PROHIBIR LA SUBCONTRATACIÓN

Es falso que el outsourcing solo sirve para despojar a los trabajadores de sus derechos.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Este 1 de febrero empezará el nuevo periodo ordinario de sesiones del Congreso y Morena, el partido mayoritario, prepara ya su agenda legislativa. En la reunión plenaria para definir las prioridades de los senadores morenistas el líder minero Napoleón Gómez Urrutia hizo un llamado a sus compañeros para “no ceder ante los chantajes de los empresarios” y proceder a prohibir la subcontratación, el outsourcing.

La campaña de Gómez Urrutia contra la subcontratación ha sido intensa y prolongada. A principios de 2020 la paró el presidente Andrés Manuel López Obrador al reconocer que la iniciativa costaría empleos en un momento en que la economía se frenaba por la pandemia. Más tarde, en noviembre, cambió de opinión y presentó una iniciativa que, con excepciones específicas, prohibía la subcontratación de personal. La propuesta, además, castigaba con cárcel a quienes violaran la prohibición, al equiparar la subcontratación con el crimen organizado.

El propio presidente, sin embargo, nuevamente tuvo dudas y unos días después declaró: “Estamos revisando la iniciativa… El propósito es que no se abuse de la subcontratación, que se especifique en qué condiciones se lleva a cabo… No permitirlo para que no se quiten prestaciones a los trabajadores”.

La subcontratación es una práctica mundial. Ha permitido mejorar la productividad de las empresas, ampliar o reducir su producción según las fluctuaciones del mercado, delegar tareas que no son esenciales o incorporar a trabajadores solo durante el tiempo que se les necesita.

Es falsa la afirmación de que la subcontratación solo sirve para despojar a los trabajadores de sus derechos. Algunas empresas omiten el pago de prestaciones, y pueden ser sancionadas con la actual legislación, pero no son necesariamente de subcontratación. La ley vigente, de hecho, hace responsable a las subcontratantes de los derechos de los trabajadores en caso de que las subcontratistas no cumplan con sus obligaciones. La mayoría de las subcontratistas profesionales, sin embargo, cumplen con todos los requisitos de ley… y más. En ocasiones sus prestaciones son mejores que las de las subcontratantes.

Paradoja

El presidente ha afirmado que la reducción en empleos formales todos los años en diciembre es producto de la subcontratación. Según él las empresas despiden a su personal para evitar el pago de aguinaldos. Pero despedir a un trabajador en diciembre no evita el pago de aguinaldo, con subcontratación o sin ella. Los despidos de diciembre no los realizan subcontratistas sino empresas comunes y corrientes que concluyen ese mes muchos de sus contratos temporales o por obra determinada.

Resulta paradójico que un gobierno que declara la filosofía de “Prohibido prohibir” quiera prohibir una de las formas más comunes de contratación laboral. Es posible que, aun con la prohibición, algunos empleos subcontratados se conserven y sean absorbidos por las empresas subcontratantes, pero se espera que se pierdan cientos de miles o millones de puestos. Lo peor es que la medida reduciría la competitividad de las empresas mexicanas.

La empresa Pfizer de Estados Unidos acaba de anunciar la subcontratación de la francesa Sanofi para producir vacunas contra el Covid. Este tipo de arreglos, hechos con libertad, permiten enfrentar cambios en los mercados como los que genera la pandemia. Prohibir la subcontratación en México reduciría esa flexibilidad para las empresas nacionales y al final empobrecería a los mexicanos.