PROTESTA O SAQUEO

En México los manifestantes consideran que tienen el derecho de agredir a los demás.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Yo me pregunto si es tan difícil de entender. Una cosa es la libertad de protesta, que debe tener cualquier país democrático, y otra muy distinta la libertad de hacer daño a terceros o de robar o saquear. En México, sin embargo, hay grupos interesados en confundir los términos para sacar provecho.

Durante mucho tiempo en México no se respetó la libertad de protesta. Quienes recordamos y participamos en las manifestaciones de 1968 o 1971 sabemos muy bien que en aquel entonces era muy peligroso manifestarse. Los jóvenes salían a las calles con miedo porque no sabían si regresarían a sus casas.

El mitin del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco no bloqueó ninguna calle. La marcha del 10 de junio de 1971 no realizó destrozos, ni vandalizó monumentos públicos, no saqueó comercios. A nadie en aquel entonces se le habría ocurrido realizar esas acciones. Lo que buscábamos era simplemente gozar de la libertad de protesta ante un gobierno que restringía las libertades individuales que tenían los ciudadanos en los países democráticos.

Hoy los manifestantes tienen una filosofía muy distinta. Exigen el derecho a bloquear calles, carreteras o vías férreas sin importar el daño que causen a terceros o a la sociedad en general. Piensan que tienen el derecho de destruir propiedad pública o privada, de pintarrajear monumentos históricos, de saquear comercios. El derecho a la protesta es para ellos el derecho de agredir a terceros.

En otros países del mundo las actitudes hacia las protestas varían mucho. En Corea del Norte una protesta es una condena de muerte; por eso no se registra ninguna manifestación contra el gobierno. En China quienes protestan son encarcelados y el gobierno utiliza su poder para borrar la huella incluso de las protestas del pasado, como las de la Plaza de Tiananmén en junio de 1989. En Cuba, un país admirado por muchos de quienes protestan en México, las manifestaciones contra el gobierno son reprimidas de manera automática.

Costo

En México hemos pasado de la represión sangrienta y represiva de los sesenta y setenta a una situación en que los manifestantes consideran que tienen el derecho de agredir a los demás. Lo peor es que algunos gobernantes han optado ya por no hacer nada cuando los integrantes de una manifestación llevan a cabo actos vandálicos y saqueos.

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha declarado que los saqueos a comercios no son realmente preocupantes. “Ellos tienen seguros y ahí donde no hay seguros vemos la manera de apoyar. Pero en general la mayoría de los negocios tienen seguros”.

Quizá la doctora Sheinbaum no sepa que los seguros no pagan los daños causados por turbas en protestas sociales, pero debería. Tal vez no sepa que las empresas de seguros no tienen por qué cubrir las pérdidas producidas porque una autoridad se niega a hacer su trabajo. Comparte, al parecer, una opinión generalizada que no entiende cómo funcionan los seguros, que piensa que los pagos vienen del cielo sin que tengan realmente un costo para la sociedad.

Los negocios que no le importan a la jefa de Gobierno pagan impuestos, como el predial, para que las autoridades cumplan con sus obligaciones, entre ellas la de proporcionar seguridad. La jefa de Gobierno, sin embargo, quiere cobrar impuestos, pero sin asumir las responsabilidades que debería cumplir a cambio de esos impuestos.