REGIONES IMAGINARIAS PARA ESCRITORES SINGULARES

“Si hablamos de creación de la literatura latinoamericana es bastante buena”.

Claudia Luna Palencia
Cultura
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El mexicano Juan Rulfo marcó a toda una generación con su cuento El llano en llamas y su novela Pedro Páramo con una trascendencia incalculable, mientras el colombiano Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura, desdibujó en Cien años de soledad un pueblo ficticio llamado Macondo, tan descarnado que cualquier parecido con la realidad eriza la piel.

Si libros como El Código Da Vinci, de Dan Brown, provocaron oleadas de seguidores viajando a los sitios descritos por el escritor estadunidense, abriendo una nueva forma de hacer turismo literario, con Regiones imaginarias se hace un viaje a la narrativa de diez escritores que solo tienen en común jugar con la ficción y la realidad.

Se trata de creadores como Rulfo, Gabo, William Faulkner, Chinua Achebe, Juan Benet, Rasipuram Narayan, Juan Carlos Onetti, María Lima Mendes, Andrea Camilleri y Abd al-Rahman Munif.

Todos abordados desde la perspectiva de un grupo de escritores que bajo el sello Ediciones Menguantes decidieron traer al presente los sitios descritos en una serie de libros de fama mundial.

Vértigo platicó con Luis Fernández Zaurín, uno de los participantes del ensayo, entusiasta por abrir nuevas fronteras del conocimiento a las generaciones de hoy.

En palabras del autor catalán nadie había reunido en un libro una serie de relatos acerca de estas regiones imaginarias y por esa razón se juntaron diez periodistas y escritores para desplazarse a esas regiones imaginarias que algunos escritores de la literatura universal crearon en sus obras.

“Nos gustó la idea; y como cada uno de nosotros nos desplazaríamos a esas regiones imaginarias propusimos hacerlo en compañía de un fotógrafo. Así que convencimos a diez fotógrafos para que se acercasen a estas regiones imaginarias y las retrataran; la idea principal fue esa”, explica motivado.

El grupo de autores responsable de Regiones imaginarias lo forman nombres con varios libros a cuestas y algunos con publicaciones en El País y otros diarios. Se trata de Chelo Alvarez-Stehle, Álvaro Colomer, Luis Fernández Zaurín, Bernardo Gutiérrez, Use Lahoz, Gabi Martínez, Valentino Necco, Elisa Reche, Chika Unigwe y Enrique Vila-Matas.

En el material fotográfico participaron expertos como Sandra Balsells, Guillermo Barberà, Óscar Bonilla, Marta Calvo, Albert Ferrer, Jaime León, Daniel Loewe, Kim Manresa, Patricia Martisa y Rex Miller.

Referentes

—¿Qué se pretende con este libro?

—Aterrizar una serie de ideas. El criterio elegido en este ensayo que hemos escrito fue, primero, acotar las diez regiones imaginarias elegidas y, luego, que estas tuvieran un referente en la realidad. Una región completamente imaginaria sin que tuviera un referente en la realidad no nos servía para este proyecto.

De esta manera, prosigue Fernández Zaurín, se pusieron a buscar con qué regiones imaginarias sí había un referente en la realidad: “Yo mismo viajé a Guadalajara, México, siguiendo la huella de Juan Rulfo; me desplacé a Sayula, la ciudad en la que él nació; luego fui a San Gabriel, donde él vivió una parte de su infancia; y finalmente fui al lugar que en su obra él refiere como Comala, que es un pueblito llamado Tuxcacuesco. Ese fue el final de mi viaje con el fotógrafo que me acompañó; e igual sucedió con el resto de los compañeros”.

A lo largo de su vida Rulfo siempre jugó al despiste del lugar de su nacimiento. Sin embargo, una placa en Sayula, Jalisco, en la calle en la que nació y vivió con sus padres hasta los tres años, recuerda a los transeúntes el origen de tan famoso escritor: “El 16 de mayo de 1917 nació en esta casa No. 48 de la entonces calle Madero el célebre novelista Juan Rulfo”.

Para el periodista español viajar hasta México ha sido una experiencia vivificante.

A su vez, Bernardo Gutiérrez, coordinador del proyecto, desarrolló Macondo de García Márquez, cuyo referente en la realidad es Aracataca, Colombia, el pueblo de nacimiento del propio Gabo.

