TRAGEDIA Y MEZQUINDADES

“La siguiente responsabilidad es saber qué pasó”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Claudia Sheinbaum se presentó en el lugar del desplome de la Línea 12 del Metro unos minutos después de la tragedia. No sé si era lo mejor en el momento del caos ya que su comitiva generó problemas para las urgentes labores de rescate, pero la jefa de Gobierno de la Ciudad de México proyectó una imagen de resolución y cercanía a la gente que se agradece.

Al día siguiente, al participar en la conferencia mañanera del presidente de la República en Palacio Nacional, la doctora Sheinbaum se negó una y otra vez a adjudicar culpas. Hay que esperar a los peritajes, dijo. Además del estudio que por ley debe realizar la Fiscalía General de la Ciudad de México, ofreció buscar uno independiente con alguna empresa internacional especializada. Poco después se anunció que ya una firma noruega, de nombre DNV GL, realizaba este peritaje internacional.

No hay duda de que la tragedia tendrá consecuencias políticas. Es inevitable en México y en el mundo. Todas las grandes tragedias afectan a algunos políticos, usualmente en el gobierno, y favorecen a otros, principalmente de oposición. Lo hemos visto en México con casos como el de la Guardería ABC o el secuestro y asesinato de decenas de normalistas de Ayotzinapa, pero también en otros países, como en Estados Unidos con el huracán Katrina.

La jefa de Gobierno declaró el 5 de mayo que “sería muy mezquino estar pensando en un asunto político en este momento”. La prioridad es atender a las familias de las personas que perdieron la vida y apoyar a quienes están hospitalizados. Estoy 100% de acuerdo. La mejor forma en que los funcionarios deben enfrentar estas situaciones es cumplir con sus responsabilidades de manera eficaz y, sobre todo, atender y apoyar a las víctimas y a sus familiares.

Aprender

La siguiente responsabilidad es saber qué pasó, tanto para deslindar responsabilidades como para evitar la repetición de hechos similares en el futuro. No sería lo mismo que el desplome haya sido consecuencia de algún problema estructural de origen que por falta de mantenimiento.

La tragedia toca, inevitablemente, a dos de los personajes más importantes de la Cuarta Transformación, los dos que han sido mencionados con más insistencia como posibles sucesores del presidente López Obrador: la doctora Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard.

Ebrard construyó la Línea 12 durante su mandato como jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum ha estado a cargo indirectamente del mantenimiento en los últimos dos años y medio. Los dos estuvieron presentes en la conferencia de prensa del presidente López Obrador del 4 de mayo.

Los partidos de oposición y muchos medios de comunicación han hecho cuestionamientos al gobierno con motivo de la tragedia. Es lógico. Esa es la función tanto de los partidos de oposición como de los medios. Sirven de reflejo de la furia de la gente ante lo ocurrido.

Sin embargo no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que en México tenemos un mayor número de accidentes de este tipo que en los países desarrollados donde se aplican protocolos de seguridad más estrictos. Nadie puede revertir ya el desplome de la Línea Dorada del Metro del día de la Santa Cruz. Lo que sí podemos hacer es aprender de la experiencia. Una y otra vez en México hemos tenido problemas similares, debidos principalmente a negligencias. Cada vez que ocurren nos indignamos, pero parece que nunca tomamos las medidas necesarias para evitar que sigan teniendo lugar.