Las fiestas de México, cívicas o religiosas, traspasan fronteras por su colorido, riqueza, ritos y ceremonias: turistas de diferentes países viajan al nuestro atraídos por la diversidad cultural, los paisajes, los ritos y las ceremonias que se llevan a cabo en determinadas fechas del año.
Todos los meses hay motivos para festejar, conmemorar y/o recordar la obra de personas ilustres o bien episodios que han marcado el rumbo de la historia nacional.
Ferias, desfiles, procesiones y reuniones familiares son una constante en la vida cotidiana de los mexicanos. El baile, la música y la comida típica resultan elementos indispensables para festejar. Mediante los actos festivos se expresan sentimientos, creencias, valores e identidad; también se refuerzan los lazos de unión entre las familias y en la colectividad.
En esta época de confinamiento forzoso y de reactivación paulatina le sugiero traer a su mente imágenes agradables que propicien el intercambio de opiniones y alienten la confianza y la esperanza. Nada mejor que leer un buen libro, revisar algún catálogo de arte, una bitácora de viajero o analizar alguna fotografía que documente las fiestas, el culto, la comida y la bebida típicas de México.
Preservar la memoria
Gracias a los testimonios de cronistas y viajeros, el registro acucioso de dibujantes y fotógrafos, así como la obra plástica de varios artistas, podemos hacer un recuento de las fiestas de mayor arraigo y apreciar los cambios que han sufrido a través del tiempo e incluso evocar con nostalgia las que han sucumbido.
En El libro de mis recuerdos (editado en 1904) Antonio García Cubas proporciona información puntual sobre las tertulias y los juegos de salón, las diversiones favoritas y las procesiones. Describe detalles de la fiesta de Navidad, el Carnaval y la Semana Santa, las fiestas de Tlalpan y las de Corpus Christi, las fiestas de la Patria y el Día de Muertos.
En el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Centro Histórico de la CDMX) se ubica el fresco La fiesta del Señor de Chalma, donde Fernando Leal muestra el sincretismo cultural propio del México de los veinte del siglo pasado.
Numerosas pinturas del siglo XX ofrecen escenas sobre juegos y entretenimientos: corridas de toros, peleas de gallos, carreras de caballos y el juego de la lotería, entre otros. Al respecto le sugiero la lectura de La rueda del azar. Juegos y jugadores en la historia de México, de varios autores, editado en 2000 por Pronósticos para la Asistencia Pública.
Alegría y devoción
Hay fechas en que se conmemora alguna batalla o evento relevante de la historia nacional, se presentan discursos y actos oficiales, así como desfiles donde participan desde los escolares hasta las Fuerzas Armadas, dependiendo del motivo de la celebración. Son actos solemnes que avivan sentimientos patrióticos.
También hay desfiles deportivos donde participan competidores de diferentes especialidades. Entre los desfiles de mayor popularidad están el de los Alebrijes, organizado por el Museo de Arte Popular en la CDMX, y el de las Calaveras.
Por otra parte hay eventos religiosos que incluyen misas, rezos y procesiones. Se trata de actos ligados a la piedad popular, donde se honra a la virgen o algún santo, o bien se solicita un favor especial en caso de sequía, desastres naturales o epidemias.
Dependiendo del motivo se recurre a determinados santos protectores. Entre las procesiones más famosas figuran la de la Virgen de la Candelaria en Tlacotalpan, la del Silencio en Taxco y las que se llevan a cabo en la alcaldía Xochimilco para honrar la imagen de un niño Dios, conocido popularmente como niñopa.
A través de la historia se han llevado a cabo procesiones muy importantes y en algunos casos se han rescatado algunos santos del olvido. En ocasiones la finalidad es visitar algún santuario o centro de fe. Dentro del turismo hay una modalidad que atiende este tipo de solicitudes: el turismo religioso.
Tienen algunas festividades un atractivo adicional debido al trabajo creativo de los artesanos que realizan velas escamadas, ofrendas florales o frutales, portadas floridas o tapetes de aserrín. Su presencia se deja sentir en la fiesta en honor de Santiago Apóstol en Tecozautla y en los festejos a la Virgen del Cobre en Huamantla. Otros elementos son música, danzas tradicionales, iluminación especial y juegos pirotécnicos.
Cabe mencionar que en algunos eventos cívicos o religiosos se recurre al video mapping (animaciones que logran un efecto artístico sobre edificios o superficies reales). Asimismo en ciertas regiones del país los eventos cívicos se acompañan de cabalgatas.
Para agasajar el paladar
Las fiestas son una oportunidad para alimentar los sentidos con los aromas y sabores de bebidas y platillos típicos. Cada región tiene una cocina específica, dependiendo de sus condiciones geográficas y actividad productiva: cortes de carne y cabrito en el norte del país, barbacoa y guajolote con mole en la zona centro y en el sudeste una vasta variedad de pescados y mariscos, amén de la carne de cerdo. Abundan los antojitos típicos: tacos, quesadillas, pambazos, tamales, etcétera.
Entre las bebidas preferidas: la cerveza artesanal, el aguamiel y el “pulque curado”, el mezcal y el tequila. Asimismo la variedad de frutas permite elaborar aguas frescas de diferentes sabores, destacando la de limón con semillas de chía.
La diversidad de climas y características del suelo y altura permiten obtener productos de gran calidad, capaces de satisfacer a los paladares más exigentes.
En las celebraciones familiares es común la preparación de barbacoa, arroz con mole y carnitas. En esta temporada son típicos los chiles en nogada, cuya preparación requiere de varios ingredientes: nuez de Castilla, chile poblano, guisado de picadillo, frutas (incluye acitrón), perejil y granada. Las recetas tradicionales pasan de madres a hijas e hijos, así como el uso adecuado de utensilios. En algunas zonas rurales es común que las cocineras o cocineros utilicen el metate y el molcajete para moler ingredientes y preparar tortillas, atoles o salsas. También se utilizan anafres, comales, molinillo, ollas de barro o palas de madera y se cavan hoyos en la tierra para cocer la carne de borrego.
La organización de los festejos puede obedecer igualmente a onomásticos, eventos, aniversarios o simplemente responder al gusto por convivir con la familia e intercambiar experiencias y puntos de vista.
Le invito a descubrir la riqueza festiva y gastronómica de México.