SOBERANÍA Y ENERGÍA

“La soberanía no se construye con políticas proteccionistas”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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El presidente López Obrador cambió de opinión. Había anunciado que utilizaría su discurso del 16 de septiembre, en los festejos de la independencia, para “defender la soberanía nacional” ante las consultas iniciadas por Estados Unidos y Canadá en el marco del TMEC sobre la política energética de su gobierno.

Se esperaba un duro discurso del presidente, que cuestionara las consultas que denuncian las medidas del gobierno mexicano para restringir la actividad de las empresas privadas en energía y favorecer a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Se temía que el discurso pudiera ser el inicio de un proceso para separar a México del Tratado México-Estados Unidos-Canadá.

“No vamos nosotros a ceder —dijo el 24 de julio—, porque es un asunto de principios. Tiene que ver con la soberanía, el patriotismo. No se negocia. Son principios irrenunciables, ni el petróleo ni en la industria eléctrica; nada que tenga que ver con ceder nuestra soberanía”.

El problema es que México ha firmado tratados internacionales de libre comercio que garantizan que todas las empresas, privadas o públicas, nacionales o extranjeras, tengan igual acceso a los mercados. Las consultas que han promovido Estados Unidos y Canadá proceden de una abierta violación a las reglas del TMEC. El gobierno de López Obrador, que se había comprometido a respetar las leyes en materia de energía y los contratos existentes, ha promovido políticas que favorecen abiertamente a las empresas gubernamentales.

Si el gobierno mexicano no cede en las consultas el tema pasará a paneles de controversia, cuyo resultado podría ser la aplicación de sanciones por decenas de miles de millones de dólares a México. Los inversionistas y empresarios nacionales se preocupaban de que el intento de mantener esta visión de la soberanía llevara a la salida de México del TMEC, cosa que habría ocasionado daños astronómicos a la economía nacional.

Cambio de tono

En vísperas de la visita del secretario de Estado de la Unión Americana Antony Blinken, sin embargo, el presidente declaró que en su discurso del 16 de septiembre “no voy a referirme a ese tema, voy a hablar de la paz en el mundo, voy a hablar de la postura de México sobre Rusia y Ucrania, de la propuesta a Naciones Unidas para conseguir la paz”.

Y explicó: “Es que hay un tono distinto; hay una actitud de respeto, mejor dicho; es la reafirmación del respeto a nuestra soberanía porque el presidente Biden lo había planteado, que siempre con nosotros la relación iba a darse a partir de un pie de igualdad, respetando nuestra soberanía…”

No sé si ha habido un cambio de tono. Estados Unidos y Canadá tienen la obligación de exigir un trato equitativo a sus empresas porque lo garantiza el TMEC. Pero el presidente López Obrador se ha dado cuenta de que las consecuencias de confrontar a Estados Unidos podrían ser desastrosas.

AMLO no modificará las medidas de política energética que violan el TMEC, pero permitirá que se desarrolle el proceso de consultas y posteriormente los paneles de controversia. Seguramente México perderá los casos, pero será dentro de varios años y ya para entonces no será presidente.

Por lo pronto debería entender que la soberanía no se construye con políticas proteccionistas, sino con medidas que permitan una mayor actividad económica, empleos y prosperidad. Tener competencia en energía nos hará más fuertes y soberanos. La soberanía no puede depender de dos ineficientes compañías gubernamentales.