¿SE MANDABA SOLO?

Será importante conocer las declaraciones que pueda hacer el propio exfuncionario.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Emilio Lozoya se ha convertido en el rostro visible de la corrupción del gobierno de Enrique Peña Nieto. La gran pregunta, en lo que promete ser uno de los juicios más sonados de este gobierno, es si se mandaba solo.

Lozoya, quien fue coordinador de vinculación internacional durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012 y director general de Pemex de 2012 a 2016, se ha allanado a un proceso de extradición desde España por acusaciones de operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero), cohecho y asociación delictuosa. La denuncia de lavado es por la compra de una casa en Lomas de Bezares por 38 millones de pesos; las de cohecho, por sobornos que presuntamente le habrían entregado las empresas Odebrecht y Altos Hornos de México, en este último caso para la compra por Pemex de Agro Nitrogenados, una planta de fertilizantes.

Las acusaciones en el caso de Odebrecht se iniciaron desde el sexenio anterior, cuando tres ejecutivos de la firma brasileña, entre ellos Luis Alberto de Meneses Weyll, quien dirigía las operaciones en México, afirmaron haber entregado diez millones de dólares a Lozoya a partir de marzo de 2012, cuando este participaba en el equipo de campaña de Peña Nieto. Los testimonios los ofrecieron los ejecutivos a cambio de beneficios en procesos que se les seguían en Brasil. La defensa aseguró que las cuentas bancarias en las que estos ejecutivos afirmaban haber depositado el dinero no pertenecían a Lozoya. Este, por otra parte, ha declarado que la compra de la casa de Lomas de Bezares la hizo con dinero que obtuvo al vender las acciones de un fondo de inversión, del que era fundador, que operaba en Nueva York y al que renunció para hacerse cargo de la dirección de Pemex.

En el caso de Altos Hornos las irregularidades las planteó, también desde el gobierno pasado, la Auditoría Superior de la Federación. La planta llevaba 14 años sin funcionar y tenía equipos con 30 años de antigüedad. A pesar de eso, Pemex la compró por 275 millones de dólares en 2014 y consideró que necesitaría otros 200 millones para echarla a andar. Hasta la fecha la planta sigue paralizada. La ASF asegura que el precio fue excesivamente elevado.

Responsabilidad

Habrá que escuchar, como en cualquier otro caso, la versión de los hechos de Lozoya. Si realmente recibió dinero de manera irregular, tendrá que ser castigado. Pero serán igualmente importantes sus declaraciones sobre quién más estuvo involucrado. Durante la campaña Lozoya reportaba a Luis Videgaray y al propio candidato Peña Nieto; en el tiempo que dirigió Pemex, al Consejo de Administración, que presidía el entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell. Por eso Javier Coello, quien era entonces su abogado, comentó en entrevistas que “Lozoya no se mandaba solo”.

Los juicios contra Lozoya serán muy importantes para un país como el nuestro, que trata de erradicar la corrupción. El primer paso para ello es, por supuesto, acabar con la impunidad.

Pero independientemente de lo que decidan los jueces que escucharán los argumentos en los procesos contra Lozoya, será importante también conocer las declaraciones que pueda hacer el propio exfuncionario.

La más importante, si los tribunales determinan que efectivamente es responsable de las conductas delictivas que se le atribuyen, es saber si actuó por instrucciones de alguien más. Es difícil pensar, sin embargo, que Lozoya se haya mandado solo.