirse en una seria teoría científica que planteaba que el viaje hiperlumínico podría conseguirse creando una burbuja de deformación del espacio-tiempo dentro de la cual debía situarse la nave espacial.

Esta propuesta fue publicada por el científico en 1994 dentro de un artículo de la revista Classical and Quantum Gravity bajo el título de The Warp Drive (Motor Warp) sugerido por su asesor, el doctor Bernard Schutz.

Dicho modelo matemático (conocido como Métrica de Alcubierre) sería la solución para poder viajar por el espacio en algún futuro, ya que ayudaría a contrarrestar los efectos causados por la relatividad universal. En su especulación matemática planteó que el espacio tiempo podría conservarse en el interior de esa hipotética burbuja, pero que en el exterior su dilatación alejaría por un lado el punto de partida, mientras que por el otro acercaría el punto de destino.

Prototipo

Esa métrica no violaría ninguna ley física, ya que en el interior de la burbuja no se superaría la velocidad de la luz y los supuestos tripulantes no se verían afectados por las variaciones o presiones del entorno de la burbuja. El sistema ideado por Alcubierre de alguna manera le daba la vuelta a Albert Einstein, quien en 1915, con su teoría universal de la relatividad, puso un gran reparo en el tema de los viajes espaciales; entre estas problemáticas se encontrarían un aumento y deformación de la masa y sobre todo la conclusión de que no se puede viajar más rápido que la luz.

Con su teoría del motor de curvatura Alcubierre introduce otra modalidad cuando apunta al final de su primer artículo científico: “Esto muestra que cuando uno dice que no se puede viajar más rápido que la luz, hay que matizarlo: hay que decir que no se puede en un espacio plano, pero si uno curva el espacio sí se puede”.

En infinidad de entrevistas y conferencias, dice de su teoría que “no se trata de viajar en el espacio: la idea es viajar con el espacio, porque se expande; las galaxias no se mueven, el espacio es el que se estira. Entonces lo que se me ocurrió es que si el espacio se puede estirar a gran escala podría postular una expansión muy violenta en una región muy pequeña, pero detrás de mí. Eso me alejará de cualquier cosa que quede atrás. Si de repente expando el espacio muy violentamente entre mi espalda y la pared, al rato la pared estará a años luz de distancia de mi espalda. Y a lo mejor se puede hacer en fracciones de segundo. Según la teoría de la inflación, debería ser posible”.

Añade que “esto no me sirve para acercarme a la pared de enfrente; nada más me aleja mucho de la pared de atrás, pero yo sigo igual de lejos de la pared de enfrente. ¿Qué hago? Ah, pues ya está: ¿qué tal si enfrente hago lo opuesto? ¿qué tal si, al mismo tiempo que tengo una expansión muy violenta del espacio que hay detrás de mí, enfrente de mí tengo una contracción del espacio totalmente simétrica, opuesta a la expansión? Así me alejo de la pared de atrás al mismo tiempo que me acerco a la de enfrente, ¡y yo ni siquiera me moví! Fue el espacio el que lo hizo. Aquí no hay ningún límite. Este mecanismo me puede llevar de un lado a otro a cualquier velocidad”, completa el catedrático.

Por algún tiempo se mantuvo la posibilidad de encontrar la energía negativa en el Universo, la cual sería una suerte de combustible para hacer viable el Warp Drive, pero luego de tres décadas de la invención de este modelo matemático su autor ya lo ha dejado para otro momento. “Nunca seguí, porque sentí que ya no había para dónde ir. Si no existe la energía negativa, el Warp Drive no se puede poner en práctica, y yo no sé de dónde la voy a sacar, o sea que ahí le paré. Pero otras personas han retomado el tema y han hecho cosas diferentes”, consigna.

Recientemente, la revista European Physical Journal publicó un artículo del ingeniero aeroespacial Harold White, premiado por la NASA en 2006, conocedor de la Métrica de Alcubierre e investigador del misterioso efecto Casimir, una fuerza contenida en el vacío solo medible a nivel experimental. Y tras observar modelos del efecto Casimir este impulsor de proyectos avanzados de propulsión descubrió similitudes con la geometría de la burbuja de Alcubierre y propuso, en el citado artículo, un experimento potencialmente revolucionario que podría crear un prototipo para un motor Warp Drive real.

En concreto propone construir una cavidad de Casimir, similar a la burbuja de Alcubierre, con un diámetro de un micrómetro (milésima parte de un milímetro), para testar de manera experimental la viabilidad a pequeña escala de un Warp Drive en laboratorio.

Firmemente comprometido con la creación de un prototipo de nave hiperlumínico, advierte que eso no significa que estemos cerca de construir una unidad Warp en pleno funcionamiento, ya que se necesita hacer mucha más ciencia para conseguirlo, sino que su propuesta representa un primer paso hacia la primera implantación de la burbuja de Alcubierre a tres décadas de su primera formulación.

Entre tanto, este notorio astrofísico mexicano ha publicado más de 50 artículos científicos en revistas internacionales sobre agujeros negros, métodos numéricos y ondas gravitacionales. Y también ha confiado a los jóvenes estudiantes de ciencias que su pasión por viajar a las estrellas, ya sea más rápido o lento que la velocidad de la luz, no es otra que la de buscar vida en otros planetas y galaxias. “Queremos saber si hay vida; y si hay vida queremos estudiarla y entenderla. Si no la hay, vamos a sembrarla, porque es una responsabilidad de nuestra especie asegurarnos de que la vida que evolucionó en la Tierra continúe en el Universo. Nuestro planeta es frágil: un día dejará de existir. Yo me imagino que en un futuro lejanísimo —a millones de años— tendremos una galaxia verde, llena de vida, que llevaremos hasta allá”.

Agujeros de gusano

Una idea muy especulativa de la astrofísica moderna son los agujeros de gusano y sus posibilidades teóricas. Según las teorías matemáticas de Einstein, los agujeros de gusano pueden existir en nuestro Universo. También llamados túneles de Einstein-Rosen, son una suerte de portal que dura solo un breve momento y que une dos agujeros negros en diferentes lugares o puntos del Universo actual. Hipotéticamente podrían servir para recorrer en un instante los 30 mil años luz que nos separan del centro de la galaxia y también se podrían usar como máquinas para retroceder en el tiempo. Sin embargo, no existen pruebas que demuestren que los agujeros de gusano existen. Cabe aclarar que eso no cancela la posibilidad de concretar este intrigante concepto más adelante.