TIEMPOS DE TORMENTA

“Oficio político es lo que se requiere de un presidente de la Jucopo”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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“Son tiempos de tormenta y nosotros estamos acostumbrados a luchar contra la adversidad”, afirmó este 31 de agosto Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena. Añadió: “El presidente nos convoca todos los días a no ser súbditos vasallos, a actuar con autonomía y a que el Poder Legislativo se erija en un auténtico órgano parlamentario”.

Las cosas van muy bien para Morena. Las perspectivas políticas del movimiento siguen al alza en todo el país. El presidente López Obrador tiene una popularidad extraordinaria, pese a los problemas. El presidente sigue haciendo lo que quiere, independientemente de lo que digan la ley o los jueces. Pero empiezan a surgir fracturas en el movimiento y una es la que está separando a Monreal del presidente.

El senador nunca ha dejado de expresar su lealtad a López Obrador y a Morena, pero sus aspiraciones a la candidatura presidencial levantan una barrera. Aunque AMLO ha dicho que quien quiera contender lo podrá hacer en igualdad de circunstancias, y que él no se meterá, la verdad es que nunca ha incluido a Monreal en sus menciones de las corcholatas, que de manera destapada están ya en campaña. Monreal ha pedido piso parejo, pero no lo hay.

El vacío que los líderes de Morena y los miembros más importantes del gabinete le han hecho a Monreal se hizo palpable el 30 de agosto, cuando el zacatecano presidió la plenaria de los senadores morenistas antes del inicio del periodo legislativo. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López; el de Defensa, Luis Cresencio Sandoval; y la de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, cancelaron su participación.

También el presidente de Morena, Mario Delgado, y la secretaria general, Citlalli Hernández.

El mensaje es que Morena ya no le tiene confianza a Monreal. “Si el pleito es conmigo, el desdén es para un órgano autónomo —respondió—. No lo merece ninguno de los compañeros”.

Capacidad

Se acusa a Monreal de haber mantenido cercanía con “el enemigo”, con los senadores de oposición, pero este oficio político es lo que se requiere de un presidente de la Junta de Coordinación Política y le ha permitido lograr acuerdos con los senadores de oposición, mientras que en la Cámara de Diputados la mayoría morenista se ha limitado a aplastar a los opositores.

Al final, Monreal tuvo la capacidad para lograr la postulación por los senadores morenistas de Alejandro Armenta, uno de sus mayores aliados, como candidato a la presidencia de la Mesa Directiva del Senado para reemplazar a Olga Sánchez Cordero.

“Me siento más fuerte que nunca, me siento fortalecido”, declaró después, pero no dejó que el triunfo se transformara en arrogancia frente al presidente: “Me siento como el arma secreta de quien ya saben”, declaró.

Quizá son tiempos de tormenta, pero al presidente le conviene mantener la colaboración con Monreal, su parlamentario más eficaz. Es cierto que ha sido rebelde: “Yo no me arrodillo”, ha dicho, pero es un gran operador político. Las encuestas sugieren que no tiene posibilidad de ganar la candidatura presidencial de Morena, ya sea por elecciones primarias, como quiere él, o por sondeos, como ha ordenado el presidente. Pero Monreal será un eficaz colaborador si pierde en contienda justa, mientras que puede ser un enemigo potencial si lo acorralan o lo humillan.

Todavía hay quien recuerda cuando el entonces presidente Ernesto Zedillo lo vetó para ser candidato del PRI al gobierno de Zacatecas. Monreal prefirió pasarse al PRD y obtuvo en 1998 un triunfo que muchos consideraban imposible. Fue hace 24 años, pero también entonces había una tormenta política.