Fuera de esta galaxia

Sin duda figura crucial en el ámbito de la música, Bowie disolvió tabúes sexuales, invitó al hedonismo salvaje y electrificó a toda una generación.

Pablo Reyes
Columnas
David Bowie
Foto: Internet

Siempre vanguardista, el creador de Ziggy stardust regresa con un nuevo disco, Blackstar, marcado por el jazz y la sofisticación de sintetizadores: David Bowie dio un adelanto de Lazarus, su nuevo sencillo, en estreno mundial durante el programa de Steve Lamacq para el canal BBC Radio 6 Music el pasado jueves 17 de este agonizante 2015.

Luego del aclamado The next day, editado en 2013 y que hizo babear a la crítica, el cantante vuelve con un trabajo discográfico de tintes melodramáticos y experimentales.


Sin duda figura crucial en el ámbito de la música, Bowie disolvió tabúes sexuales, invitó al hedonismo salvaje y electrificó a toda una generación. En plena víspera de 2016, el Bowie crepuscular es un señor de casi 70 años que además de abrir nuevos caminos es capaz de explicar con su arte lo mucho que ha influido a varios de los artistas de rock que nos parecen innovadores en la actualidad.

Lazarus también figura en el nuevo musical que Bowie presenta en Broadway en estos días y hasta el próximo 20 de enero: una continuación de la película The man who fell to Earth.

El productor Tony Visconti, colaborador habitual del enigmático músico británico, explicó a los medios en el Reino Unido que el cantante quiso dar un giro al álbum Blackstar, título que saldrá al mercado el próximo 8 de enero, día en el que Bowie cumple 69 años.

Al colaborar con artistas de jazz el autor de Heroes buscó evitar caer en viejos clichés del rock, procurando una nueva dirección con este disco, que se grabó en la ciudad de Nueva York entre enero y mayo de este año. El grupo de artistas que ha contribuido a dar aire fresco al vigésimo quinto álbum de estudio del genio londinense incluye al saxofonista Donny McCaslin, al guitarrista Ben Monder y al baterista Mark Guiliana, además de Jason Linder en los teclados y Tim Lefebrve al bajo eléctrico; todos ellos músicos reconocidos en la escena de la gran manzana.

Creatividad

La valentía de Bowie es doblemente admirable porque, a los todavía 68 años y tras 24 discos en los que reinventó varias veces la historia de la música popular, aún tiene el deseo de investigar y trascender.

En este caso la proeza consiste, por un lado, en incorporar un cuarteto de jazz para hacer rock y no sonar demasiado exquisito. Y, por el otro, su regreso solamente en forma de disco porque “no parece que vuelva subir a un escenario” (en palabras de Visconti), marca la pauta para un final de carrera impecable, puesto que bien podría hacer giras con pantallas gigantes, músicos de estudio y bailarines, tocando sus éxitos hasta morir en el escenario.

Pero pareciera mejor idea que Bowie se quede en su casa grabando discos rarísimos tan creativos como Blackstar: ahora puede hacer todas las marcianadas que quiera y no tiene que grabar otro súper éxito comercial.

Blackstar contiene apenas siete cortes. Únicamente 43 minutos de música. Solo un intento de evitar por todos los medios el rock & roll. En el umbral de los 70 años, David Bowie sigue dándole al mundo una lección de coherencia artística desde fuera de esta galaxia.