“Además de elegir las regiones imaginarias cuyo referente fuera la realidad, elegimos un amplio abanico de regiones imaginarias que fueran representativas de diversas culturas; es decir, no solo elegimos autores latinoamericanos, sino que también hay un autor español, un italiano, un indio y varios africanos”, indica.

En opinión de Fernández Zaurín era importante esta elección diversa para reflejar múltiples aspectos culturales con la tónica de que fueran más o menos contemporáneos; por eso no hay autores del siglo XV, del XVI o de otra época.

Cada uno de los autores escribió un texto sobre las regiones imaginarias, que en muchos aspectos son una especie de crónicas de viaje; en otros casos han sido relatos y en otros una mezcla entre crónica y ficción.

“Yo quise que mi parte comenzara como una crónica de viaje para luego ir derivando a la ficción a partir de esa Comala descrita por Rulfo en Pedro Páramo”, agrega.

En 1953 Rulfo publicó El llano en llamas y dos años después su primera novela, Pedro Páramo, ambientada en la época de la Guerra Cristera en el México rural fruto de la Revolución.

El autor, apenas fluye su narrativa tan cercana como desgarradora, no pierde tiempo entre líneas para ubicar el centro de la trama: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.

Si bien Comala es un lugar triste y casi condenado al infierno en la imaginación de Rulfo, en México existe en Colima el Pueblo Mágico de Comala, que los colimenses defienden como la Comala de Rulfo, aunque a diferencia del imaginario rulfiano es un sitio templado y muy agradable. Por su parte, como dijimos antes, Tuxcacuesco se encuentra en Jalisco y también se afirma que es la Comala distorsionada en la novela.

Un viaje a las letras

Con Fernández Zaurín charlamos además sobre el punto en que se encuentra la literatura latinoamericana en medio de un boom de autores de lengua inglesa traducidos al castellano ocupando los principales escaparates de las librerías de España, México y otros países hispanoparlantes.

—¿En qué ciclo se encuentran las letras latinoamericanas?

—Creo que están en un momento importante. Hay autores muy relevantes, jóvenes y relativamente jóvenes, que destacan y dan noticia de la buena salud de la creación. La salud en cuanto a la creación es mucha.

De esta convivencia de autores Fernández Zaurín considera que la “invasión” da noticia de que avanza de forma importante la industria editorial de los países que lanzan con tanto apoyo a sus autores.

“Hay multinacionales que imponen sus éxitos y a veces terminamos consumiendo literatura de otros lugares porque simplemente es la que encontramos en las librerías. Pero insisto: si hablamos de creación de la literatura latinoamericana, en general es bastante buena”, remarca.

—No se puede negar que hay fenómenos como el de Joël Dicker impulsados por la propia editorial…

—Lo importante es que consumamos productos manufacturados de otras culturas y otros idiomas. Es necesario darse cuenta de que hay otros autores o autoras que empujan con mucha fuerza y hay que leerlos porque nos van a agradar.

En España, prosigue Zaurín, en los últimos años ha surgido una explosión de pequeñas editoriales que están haciendo bien su trabajo, de manera encomiable, y es el caso de Ediciones Menguantes con Regiones imaginarias.

“Esta eclosión ha facilitado que en España salgan al mercado libros de calidad que quizá las grandes editoriales no consiguen ver. Con Regiones imaginarias queremos viajar y mostrarle al lector medio los sitios reales de los libros que seguramente ya ha leído”, señala el también periodista.

—¿Qué público-objetivo tienen?

—El lector medio que seguramente ha leído alguno de estos libros, incluso como textos escolares.

—¿Va a morir el libro como tal, en papel?

—Es verdad que se lee en una pantalla, pero creo que el papel es un formato de éxito que durará para siempre. Hay personas a quienes les gusta sentir el tacto, el olor del papel… Creo que permanecerá; quizá lo digo por romanticismo, pero hay libro para rato.
Lectores

Recientemente la Confederación Española del Gremio y Asociaciones de Libreros (CEGAL) refirió con buen ánimo un notable incremento en las ventas de libros impresos como no se observaba en más de una década.

Hay una resurrección de las ventas. En 2008, antes de que explotase la crisis de las Subprime, las ventas en el país ibérico alcanzaron los tres mil 190 millones de euros en el sector del libro.

No ha vuelto a recuperarse, pero tras las cifras de 2013 por dos mil 181 millones de euros, en 2021 las ventas subieron a cerca de dos mil 900 millones de euros y 2022 todavía promete.