HUÉRFANOS DE LA GUERRA CONTRA EL CRIMEN, INVISIBLES

Víctor Sánchez Baños
Columnas
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Es triste una guerra. En México la vivimos desde hace décadas. No solo desde que la declaró Felipe Calderón, sino desde la época de José López Portillo, a finales de los setenta, de la mano del gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos.

Pero en el conteo de muertos, que no es preciso, la mayoría de las víctimas no son solamente los criminales, sino gente de la sociedad que no está metida en la delincuencia. Igualmente, cada vez es más difícil recomponer la descomposición del tejido social.

A todo ese gran drama nacional se agrega otro. Cientos de miles, sí, cientos de miles de menores de edad han perdido a sus padres y quedado en la orfandad. Esto, aunado al impacto de la pandemia, hace crecer el número de huérfanos abandonados.

Solo en los últimos cuatro años 328 mil 266 niños perdieron a su mamá, a su papá o ambos, según datos del PAN que asentó en su informe el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU tras la visita que hicieron sus observadores el año pasado.

Casi la totalidad de los huérfanos están en total desamparo y el Estado los abandona a su suerte.

Muchas de esas ausencias tienen un impacto severo en la vida de sus familias, además de que pegan en la economía nacional y de sus familias. Esto, obviamente, es devastador.

El gobierno, desde López Portillo, no ha pensado en la atención para niños sin padres, que aunados a las viudas y padres sin hijos (que eran el sustento de las familias), convierten ese abandono en un problema social por la destrucción de sus núcleos familiares.

Ante la falta de hospicios gubernamentales y los pocos privados muchos niños se refugian en el crimen y otros simplemente tienen que refugiarse con algún familiar o con amigos de sus padres. Pese al cariño que les puedan dar, reciben poco o nada.

Por ello es importante que se creen estructuras de apoyo a esos mexicanos que son invisibles. Y lo son por el simple hecho de no tener credencial del INE y elegir a los políticos.

El gobierno debe cuidar a esos menores mediante apoyos sociales, becas y apoyo sicológico. No es un asunto político. Es humanitario.

Control

En el Congreso Nacional de Morena, como en cualquier partido en el poder y como ocurrió en el momento que estaban en la silla presidencial exponentes del PRI y el PAN las tribus se disputan el control de la aldea. No importan las ideas o principios partidistas. Al final de cuentas, el control lo mantuvo Mario Delgado y como presidente de los consejeros, el contrapeso, destacó Alfonso Durazo.

Dinero El Presupuesto de Egresos tiene como base los criterios económicos para 2023. Estima la Secretaría de Hacienda un crecimiento de 3.4% real anual al cierre de este año y para 2023 de 3.5%; una inflación de 5.5% al cierre de 2022 y de 3.3% para el año próximo. Estos datos están superados en la inflación anualizada a agosto de este año. El precio del petróleo lo ubicó en 92.9 dólares por barril este año, para que caiga a 61.1 el próximo. El dólar cerraría, para Hacienda, en 20.70 pesos este año y en 20.90 en 2023. Muy optimistas, como siempre ocurre, pero al final otros serán los datos: los pronósticos son peores que los del tiempo.

Responsabilidad Social Corporativa Ricardo Salinas Pliego presentó su nuevo libro, Ideas que transforman sociedades para cambiar al mundo, ideario llevado a la práctica por décadas, que hace reflexionar sobre el papel esencial que juegan las empresas en el desarrollo social de un país. En palabras del mismo autor, “los empresarios no podemos distanciarnos de nuestra responsabilidad de participar en la construcción de un país donde nos vaya bien a todos”. Todo líder tiene la responsabilidad de sembrar entornos que permitan el progreso de todos y en su libro habla sobre los temas más importantes que abarca el valor social: la educación, el medio ambiente y el bienestar de la sociedad. Cuenta con la participación de destacadas personalidades filantrópicas como Dean Kamen, fundador de FIRST, y Fernando Suinaga, presidente de Cruz Roja Mexicana, quienes colaboraron en los prólogos. Además, el libro cuenta con una introducción escrita por Ninfa Salinas, presidenta del Consejo Directivo de Fundación Azteca.