PRAGA

Hoy les hablaré de algunas influencias de esta ciudad en la literatura.

Sergio Pérezgrovas
Columnas
Perezg-80033733_l--Lukas-Gojda-.jpg

Ay, Praga, Praga, Praga, donde el amor naufraga en un acordeón.

Joaquín Sabina

Praga es la capital de la República Checa y la divide el río Moldava. Tiene por sobrenombre La ciudad de las 100 torres, donde destaca el reloj astronómico medieval que ofrece un espectáculo animado cada hora. Hoy les hablaré de algunas influencias de esta ciudad en la literatura.

Tiene grandes exponentes: Milan Kundera (La insoportable levedad del ser) y Franz Kafka (Metamorfosis) nacieron en esta urbe.

A Franz lo reconocieron casi 80 años después de su muerte, debido a que el famoso autor de Gregorio Samsa escribió su novela en alemán porque era su lengua materna, aunque hablaba perfectamente el checo. Como consecuencia sus contemporáneos nunca lo consideraron como ciudadano praguense. La obra versa sobre un joven que se convierte en insecto y habla del abandono, el existencialismo y otros males, producto de la segunda etapa de la Revolución Industrial.

Kafka murió un poco como su personaje: de tuberculosis y solo. Otras de sus obras son El Castillo y El proceso (que Orson Wells llevó a la pantalla).

Otro escritor que se ha referido a la ciudad es Umberto Eco, en una obra oscura que lleva por título El cementerio de Praga. No fue muy bien recibida por la crítica; primero, porque fue escrita en italiano; y segundo, porque complica al personaje con información de recetas antiguas. Simonini es falsificador, terrorista y exalumno de los jesuitas. A la gente no le gustó.

Por último está Milan Kundera con su levedad del ser, una novela corta ambientada en Praga durante 1968 donde el existencialismo surge una vez más.

Algo debe tener la ciudad que inspira preguntas filosóficas. Hay que conocerla.

La ortografía

Tristán tenía un problema gravísimo con la ortografía: nunca aprendió y sobre todo no le interesó. Cuando joven supo por su papá que Gabriel Garcia Márquez, el famoso escritor del realismo mágico, padecía del mismo mal. También Tris comprobó que el mismísimo presidente Porfirio Díaz tampoco tenía buena ortografía, por unas copias fotostáticas de las cartas que el mandatario le escribió a su segunda esposa, Carmen Romero Rubio.

Así que toda su vida le valió madre. Sabía que si necesitaba escribir algo su amiga Claudia (la fuera de borda) le ayudaría. Pero ahora que cuidaba a su sobrina Lorenza comenzó a comprar todos los libros sobre el tema: llegó a tener alrededor de 100 diferentes títulos.

Por su lado Lorenza comenzó a estudiarlos. Con el tiempo ella le ayudaría con el tema. A él le siguió valiendo madre.