LA RECONCILIACIÓN

“En este 2021 hemos visto una campaña muy dura, sumamente polarizada”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Terminaron las campañas y este domingo 6 de junio votamos millones de mexicanos. Es común menospreciar la experiencia pero sigue siendo un derecho crucial del que durante mucho tiempo no gozamos.

Aunque en la campaña leímos y escuchamos un sinnúmero de encuestas, no hay certeza real sobre cuál será el resultado. Esta incertidumbre es un avance notable frente a lo que teníamos antes, en el México del partido hegemónico en que los resultados de las votaciones se conocían con precisión: siempre un “carro completo” para el partido oficial, meses antes de ejercer el voto.

En este 2021 hemos visto una campaña muy dura, sumamente polarizada, con acusaciones y descalificaciones de un bando y del otro. El propio presidente López Obrador afirmó que los grupos “conservadores” se aliaron contra él con apoyo de organizaciones civiles, gobiernos extranjeros como el estadunidense y publicaciones internacionales como The Economist. Para la oposición el voto de este 6 de junio tiene como objetivo nada más ni nada menos que salvar la democracia.

Reconciliación

Siempre es difícil lograr una reconciliación después de una campaña, calmar los ánimos. Pero hoy parece más complicado que nunca. Las acusaciones han sido hirientes y no dejan lugar para matices. No estamos viendo simples disputas entre personas con diferencias políticas: los proyectos de nación de cada bando parecen tan distintos que se antoja imposible buscar puntos de encuentro.

Como país, sin embargo, necesitamos restañar las heridas. No solo es el hecho de que las dos partes representan a millones de mexicanos, los cuales no pueden quedar sin lugar en la representación popular sino que los tiempos del partido único nos demostraron que nadie se beneficia cuando todo el poder se concentra en un solo grupo. Pero hay una razón adicional: todos los mexicanos compartimos este país, independientemente de nuestras diferentes ideas políticas, y todos debemos tener cabida en él. Las elecciones deben ser un proceso para definir quién gobierna, no para despojar a las minorías de sus derechos.

Toda elección deja ganadores y perdedores, y sus heridas suelen ser dolorosas y perdurables. Un gobierno que realmente quiera incorporar a todos los ciudadanos a sus esfuerzos, sin embargo, debe buscar una reconciliación final. No es fácil para nadie pero es una de las tareas más importantes para quien, más que ser un simple político, desea convertirse en estadista.