Memorable fin de semana para el deporte mexicano. En menos de 24 horas tres deportistas nacionales sobresalieron en sus respectivos eventos como pocas veces. El boxeador Saul Canelo Álvarez, el piloto Sergio Pérez y el golfista Abraham Ancer, todos nacidos en Jalisco, dieron un golpe de autoridad en sus respectivos deportes.
El Canelo se convirtió en el primer campeón indiscutido en la historia del boxeo mexicano y también el primer pugilista que lo logra en la división de los supermedianos. Con su triunfo sobre el estadunidense Caleb Plant se adueñó de los cuatro títulos de los principales organismo mundiales: el Consejo Mundial de Boxeo, la Asociación Mundial de Boxeo, la Organización Mundial de Boxeo y la Federación Internacional de Boxeo.
Con un nocaut en el onceavo asalto Saúl Álvarez resolvió una pelea que por momentos se le complicó ante la fuerte pegada de su adversario. Lo trabajó, aguantó el castigo del contragolpe y supo resolver con su poderoso jab. Siguió la estrategia planteada en su esquina hasta que doblegó a su adversario al final de la pelea.
Su cintura y hombros fueron insuficientes para recibir los cinturones de campeón y consumar un hito que pocas veces se ve en los cuadriláteros internacionales. La reciente victoria lo coloca como uno de los mejores boxeadores del momento libra por libra.
Pérez y Ortiz
Un día después, desde el Autódromo Hermano Rodríguez, otro tapatío brilló con luz propia como nunca antes se había visto. Checo Pérez trabajó vuelta a vuelta en su participación en el Gran Premio de la Ciudad de México de Fórmula 1 para alcanzar un podio frente a su afición.
Nunca en las anteriores 21 ediciones del México GP un piloto de casa había alcanzado un podio de vencedores. Es algo que ni los hermanos Rodríguez, Moisés Solana, Héctor Rebaque o Esteban Gutiérrez lograron. La F1 es el máximo nivel y Pérez tiene una vida entregada en busca de este tipo de resultados.
La afición respondió con una entrega como pocas veces se ha visto hacia un piloto azteca. En todos los sectores de la pista Checo recibió porras, gritos de apoyo y muestras de cariño. El Foro Sol entero se vistió de playeras verdes, blancas y rojas para formar un bloque tricolor que desgarró sus gargantas en cada vuelta del mexicano en su Red Bull.
Este logro en el Gran Premio de casa es otro récord que alcanza para seguir su camino a convertirse en el mejor piloto mexicano de todos los tiempos.
Mientras, desde los greens del Club de Golf El Camaleón, Carlos Ortiz alcanzó el segundo lugar del World Wide Technology Championship at Mayakoba del PGA Tour. El golfista mexicano firmó una tarjeta de -19 golpes a unos cuatro strokes del estadunidense noruego Viktor Hovland.
Carlos se mantiene en la élite mundial del deporte de los bastones con un gran nivel desde que ganó su primer torneo de la gira en el Vivint Houston Open hace un año. El jalisciense es el tricolor que más cerca ha estado de llevarse el título de Mayakoba, un certamen en el Caribe mexicano que se realiza desde 2007.
Ya sea en el ring, las pistas o los campos de golf, estos tres mexicanos no se conforman con estar en la élite de sus respectivas disciplinas, sino que están dispuestos a trascender en cada evento en que se presentan.