LA PANDEMIA PONE TAMBIÉN AL SECTOR EDITORIAL EN CRISIS

Juan Luis Arzoz, titular de la Caniem.

Hector González
Cultura
Conmemoración del Dïa del Libro
JAVIER LIRA/NOTIMEX

La industria editorial nacional está en un momento clave: el sector estima que la venta de unidades ha bajado 49% respecto del primer cuatrimestre de 2019 y ante el cierre de librerías y ferias de libro se ha trasladado a la vía digital.

Hoy, de acuerdo al informe Bookwire, 45% de las ventas digitales en América Latina ocurren en México, donde el comercio editorial por esta ruta se ha incrementado once puntos, alcanzando 29 por ciento.

No obstante los números siguen siendo pobres. Algunos libreros de barrio desconocen si volverán a abrir, mientras que sellos como Almadía, Era y Sexto Piso lanzaron la campaña Donadora, a fin de conseguir fondos por medio de aportaciones ciudadanas a cambio de estímulos. Su meta es reunir en cuestión de semanas dos millones de pesos que les permitan hacer frente al pago de nóminas, rentas e imprentas.

A unos días de que inicie el regreso escalonado a la llamada “nueva normalidad” el gobierno federal presentó su plan de reactivación económica. El proyecto establece plazos para transporte, restaurantes, cines, bares, gimnasios… pero no se habla de la cadena del libro.

Juan Luis Arzoz, titular de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), se reconoce sorprendido por la ausencia del gremio. “Si abren tiendas departamentales, ¿por qué no las librerías?”, cuestiona.

La primera fase de levantamiento del confinamiento en Alemania inició el pasado 20 de abril. A partir de entonces las autoridades permitieron la apertura de tiendas alimenticias, librerías y concesionarias automotrices, siempre que no rebasaran los 800 metros cuadrados

En España las librerías abrieron el pasado 4 de mayo bajo un esquema de acceso controlado y previa cita.

Por lo que a México respecta, Arzoz confiesa que no entiende la razón por la que no se habla acerca de la paulatina reinserción del sector en la actividad económica. “Atravesamos un momento crítico, si bien el comercio digital ha aumentado, la venta de unidades en lo que va del año registra una disminución de 18 por ciento”.

El titular de la Caniem lamenta que no se incluya a las librerías dentro del rubro de tiendas departamentales. “Nuestro sector es muy frágil y si no abrimos no hay flujo para toda la cadena. Tenemos un documento donde establecen que los negocios permanecerán cerrados durante las primeras semanas de la reactivación y ahí sí nos incluyen junto con las sex shops, casinos, spas y negocios de alquiler de trajes”.

A favor de su sector el editor advierte que en nuestro país las librerías no son sitios con gran tránsito de personas. Propone controlar el ingreso, no rebasar cierto número de personas en los espacios y siempre cuidando la sana distancia. “No entiendo por qué no las tienen catalogadas como instrumentos de primera necesidad. Aunque suene sangrón los libros alimentan el alma y el espíritu. Hemos trabajado en campañas para que la gente se quede en casa leyendo. Supongo que antes de que los niños regresen a clases ya estarán abiertas, pero es un negocio muy frágil”.

Nueva normalidad editorial

Sin contar con un estudio real del impacto de la pandemia en el sector, Juan Luis Arzoz calcula que las ventas han bajado al menos 40%. En la semana 17 del año, y en comparación con 2019, la venta de unidades bajó 49% y en valores 51%. En lo acumulado del año hasta ahora en unidades la disminución ha sido de 18% y en valores de 20.5 por ciento.

Se suma a todo ello la incertidumbre por la reanudación de ferias de libros. Instrumentos vitales para editoriales pequeñas, sobre todo, porque suponen un punto de venta directo al público. “Todas las ferias previstas para los primeros cinco meses del año se cancelaron”.

A escala mundial encuentros como la Feria Internacional del Libro de Bogotá y la Feria Internacional del Libro de Madrid optaron por realizarse de manera virtual. Incluso la Fiesta del Libro y la Rosa de la Ciudad de México se decantó por esa vía. El formato permite la interacción de lectores con autores, pero en cuestiones de ventas no aporta mucho al gremio. “Desde la Caniem planeamos hacer ferias virtuales en distintos estados de la República. Es una realidad que, si bien en términos económicos no son lo mismo, este tipo de encuentros llegaron para quedarse”.

Para la cadena del libro el segundo semestre del año es fuerte. Una de las apuestas más importantes la representa la Feria de Remate en el Monumento de la Revolución de la Ciudad de México, programada para agosto. Arzoz explica que aún no han recibido información sobre si se llevará a cabo, aunque es optimista. “Tal vez se recorra un poco pero confiamos en que tenga lugar”.

Las del Zócalo capitalino, de Oaxaca y la Infantil y Juvenil son otros foros que representan oxígeno puro para las editoriales mexicanas. “Un momento clave lo marcará la Feria de Frankfurt, la más importante del mundo. En junio decidirá si abre y en qué condiciones. Un escenario similar vive la Feria Internacional del Libro de Guadalajara: estamos a la espera de lo que decidan las autoridades de Jalisco. Esperamos se realice, aunque sabemos que será una edición diferente: reglas de sanidad, accesos controlados, stands y pasillos amplios. Todavía nos falta definir muchas cosas”.

Juan Luis Arzoz adelanta que mientras definen el futuro de la industria se trabaja con la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. “La tasa cero del IVA para librerías ayudaría muchísimo. Sería un respiro. Sergio Mayer es muy amigo de la Caniem. Nosotros estamos trabajando en una campaña contra la piratería y en otra para fortalecer la compra del libro vía electrónica. Estas iniciativas están abiertas incluso para los no socios de la cámara. Estamos viendo qué hacer. Los ingresos por la vía digital no superan 12% de lo que se tenía antes. Desde la Caniem nos estamos organizando. No es fácil, pero los editores somos solidarios y queremos hacer cosas”.