EL LEGADO HISTÓRICO DE TENOCHTITLÁN Y TLATELOLCO

Hector González
Cultura
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Es difícil entender el alcance de las culturas prehispánicas sin tomar en cuenta a ciudades como Tenochtitlán o Tlatelolco, sitios que más allá de sus rivalidades compartieron hace más de 500 años un carácter heroico y a la vez trágico.

“Tlatelolco sufrió las implicaciones de la derrota de 1473 tras la muerte del gobernante tlatelolca Moquíhuix a manos de los tenochcas”, detalla Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo del Templo Mayor, espacio que recibe la exposición Tenochtitlán y Tlatelolco. A 500 años de su caída.

A partir de entonces, detalla la especialista, formaron parte de la larga lista de pueblos sujetos a la Triple Alianza, en tanto que sus gobernadores fueron impuestos por Tenochtitlán. “Nadie se imaginaría que unas décadas más adelante un nieto del vencido Moquíhuix, el joven Cuauhtémoc, habría de dirigir la defensa de ambas ciudades”.

El 8 de noviembre de 1519 Hernán Cortés arribó a Tenochtitlán con sus huestes compuestas por europeos y cientos de indígenas enemigos de los tenochcas o bien que sufrían los altos y a veces inhumanos impuestos exigidos.

Año y medio después el asedio a las ciudades gemelas desafiaba la bravura de los mexicas, quienes obligaron a los invasores a cambiar de táctica más de una vez. Cuenta Ledesma: “Los tenochcas se refugiaron en Tlatelolco, la cual no cedió a las condiciones del militar español, sellando su ocaso al lado de su urbe hermana”.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 19 de marzo de 2022, tiene por objetivo mostrar las causales que provocaron la caída de ambas ciudades mexicas y desmitificar hechos de la Conquista.

Inicia con la explicación de las causas sicológicas que prevalecieron en los grupos contendientes. Del lado mexica se habla de los presagios o tetzahuitl que no auguraban nada bueno para el pueblo, además del impacto que tuvo en su ánimo la muerte de los tlatoanis Moctezuma y Cuitláhuac. Mientras que en el bando español “conservaron a sus capitanes Cortés, Alvarado y Sandoval, quienes vivieron hasta el final de la Conquista”, explica la curadora.

El guion museográfico repara en las ansias de oro por parte de los españoles y en su deseo de evangelizar a los indígenas pero, sobre todo, de conseguir tierras para la Corona y así concretar prebendas. “Abordamos también las causales económicas y políticas que refieren a la expansión del Imperio mexica mediante la dominación de otros pueblos indígenas que cobraban tributo”.

El sometimiento provocó el descontento y varios intentos de levantamiento contra el imperio, los cuales fueron apagados de manera brutal. “Esa problemática económica al final se revirtió y los pueblos sometidos en cuanto vieron la primera oportunidad de liberarse del yugo mexica la tomaron; por ello miles de indígenas se unieron a Cortés para marchar contra Tenochtitlán”.

Punto no menor fueron las condiciones sanitarias. “La epidemia de viruela provocó mortandad en Tenochtitlán una vez sitiada, debido a que Cortés no permitía la llegada de bastimentos y los acueductos habían sido cortados, hecho que debilitó a la población y la hizo vulnerable”, añade la investigadora.

A lo largo del recorrido el público podrá apreciar los diferentes armamentos y elementos militares con los que se enfrentaron los bandos mexica y español, y cómo se dio también un enfrentamiento naval a bordo de bergantines, por un lado, y canoas, por otro.

Con museografía de la arquitecta Bianca Moreno Alarcón se presentan 255 piezas procedentes de las colecciones del Museo Nacional de Antropología, Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, Museo Virreinal de Zinacantepec, Museo de Sitio de Zultépec-Tecoaque, Museo Regional de Tlaxcala, Museo de Antropología del Estado de México, Zona Arqueológica de Tlatelolco y Museo del Templo Mayor.

Sin mitos

Un hecho relevante para el desarrollo de la Conquista fue la incorporación a las tropas españolas del español náufrago Jerónimo de Aguilar, quien hablaba maya. “Luego, tras la batalla de Centla, Hernán Cortés recibiría como obsequio a la Malinche, mujer muy inteligente, preparada, que hablaba náhuatl, maya chontal y maya yucateco. Es justamente a través de ella y de Jerónimo de Aguilar que Cortés logró conocer diversos aspectos sobre los mexicas y ya en Tlaxcala conoció detalles de su armamento y de las condiciones generales de la ciudad de Tenochtitlán”.

La muestra propone una reflexión sobre si la Malinche y los tlaxcaltecas fueron traidores o solo se defendían del avance del Imperio mexica y protegían a sus pueblos.

En el apartado alusivo a la batalla final hay un video de apoyo, cuyo guion realizaron Carlos Javier González González y Patricia Ledesma Bouchan, donde se muestran las estrategias que se planearon para sitiar a la ciudad.

Un tema interesante, añade Ledesma, son los hallazgos arqueológicos en Zultépec-Tecoaque, Tlaxcala, testimonio de la diversidad del ejército español. “En este lugar se tiene evidencia de una caravana procedente de Veracruz, la cual fue retenida por los acolhuas al intentar unirse a Cortés y que integraban hispanos, taínos, afrodescendientes y grupos de indígenas emparentados con los tlaxcaltecas y mayas”.

En la recta final se aborda la última resistencia en Tlatelolco, contienda muy violenta y en la que estuvo involucrada gente del mismo pueblo. En este apartado un audio narrado en maya, castellano y náhuatl recrea el momento en que Cuauhtémoc cae.

“La importancia de esta exposición es que propone una revisión sin falsos mitos y con una argumentación sólida sobre hechos comprobados”, concluye la directora del Museo del Templo Mayor.