SIN SUBIR IMPUESTOS

“El manejo de las finanzas públicas es uno de los puntos más positivos de la actual administración”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Hasta ahora el presidente López Obrador ha cumplido su promesa. En el paquete presupuestario de 2022 la Secretaría de Hacienda no ha propuesto un alza de impuestos, a pesar de que mucha gente en su equipo pide aumentos en tasas y nuevos gravámenes. Es el cuarto presupuesto anual que el mandatario somete al Congreso sin incluir incrementos de impuestos, pero tampoco un incremento importante en el déficit o la deuda pública.

El nuevo secretario de hacienda, Rogelio Ramírez de la O, subrayó ante la Cámara de Diputados que el paquete tiene el propósito fundamental de reducir la desigualdad. No es tarea fácil. Tanto la pobreza como la desigualdad aumentaron de 2018 a la fecha. La pandemia es en parte responsable, pero también algunas decisiones del gobierno.

Las previsiones de Hacienda son optimistas. Prevén un crecimiento económico de 4.1% en 2022, una inflación de solo 3.1%, una tasa de interés promedio de 5% anual y un tipo de cambio de 20.30 pesos por dólar. A pesar de que no habrá alzas en impuestos, el gobierno espera subir la recaudación 7.5% para financiar un aumento del gasto programable de 9.6%. La deuda pública se mantendrá en 51% del PIB. El gasto en protección social se elevará 12.8% y la inversión física 17.7%. El gasto funcional en salud aumentará 15.2%. Son cifras tan optimistas que resultan difíciles de creer.

Prudencia

El manejo de las finanzas públicas es uno de los puntos más positivos de la actual administración. Mientras que otros gobiernos de izquierda incrementan de manera irresponsable el gasto, generando inflación que afecta más a los más pobres, y suben impuestos, retirando recursos de la economía que ya no pueden usarse de manera productiva, López Obrador mantiene un déficit de gasto pequeño y se niega a subir impuestos. Esto ha hecho posible que, en medio de la pandemia, la inflación se mantenga bajo control y el peso estable.

Como algunos presidentes de antaño, AMLO entiende que un presidente que devalúa se devalúa, pero mantiene la estabilidad no a través de controles cambiarios, condenados al fracaso, sino de una política fiscal prudente.

No gastar en demasía es importante, pero no subir impuestos, más. Las empresas y personas físicas en México pagan ya tasas muy altas, lo cual lleva a que 60% de la Población Económicamente Activa (PEA) se refugie en la informalidad. Aumentar más los impuestos solo elevaría el costo de mantenerse en la formalidad. Y esto dañaría severamente al país.