ANTE LA PROHIBICIÓN

No se elimina la prohibición, simplemente se modifica.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Primero la buena noticia. Se está moderando la vieja política represora contra la marihuana. La nueva ley permitirá la posesión de una modesta cantidad de esta sustancia y, previo permiso de la autoridad, el cultivo personal de algunas plantas. Saldrán de la cárcel unas 18 mil personas recluidas solamente por posesión de cannabis. Podrá haber, también, producción industrial. Ahora la mala. No se elimina la prohibición, que tanta violencia genera, a pesar de que fue lo que ordenó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

La nueva legislación aprobada en la Cámara de Diputados, pero que todavía debe regresar al Senado, permitirá el uso recreativo y de investigación del cannabis, así como su comercialización. Se mantendrán, sin embargo, restricciones importantes. No se legalizará, por ejemplo, la posesión sino que se ampliará la tolerancia de cinco a 28 gramos, equivalente a una cajetilla de cigarrillos. Si una persona tuviera entre 28 y 200 gramos cometería una falta administrativa y tendría que pagar una multa; con más de 200 gramos tendría que enfrentar una acusación penal por narcotráfico.

Si bien se permitirá el cultivo para autoconsumo el límite será de seis plantas. Este cultivo, sin embargo, requerirá de una licencia de la autoridad que podrá entrar al hogar para “verificar” que el proceso se lleve a cabo de conformidad con la ley. No creo que mucha gente esté dispuesta a pedir el permiso si esto significa que las autoridades podrán entrar a su casa cuando quieran. Se permitirá la producción industrial, que deberá venderse en empaques resellables y con leyendas contra el consumo, como las que tienen los cigarrillos.

Restricciones

La nueva legislación no cumple con lo dispuesto por la Suprema Corte en sus fallos. La SCJN indicó que el Estado no tenía derecho a restringir las decisiones de las personas cuando estas no dañaban a terceros. Lo señaló en 2015 el ministro Arturo Zaldívar, hoy presidente de la Suprema Corte: “La Constitución (…) permite que cada individuo elija su plan de vida y adopte el modelo de virtud personal que considere válido en tanto no afecte a los demás”. Hoy los legisladores nos dicen que los individuos pueden elegir su plan de vida y adoptar el modelo de virtud personal que consideren válido… pero solo hasta un límite de 28 gramos.

Con sus regulaciones la nueva legislación parece crear un nuevo paraíso burocrático. Los permisos de producción y consumo tendrán validez de solo un año. Los policías que quieran extorsionar a jóvenes consumidores solo tendrán que sembrar cantidades mayores a las de antes. La ley generará, por otra parte, una nueva pesadilla burocrática al encargar a la Secretaría de Agricultura que autorice la producción y a la Comisión Nacional contra las Adicciones, la Conadic, que supervise la venta, el consumo e incluso la producción doméstica. Las restricciones pueden ayudar a que se mantenga el tráfico ilegal. Resulta, por otra parte, incongruente que se permita la producción y al mismo tiempo se considere un delito la posesión de más de 200 gramos.

Mucho se dice que la iniciativa aprobada este 10 de marzo por la Cámara de Diputados coloca a México en tercer lugar, después de Uruguay y Canadá, entre los países que han eliminado la prohibición de la marihuana. La verdad es muy distinta. No se elimina la prohibición, simplemente se modifica. Se elevan las cantidades para una acusación penal y se genera una situación de incertidumbre jurídica que afectará a muchos sin eliminar la violencia del narcotráfico.