BEST SELLERS

No existe un parámetro para llamar a una publicación como best seller.

Sergio Pérezgrovas
Columnas
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Los libros son puertas a otros universos: solo hay que abrirlos para conocerlos.

Elmero

El libro comenzó a tomar importancia cuando su contenido se masificó. En 1895 se acuñó el término best seller (el más vendido) gracias al periódico The New York Times, el cual en 1931 publicó un ranking de los libros de ficción y no ficción más vendidos.

Para 1941 el mismo periódico creó un suplemento semanal al que llamó The New York Times Best Seller list, el cual consistía en una lista de publicaciones con amplio consumo en el público. Desde entonces el término se popularizó dentro de los medios masivos de comunicación.

No existe un parámetro para llamar a una publicación como best seller. Las casas editoras usan diferentes criterios para denominar así a un libro. Hay discrepancias entre ellas, pero pueden ser entre diez y 20 millones de copias vendidas (no importa la calidad de los contenidos). Los libros religiosos y clásicos no entran en esta categoría.

Johannes Gutenberg imprimió a gran escala la Biblia (Biblia de 42 líneas o Biblia de Mazarino) a modo de ensayo en 1449 y así comenzó lo que se denomina la “Edad de la Imprenta”. Se calcula que se han impreso, desde entonces hasta la fecha, entre dos mil 500 y seis mil millones de copias aproximadamente. No es el más vendido.

Ahora bien, el libro más vendido a escala mundial de ficción lo ocupa El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, escrito entre 1605 y 1615 y con un registro que va desde 400 hasta 500 millones de copias vendidas. Ninguno de los dos es considerado best seller. La ironía de la vida.

El Quijote

Llamaron a la sala de interrogación a Tris. Ahí se encontraba un asesino confeso de su propia madre, a quien dejó con la cara desfigurada por los golpes que le propinó con un libro que no encontraron. El joven vio llegar al policía quien, con la Sección Amarilla en el brazo, le preguntó:

—Sabemos que mataste a tu madre con un libro por la cantidad de páginas rotas y ensangrentadas que encontraron en la escena del crimen. Yo he usado ese método para sacar confesiones varias veces. Así que, dime, ¿con qué libro la mataste?

El Quijote.

—¿Y por qué ese?

—Porque durante años me atormentó para que leyera ese pinche libro. Todas las noches me preguntaba de qué se trataba y, si no sabía la respuesta, me golpeaba en la cara con él.

Tris no necesitó usar la Sección Amarilla y pidió a su amiga la secretaria que le ayudara con el reporte.