Marihuana medicinal

La discusión sobre la legalización de la marihuana apenas empieza.

Marihuana
Foto: Manuel/Creative Commons
Sergio Sarmiento
Columnas
Compartir

Parece difícil de creer que se prohíba a los enfermos el acceso a sustancias medicinales. Pero eso es lo que hace la Ley General de Salud en sus artículos 237 y 245 al prohibir el uso de la marihuana para todo propósito, incluso medicinal. Esta prohibición absurda es producto de un rechazo irracional generado por campañas desinformativas de gobierno tras gobierno a lo largo de décadas.

La marihuana, la cannabis, ha tenido usos medicinales reconocidos desde hace milenios. De hecho, cuando el gobierno de Estados Unidos empezó su campaña para prohibirla en la década de 1920 utilizó el término que consideraba “mexicano”, marijuana, para aprovechar el prejuicio que la mayoría de los estadunidenses tenía hacia nuestros compatriotas, ya que el término tradicional, hemp (o cáñamo), se relacionaba de manera general con usos medicinales.

En la campaña de propaganda que realizó en ese entonces, el gobierno de Estados Unidos presentaba a los usuarios de la sustancia como criminales enloquecidos, afirmación que hoy se sabe es falsa ya que, al contrario de esta visión, la marihuana provoca más bien aletargamiento y cansancio.

En la actualidad la marihuana, o algunos de sus extractos, se utilizan en distintos tipos de tratamiento médico. Han resultado útiles, por ejemplo, para controlar las convulsiones generadas por distintos tipos de enfermedades y también para reducir los efectos secundarios de algunas formas de quimioterapia. Hay investigaciones sobre otros posibles usos, pero la misma prohibición que pesa sobre la sustancia ha dificultado los trabajos científicos.

Otras sustancias con restricciones en su uso lúdico tienen también aplicaciones médicas importantes. Un caso notable es el de la morfina, sumamente adictiva, que está prohibida para uso recreativo y que, sin embargo, se emplea de manera constante para aliviar el dolor de pacientes de ciertas enfermedades, particularmente las terminales.

Dogma

La discusión sobre la legalización de la marihuana apenas empieza. La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó este mismo año que el gobierno no tiene derecho a prohibir a un individuo el cultivo de marihuana para uso personal.

El gobierno de la República ha abierto un debate sobre el tema, pero el propio presidente Enrique Peña Nieto ha señalado que él, en lo personal, no está de acuerdo en la liberalización.

El tema no se discute solamente en México. En la Unión Americana una serie de estados han legalizado la marihuana, ya sea para usos medicinales o recreativos. El gobierno federal estadunidense, si bien no ha tratado de derogar la prohibición nacional, tampoco ha hecho ningún intento por continuar aplicando la prohibición en los estados que han legalizado la sustancia.

Hay una tendencia general en el mundo a la liberalización. La prohibición no solo ha sido ineficaz para prevenir el consumo y el comercio sino que ha tenido además consecuencias muy negativas al generar un enorme mercado negro, quizás el mayor de todos, y una fuerte violencia que ha afectado en especial a países como México y Colombia.

La iniciativa de Miguel Ángel Mancera es positiva porque se enfoca a uno de los aspectos más innecesarios de la prohibición. Impedir que un paciente pueda tener acceso a una medicina por simple cerrazón dogmática es inaceptable. Modificar la Ley General de Salud para evitar que se mantenga la prohibición de la marihuana incluso para propósitos curativos es una medida muy positiva.

×