TODO SE PUEDE: TRABAJAR Y SOBREVIVIR

Regresar a nuestras actividades cotidianas, a ganarnos la vida trabajando.

Víctor Sánchez Baños
Columnas
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Si se despedaza una mentira con los pedazos se hace la verdad.

Eugene Gladtone O’Neill (1888-1953)

El otro drama del Covid-19 es la crisis económica. Se observa lo que ocurre en varios sectores de la economía, que van desde el restaurantero, pasando por el turístico y el transporte, hasta la economía subterránea o aquella que no está bajo el control de las autoridades fiscales. Este sector engloba a más de la mitad de los mexicanos. De acuerdo con datos del INEGI a finales del año pasado la Población Económicamente Activa (PEA) representó 57 millones 625.5 mil mexicanos y la inactiva 37.7 millones. De los 95 millones de mexicanos que representan la PEA 35% no está bajo el escrutinio fiscal. Sin embargo el coronavirus cambió todo. Las cifras extraoficiales que dan algunos analistas de la economía mexicana estiman que la población ocupada bajó a 55 millones y a 46 millones subió la desocupada o con ingresos mucho menores a los que tenían antes de la pandemia. Y todos necesitan activar sus actividades cotidianas. La pérdida es de casi dos millones de empleos. De dónde comer, pues. Pero todo se puede si se toman las medidas de cuidado necesarios. Tenemos que acostumbrarnos a la sana distancia pero no a que nos derrote el virus sin continuar nuestras vidas. Se puede trabajar en una fábrica con hábitos de higiene, descontaminación y protección. Tenemos que convivir con el Covid-19, que ha segado la vida de cientos de miles de personas. Estos días sirven para reabrir algunos sectores estratégicos de la vida económica, como el automotriz y de autopartes. Estos generan miles de empleos que se ven reflejados en la economía de varias entidades del país. Se deben abrir también los comercios y los servicios. Para evitar contagios deben establecerse desde el gobierno, de la mano del sector privado, protocolos aplicables a todos los sectores de la población que necesitan interacción física. Deberán escuelas, comercios, fábricas y oficinas, como ocurre en China, Corea y Japón, colocar sanitizadores de ozono, lavamanos públicos y promover, como si se tratara de los mensajes desesperados de los partidos políticos por atraer votos en elecciones, medidas sanitarias para evitar contagios. El Covid-19 llegó para quedarse y debemos convivir con ese virus asesino. No tenerle miedo pero sí tenerlo a distancia. Ese es el camino de la supervivencia. Ojalá y desde el gobierno se apliquen para elaborar esos protocolos a fin de que podamos todos los mexicanos regresar a nuestras actividades cotidianas, a ganarnos la vida trabajando, a estudiar o simplemente a divertirnos.

Interdependencia

Los gobiernos de la frontera norte (Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California) realizan reuniones sistemáticas a distancia con sus homólogos en Texas, Arizona, California y Nuevo México. El tema no solo es el coronavirus sino el mecanismo para echar a andar la economía, que es interdependiente entre ambos lados. Hay que pensar en el presente con un mejor sistema de salud nacional y en el futuro para recuperar los empleos perdidos.

Dinero Tengo noticias de varias partes del país que viven del turismo, especialmente el de playa, de que están auténticamente muriéndose. El titular de Turismo federal, Miguel Torruco, ha sostenido reuniones con los gobiernos de Quintana Roo, Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Nayarit y Baja California Sur, entre otros, para aplicar sistemas de apertura en esos sectores. El problema es que debemos impulsar la llegada de turistas mediante campañas de imagen, relaciones públicas y publicidad ya que la competencia con otros países en ese sector será brutal. Ellos, como España, Francia, Italia, Estados Unidos y otras naciones, tienen herramientas y un sector muy unido que saldrá al mercado con la espada afilada y desenvainada.

Responsabilidad Social Corporativa En solidaridad con los médicos y el personal de salud que se mantiene activo en la atención a pacientes con Covid-19 el laboratorio Biocodex, que dirige Aude Boclé, reparte alimentos y cubrebocas en hospitales públicos de la CDMX.