La “nueva realidad” alcanzó al futbol mexicano: frente a la falta de control sobre la propagación del Covid-19, más los 15 casos de contagio en Santos y la carencia de un plan viable para reanudar la Liga MX, el torneo Clausura 2020 se canceló.
Es algo inédito en la época profesional del certamen y con ello la nueva fecha para que un balón ruede en las canchas profesionales mexicanas será hasta agosto próximo, con el inicio de un nuevo torneo.
Y es que el continente americano se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia, por lo que se vislumbra prematuro reactivar deportes masivos en estos meridianos del globo terráqueo.
Estados Unidos, por ejemplo, tan solo ha logrado reactivar a su serial automovilístico Nascar, a la UFC (artes mixtas) y a la WWE (lucha libre). Todo a puerta cerrada.
La Bundesliga de Alemania fue la primera gran liga de balompié en retomar actividades con la continuación de su torneo 2019-2020, con una serie de protocolos y el mínimo de personal indispensable para la celebración de los partidos. El verdadero motor para reactivar este torneo fue la necesidad de la mitad de los equipos por recibir ingresos ante el peligro de verse mermados con grandes deudas o en bancarrota.
Al ser los primeros en reactivarse se convirtieron en un gran negocio al alcanzar la retransmisión en 211 países y la marca histórica de rating en Alemania, con más de seis millones de espectadores. Se espera que la Bundesliga genere 750 millones de euros en derechos televisivos por las nueve jornadas que le restan al certamen.
Aprietos
Esta situación económica delicada en la que se encuentran cientos de equipos profesionales, torneos y campeonatos, tiene en serios aprietos a varios.
Por ejemplo, los organizadores del Grand Slam de tenis Roland Garros decidieron arbitrariamente aplazar su certamen de este año para finales de septiembre y así contar con ingresos que equilibren sus finanzas.
Pero no todos tienen la posibilidad de generar números en negro con solo los patrocinios y la comercialización de derechos de transmisión. En el caso del tenis solo los torneos grandes lo pueden realizar, pero hasta los torneos Masters dependen en gran medida de sus ingresos de taquilla y el flujo generado del público asistente. A la fecha van más de 40 torneos de la ATP y la WTA cancelados en el mundo.
La Liga Mexicana de Beisbol es uno de los casos que ha reconocido abiertamente que sus finanzas dependen de la asistencia de la gente a sus estadios. Contar con aforos parcialmente abiertos solo les representaría pérdidas. Misma situación atraviesan hasta grandes premios de Fórmula 1 y carteleras de boxeo de primera línea.
Hay casos como el de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional donde cuatro franquicias ya no regresarán a las duelas por su situación económica. Un destino que podría alcanzar a más franquicias profesionales del deporte mexicano en los próximos meses.
Los deportistas olímpicos y el propio Comité Olímpico Mexicano se encuentran reestructurando sus presupuestos ante el reto financiero y logístico que implica un año más de preparación para la justa de Tokio.
Estos son algunos ejemplos que plantea la “nueva realidad” al deporte de alto rendimiento.