El movimiento olímpico se resiste a claudicar. Desea superar los retos impuestos por la presente pandemia y realizar la justa de Tokio 2020 el próximo verano, como un acto simbólico de esperanza y de que la humanidad habrá superado su desafío más importante de los últimos 70 años.
Sin embargo el tiempo se agota y no hay certidumbre para todos los involucrados en el evento deportivo. Tanto para el comité organizador como para directivos, atletas y aficionados celebrar los Juegos Olímpicos nipones será una prueba colosal con varios obstáculos por afrontar.
El papel más difícil lo tiene la gubernatura local. En sus manos está decidir si realizar la justa, sea con o sin aficionados, mientras cada día se supera el récord de contagiados a escala mundial y la implementación de las vacunas apenas inicia.
Cierto es que en Japón han fallecido menos de cuatro mil personas por Covid-19, una cifra baja en proporción a sus 125 millones de habitantes y en comparación con otras naciones, pero en las últimas semanas se ha incrementado el número de casos de personas contagiadas, principalmente en Tokio y las prefecturas aledañas. Esto provoca que 63% de los japoneses esté de acuerdo en aplazar o cancelar definitivamente las Olimpiadas, según la televisora pública NHK.
Para el comité organizador pesa el fuerte pasivo adquirido por la postergación de la justa: se calcula en dos mil 700 millones de dólares el costo del aplazamiento, para ascender a un monto total de casi 25 mil millones el de los juegos. Los japoneses tienen el gran reto de bajar aún más sus finanzas de un presupuesto que se ha salido de todo lo planeado.
Incertidumbre
Los atletas compiten en su propia “nueva normalidad”. Hasta antes del inicio de los confinamientos en las diversas latitudes del planeta se había clasificado 57% de los cerca de once mil deportistas que se espera tener compitiendo. Esto implica un doble reto: para los clasificados, mantener el nivel que los llevó a ganar su boleto olímpico, mientras que para los que siguen buscando su pase competir tras un año sin justas regulares, con presupuestos recortados y cronogramas de entrenamientos en modificación constante.
La delegación mexicana tiene 35 plazas confirmadas en 13 disciplinas para un total de 86 deportistas nacionales. No obstante aún hay varios selectivos por disputarse en deportes clave para el equipo tricolor como clavados, tiro con arco, atletismo, boxeo, halterofilia y futbol.
Otro reto para los atletas aztecas es el no tener sus sedes habituales abiertas debido a la contingencia que atraviesa la Ciudad de México. Es el caso del CNAR y el COM. Esto orilla a que varios deportistas deban buscar espacios alternos, con las restricciones de horarios y protocolos sanitarios que esto implica.
Para los aficionados que adquirieron entradas de las competencias y viven fuera de Japón aún está la incertidumbre de si podrán estar presentes en la grada e incluso si existirán condiciones seguras para realizar el viaje.
Cuando el contador ha pasado la barrera de los menos de 200 días para el inicio de Tokio 2020, la adaptación será la palabra clave por alcanzar el sueño olímpico más esperado de las últimas décadas.