AMLO VISITA A TRUMP

La animadversión a Trump por parte de la izquierda mexicana ha desaparecido.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Es notable cómo han cambiado las cosas. Apenas el 23 de febrero de 2018 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comparó a los inmigrantes con “serpientes traicioneras” que muerden a sus anfitriones en vez de apoyarlos. John Ackerman, el académico izquierdista de origen estadunidense nacionalizado mexicano y hoy uno de los grandes simpatizantes de la Cuarta Transformación, tuiteó indignado: “Trump equipara a inmigrantes con serpientes traicioneras… Y el empleado de la Casa Blanca en México (Luis Videgaray), flojito y cooperando como siempre… Nunca había llegado tan bajo la diplomacia mexicana”.

Este 8 de julio con motivo de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a ese mismo mandatario de EU, Ackerman, esposo de la secretaria de la Función Pública, asumió una posición enteramente distinta: “Fallaron los pronósticos”, tuiteó. “Victoria contundente la visita de AMLO en Washington”.

Quizás estos cambios de actitud son de esperarse en el convulso mundo de la política contemporánea. El acercamiento que Ackerman cuestionaba con Videgaray lo festeja con López Obrador. En los dos casos, sin embargo, el gobierno mexicano ha hecho lo posible por tener una buena relación con el volátil y peligroso inquilino de la Casa Blanca.

Enrique Peña Nieto no tuvo una buena relación con Trump. Este hizo de los ataques a los mexicanos una de las características de su campaña electoral de 2016. Amenazó constantemente a México con que construiría un muro en la frontera y obligaría a los mexicanos a pagar por él. Prometió también eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que desde 1994 ha sido el motor más importante del crecimiento económico de nuestro país.

Peña Nieto invitó a Trump a Los Pinos durante la campaña de 2016, pero esto no lo llevó a tener una buena relación con él. Su primera visita a Washington tras la elección de Trump se canceló ya que el presidente estadunidense insistía en lanzar agresiones verbales contra México. Trump expresó que no le caía bien Peña Nieto, a quien consideraba un “capitalista”. La relación la asumió el canciller Videgaray por medio de Jared Kushner, el yerno del mandatario estadunidense.

Obligación

López Obrador ha tenido, por el contrario, una muy buena relación con Trump, quien en repetidas ocasiones ha señalado que le cae muy bien y que lo considera un hombre ejemplar. Si bien, ante la presión de Trump, López Obrador ha tenido que echarse para atrás en algunas de sus posiciones, como la de abrir las fronteras a los inmigrantes centroamericanos, logró concluir el Tratado México-Estados Unidos-Canadá. Trump, por otra parte, ha dejado de usar a México como el villano favorito en sus discursos políticos y ha dado ese papel a China.

La visita de López Obrador a Washington este 8 de julio ratificó la buena relación. “Fallaron los pronósticos —declaró López Obrador en Washington—. No nos peleamos. Somos amigos y seguiremos siendo amigos”. La animadversión a Trump por parte de la izquierda mexicana, o de personajes como Ackerman, ha desaparecido.

La verdad es que los presidentes mexicanos tienen obligación de mantener una buena relación con quien ocupe la Casa Blanca. Las decisiones en Washington tienen consecuencias enormes en México. Hizo bien Videgaray en tratar de rescatar una relación con Trump que naufragaba; ha hecho mejor López Obrador en su primer viaje internacional al ganarse la amistad de un complicado Trump.