“Más vale ser mal recuerdo que pasar al olvido”: Emiliano Carpintero.
Jorge Ibargüengoitia
El 22 de enero habría cumplido 94 años el escritor mexicano Jorge Ibargüengotia Antillón. Nació en Guanajuato, Guanajuato. Su madre enviudó poco después de haberse casado, así que el pequeño Jorge vivió entre mujeres.
Su mamá quería que fuera ingeniero, así que se fue a estudiar a la Facultad de Ingeniería de la UNAM. A los dos años de terminarla desistió para ponerse a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras, puesto que él quería ser dramaturgo.
Uno de sus maestros fue Rodolfo Usigli. Al acabar la carrera se hizo docente y ocupó el cargo de Usigli, quien se fue de embajador.
El atentado la escribió en 1962 y con ella ganó el Premio Casa de las Américas. A partir de ahí se dedicó a escribir novelas.
Los relámpagos de agosto, de 1964, fue la primera novela donde el humor y la sátira no se hacen esperar. Una crítica mordaz y feroz acerca de la última fase de la revolución mexicana.
Maten al león, de 1969, fue su siguiente novela. Dicen las malas lenguas que hizo una apuesta con Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier para crear una novela que hablara sobre los dictadores. Carpentier publicó en 1974 El recurso del método, que habla de un tirano latinoamericano. Por su lado, Asturias había escrito El señor presidente en 1946. Así nace su novela de Maten al león. Asturias había hecho trampa.
Después llegaron Las muertas, Dos crímenes y Los pasos de López.
A Jorge no le gustaba que lo vieran como un simple cómico. Por eso en su vida era bastante serio, ordenado y meticuloso.
Uno de sus mejores amigos de la infancia fue Manuel Felguérez. Arturo Reyes Fragoso acaba de presentar su libro Dos artistas en pantalón corto, donde afirma que se hicieron amigos en los boys scouts.
Se casó con Joy Laville, quien era una pintora y escultora inglesa que le ilustró todas las portadas de los libros que publicó con la casa editorial Joaquín Mortiz. Tuvieron un hijo.
Murió en un fatídico accidente aéreo cerca de Madrid el 27 de noviembre de 1983. Sus restos están enterrados en el parque de Antillón en Guanajuato, bajo una placa de Talavera que reza: “Aquí descansa Jorge Ibargüengoitia”.
Este año estaría cumpliendo 94 uno de los escritores mexicanos que más disfruté en la adolescencia. Descanse en paz.
Las muertas
Encontraron a dos mujeres muertas por un solo balazo en la sien. Inmediatamente llamaron a Tris, quien dicho sea de paso era el único en la corporación que podría esclarecer la escena del crimen.
Cuando llegó notó que los dos cuerpos estaban muy cerca, en el piso. Una de las mujeres tenía el orificio de una Magnum .44 del lado derecho y la salida del proyectil por la oreja izquierda. La otra muerta lo tenía en el ojo derecho y la salida por el cráneo. Al parecer se juntaron para no gastar balas. El proyectil fue a incrustarse en una de las paredes junto a un poste de la película Dos crímenes. Curiosas coincidencias.
La primera tenía en la mano el arma. Todavía se olía en el ambiente el olor a pólvora y la mano de ella contenía pólvora quemada. Tris dedujo que eran lesbianas, que alguien las cachó y decidieron quitarse la vida.
En la computadora de una de ellas había fotografías comprometedoras y una pequeña nota que decía: “Somos las únicas responsables de nuestro amor, nadie nos lo podrá arrebatar”. Firmaban Juana y Carmina. El forense dictaminó que, efectivamente, era un doble suicidio. Con el tiempo Tris descubrió que la madre de Juana no entendía el amor como su hija.