El poder de las armas

Maduro advierte que nadie se llame a engaño en su intención de usar las armas para defender su régimen

Sergio Sarmiento
Columnas
Nicolás Maduro
Foto: AP

Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, declaró a fines de junio: “Lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las arma”. No había forma de esconderse de la advertencia, ya que Maduro utilizó una de esas cadenas nacionales que obligan a todas las emisoras de radio y televisión del país a enlazarse. “Si Venezuela fuera sumida en el caos y la violencia, y fuera destruida la revolución bolivariana, nosotros iríamos al combate —dijo—. Nosotros jamás nos rendiríamos y lo que no se pudo con los votos lo haríamos con las armas, liberaríamos nuestra patria con las armas… Que nadie se llame a engaño. Queremos paz. Somos hombres y mujeres de paz, pero somos guerreros”.

Apenas unos días después, el 5 de julio, un grupo de hombres armados asaltó con violencia la sede de la Asamblea Nacional, el órgano legislativo en el que la oposición tiene mayoría, ya que logró un triunfo contundente en las elecciones de diciembre de 2015. El régimen de Maduro no va a dejar que un detalle sin importancia, como el rechazo de los venezolanos, se convierta en un obstáculo. Si los venezolanos no le dan su voto, usará las armas.

El grupo de radicales chavistas atacó el Palacio Legislativo el día en que se festejaba la independencia nacional. Durante nueve horas agredió a los legisladores de oposición, algunos de los cuales fueron severamente golpeados. Los efectivos de la Guardia Nacional atestiguaron lo que estaba ocurriendo sin intervenir.

Maduro ha respondido a la exigencia popular de un referéndum revocatorio con la convocatoria a crear una nueva Constitución, la cual le permitiría mantenerse en el poder, a pesar de que la actual fue redactada en tiempos de su mentor, Hugo Chávez. Para evitar problemas molestos, como que los ciudadanos voten por la oposición para la Asamblea Constituyente, el gobierno ha decidido que muchos de los constituyentes sean escogidos, no por voto popular sino por grupos corporativistas cercanos al régimen.

Resabios democráticos

No es esta la primera vez que un régimen llega al poder de manera democrática para después negarse a abandonarlo. Lo hicieron Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania. Hugo Chávez, quien ganó una elección presidencial en una Venezuela en crisis en 1999, cambió la Constitución para mantenerse en la Presidencia hasta su muerte. Ahora Maduro busca eliminar los resabios democráticos que quedan en el país.

El régimen venezolano no es solo cuestionado por los demócratas dentro de Venezuela sino por la mayoría de los gobiernos democráticos del mundo. La economía del país se ha desplomado como consecuencia de las malas políticas públicas, pero Maduro tiene entusiastas seguidores en México. El partido Morena de la Ciudad de México emitió un comunicado expresando su apoyo al gobierno de Maduro. Yeidckol Polevnsky, la secretaria general nacional de Morena, ha ofrecido en varias ocasiones su respaldo personal al régimen venezolano. Héctor Díaz-Polanco, presidente de la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, también ha expresado su apoyo a Maduro. Lo mismo ha hecho el Partido del Trabajo.

Así como Maduro advierte que nadie se llame a engaño en su intención de usar las armas para defender su régimen, tampoco los mexicanos nos podemos llamar a engaño ante los chavistas locales. Representan una ideología que puede acceder al poder por las urnas, pero que no está dispuesto a dejarlo una vez que lo tiene.