HITCHCOCK

“Es el gran maestro para los amantes del cine de suspenso”.

Sergio Pérezgrovas
Columnas
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Hay algo más importante que la lógica: la imaginación.

Alfred Hitchcock

Hablar de Alfred Hitchcock siempre resulta fascinante ya que fue guionista, director, y productor de un sinnúmero de grandes películas. Algunas con muy poco presupuesto y otras muy caras. Habrá que recordar tres icónicas en su carrera —no son las más importantes pero sí muy representativas.

Una es Psicosis, para la cual vendió su casa en Los Ángeles a fin de poder financiarla. En ella mata a la protagonista (Janeth Leigh) a los diez minutos de comenzar la cinta. Le hizo trampa poniéndole agua fría en la bañera a la hora de filmar la escena donde la apuñalan: ¡los gritos de la actriz son reales!
Otra es Los pájaros. Con el uso de la tecnología logró que unos pinches pajaritos y palomas arrancaran espanto en toda la audiencia. Si se ve a la distancia (la peli se hizo en 1963) los efectos especiales de enmascarillar con cristales las tomas y meterlas en una pantalla verde se ven casi como El Chapulín Colorado de 1979. Pero el efecto es tan asombroso, que cuando uno ve el filme, sale a la calle y observa una parvada de pájaros, da medio en el sisi.
Cuentan que cuando estaba rodando la cinta Los 39 escalones en su natal Inglaterra esposó a los dos protagonistas por la mañana de un viernes y se fue con la llave a su casa sin filmar un solo pie de película. Los actores Robert Donat y Madeleine Carrol tuvieron que convivir muchas horas con el grillete puesto. Cuando un asistente le preguntó al director por qué había hecho eso contestó muy ufano que quería que en la escena sintieran la angustia de estar unidos. Cuando uno ve las caras de los histriones en la pantalla entiende la gandallada, pero a la vez genialidad del creador.

El famoso logo de ocho semicírculos lo inventó él con base en el perfil de una fotografía que le tomaron para su serie de televisión.

Yo ya había mencionado a este fantástico director en otra entrega, cuando hablé de la actuación de Anthony Hopkins como Hitchcock. Es el gran maestro para los amantes del cine de suspenso y es digno de estudio en todas las universidades, no solo de cine.

Al verlo en cualquiera de sus 53 largometrajes o en su serie de televisión prevalecen dos constantes: el humor y la imaginación.
El director
Tris encontró en la oficina del recién asesinado Gog un texto que ponía como lazo de cochino a un seudodirector de cine de películas mexicanas baratas. El artículo decía que este director era tan malo, que mejor se debería dedicar a hacer garnachas y venderlas en las esquina de los Estudios Churubusco para ver si por ósmosis se le pegaba algo. Y eso era lo menos ofensivo.

De inmediato Tris supo quién fue el asesino. Consiguió la dirección del supuesto director y al llegar a su domicilio el incauto personaje no tenía idea de quién era Tris. Ya sabemos cómo acabó el asunto.
Por cierto, Tris encontró una de las películas que hizo el director. Gog se quedó corto: realmente sus cintas eran malísimas.