ESCUELAS DE ÉLITE

“Las empresas no son enemigas del bienestar popular ni del gobierno”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Es común que el presidente López Obrador arremeta contra las empresas privadas. Este 19 de agosto, sin embargo, sorprendió porque cuestionó al Centro de Investigación y Docencia Económica, el CIDE, una institución pública de investigación y enseñanza, por preparar a profesionales de tan buen nivel que pueden ser contratados por el sector privado.

“Yo entiendo, bueno, que exista una escuela como el ITAM —dijo—, pues está bien, impulsada por el sector privado para formar sus cuadros, pero ¿que el Estado también esté financiando una institución con esos mismos propósitos, como es el CIDE, o que Conacyt esté al servicio de las empresas, que su presupuesto se destine a financiar investigación de las empresas y no a hacer investigaciones en beneficio de la gente, de que haya vacunas para el Covid, como ahora, que se busquen sustancias no contaminantes o naturales para no utilizar químicos en la fertilización, en el combate a las plagas, o que no haya herbicidas que causen daño a la salud, todas esas investigaciones?”

El CIDE es un centro de estudios de alto nivel que ha ganado una gran reputación internacional. Como el Colegio de México, su propósito es formar profesionales especializados que se encuentren entre los mejores del mundo.

Muchos, efectivamente, son contratados por empresas privadas, pero otros trabajan en el sector público y sirven en los más altos niveles de la administración pública. Lo mismo ocurre, a propósito, con los graduados de las grandes universidades públicas como la UNAM, el IPN, la Universidad de Guadalajara o la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Al presidente, sin embargo, le molesta la visión que tienen muchos de los graduados de estas instituciones de alto nivel. Por eso recortó los presupuestos del CIDE y del Conacyt, que otorga becas para académicos en México y el extranjero. Es verdad que AMLO impulsa nuevas instituciones de educación, como las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, pero de muy bajo nivel académico. En múltiples ocasiones ha señalado que no quiere a funcionarios con conocimientos técnicos sino a aquellos que tienen lealtad absoluta. Los servidores públicos, afirma, deben tener 90% de honestidad y 10% de capacidad.

Libertad

En todos los países, sin embargo, hay cabida para instituciones educativas de alto nivel, donde se preparan los mejores especialistas, y otras de nivel masivo. En Francia, por ejemplo, hay escuelas públicas con acceso muy abierto, como La Sorbona de París, pero también instituciones muy estrictas, como la Escuela Nacional de Administración de Estrasburgo, que prepara a ejecutivos y a los funcionarios de más alto nivel.

Lo mismo ocurre en Reino Unido, donde las universidades de élite, como Oxford y Cambridge, conviven con instituciones de menor exigencia y mayor matrícula.

El presidente no debería molestarse si la calidad del CIDE es tan alta que incluso el sector privado contrata a sus egresados. A todos nos beneficia. Las empresas no son enemigas del bienestar popular ni del gobierno: son la expresión de la actividad económica y la inversión productiva de los mexicanos. Las escuelas deben preparar a buenos profesionales, pero estos deben tener la libertad de buscar sus mejores opciones laborales, ya sea en el sector público o el privado, dependiendo de sus deseos o vocaciones. Castigar a una institución por ofrecer una educación de tal calidad que sus egresados pueden ser contratados por el sector privado no tiene sentido.