BIDEN Y EL IMPUESTO

Elevar los impuestos corporativos no sería una medida positiva.

Sergio Sarmiento
Columnas
Sarmiento-AP20312005302783.jpg

Realmente me alegro. No puedo más que aplaudir la derrota del presidente Donald Trump en su intento de reelegirse. Trump no fue solo un mal presidente, en el sentido de George W. Bush, un político que tomó pésimas decisiones en lo económico y en lo militar y que mintió cuando dijo que había pruebas de que el gobierno de Saddam Hussein en Irak tenía armas de destrucción masiva. Trump fue mucho más allá. Sus mentiras no fueron ocasionales sino sistemáticas. Sus desvaríos, sus decisiones tomadas para beneficiarse en lo personal, sus ataques a los medios de comunicación y a quienquiera que no estuviera de acuerdo con él, lo convirtieron en el peor presidente estadunidense de las últimas décadas.

Las medidas de Trump contra la inmigración, incluso la legal, como en las restricciones a las visas a estudiantes o a técnicos de alto nivel para las industrias de alta tecnología, causaron un enorme daño a la sociedad y economía de Estados Unidos. Lo mismo hicieron los aumentos de aranceles y las sanciones políticamente motivadas a empresas extranjeras, que costaron miles de millones de dólares innecesarios a los consumidores y contribuyentes. Lo peor es que debilitaron la economía del país que el presidente decía que quería fortalecer. La ignorancia tiene un costo.

Esto no significa, sin embargo, que todo lo que hizo Trump fue incorrecto. La reducción del Impuesto Sobre la Renta a las empresas tuvo consecuencias muy positivas. Este impuesto se encontraba en 39%, uno de los más altos del mundo, pero Trump lo bajó a 21%, un nivel ya competitivo con 21.4% de Suecia, 14.8% de Suiza, 19% de Reino Unido o 12.5% de Irlanda (cifras de KPMG). La baja de impuestos corporativos permitió a la economía de Estados Unidos mantener una buena tasa de crecimiento en los años de Trump, que continuaron con la recuperación que también se registró durante la mayor parte del gobierno de Barack Obama.

Yerro

Biden anunció que subirá nuevamente el impuesto corporativo. Esto es un error. No llevará la tasa nuevamente a 39%, como se registraba con anterioridad, pero sí a 28%. Con este nivel EU quedaría nuevamente fuera de competencia con muchos de sus rivales comerciales en el mundo. El resultado sería una menor inversión, menos crecimiento económico y una menor creación de empleos.

El virtual presidente electo de Estados Unidos no forma parte del grupo radical del Partido Demócrata. No es un socialista, como Bernie Sanders, quien al final lo respaldó a regañadientes en la campaña solo por el empeño de derrotar a Trump. Pero no hay duda de que los radicales toman una posición cada vez más fuerte dentro del partido y el nuevo mandatario tendrá que darles espacios en recompensa al apoyo político que le proporcionaron.

Muy importante es, sin embargo, que el nuevo presidente no rechace lo poco bueno del gobierno de Trump. Tener a un mandatario más ecuánime, sin el narcisismo y los desequilibrios emocionales de Trump, será un avance extraordinario. Eliminar los aranceles injustos con los que castigó a países amigos y rivales, impulsar una reforma migratoria de fondo y sensata, son algunas de las medidas positivas que puede tomar Biden. Elevar los impuestos corporativos no lo sería. Simplemente llevaría nuevamente a las empresas estadunidenses a mudar operaciones productivas fuera de EU.