Cada canción exige su método. Cuando el compromiso es claro “uno se puede tardar 16 horas en encontrar la palabra adecuada”, dice Lorena Gutiérrez. La compositora mexicana estrena los EPs Crisálida Vol. I y II de manera simultánea y subraya que “lo hice así porque son un regalo para mí y mis seguidores”.
Fue en 2015 cuando la artista tomó su guitarra y decidió caminar en solitario. Desde entonces se propuso dar una vuelta de tuerca a un género de por sí personal como la trova. “Mi trova no es pura sino alternativa. Está influenciada por jazz, rock y pop”, matiza.
Resultado de su andar son ambos materiales. “Representan mucho para mí. Decidí que fueran acústicos porque quería darle una esencia muy íntima a la guitarra y a mí voz; quería un sonido puro, como si me estuvieras escuchando tocar en mi casa”.
El caso del Volumen I es particular: digamos que es la segunda vuelta de temas que vieron la luz por primera vez en 2018. “Aquel año los grabé sola con el equipo que tenía a la mano. La cosquilla artística me llevó a reinterpretarlos: ahora tengo mejores herramientas de grabación y quería que sonara parejo, en términos de calidad, con el segundo volumen”.
Las canciones reunidas tienen historia en ambos casos. Algunas datan de 2013, otras nacieron después de que tomara el Taller de Composición de la Sociedad de Autores y Compositores. “Ahí comenzó una nueva etapa en mi forma de componer canciones”.
También ganó, en 2018, la beca María Grever para compositores y se abocó a trabajar 16 temas, la mayoría incluidos en Crisálida.
Pero aún hay más. Otra causal de los materiales es la influencia del cubano Silvio Rodríguez. “Soy su admiradora y quería rendirle un homenaje. Silvio es un gran escritor y hasta filósofo, pero sobre todo es un guitarrista nato. Goza de una maestría desde muy joven. Para mí siempre ha sido una gran influencia y motivación. Empecé a estudiar música desde los 13 años y escucharlo me marcó. Siempre ha sido mi referencia y estándar de calidad”.
No obstante, el tributo de la compositora no atraviesa por el cover, sino por la referencia. El autor de canciones como Ojalá u Óleo de una mujer con sombrero puso la vara en términos de exigencia melódica y lírica. “Llevo muchos años preparándome para destacar en mi trabajo lírico y ahí Silvio Rodríguez ha sido fundamental”.
Volver al escenario
Cada músico tiene sus rituales, métodos y procesos creativos. Lorena Gutiérrez los encuentra por medio del estudio y sobre el escenario. A lo largo de su carrera ha acompañado a colegas como Mon Laferte o el grupo Los Amantes de Lola. Hoy sabe que todo suma y que la permanencia se obtiene por medio del trabajo. “Hay que ser disciplinado; es muy arriesgado quedarse a esperar la inspiración o a la musa, puede sonar muy romántico o bohemio pero no es funcional”.
Advierte que “escribo de manera indiscriminada y sobre cualquier tipo de cosa”. Sus letras van de la canción romántica hasta reflexiones sociales y el feminismo. “No me gusta limitarme, incluso escribo sobre objetos, como La canción de las ventanas. Combino situaciones personales con anécdotas de terceras personas. El oficio es lo que permite escribir de todo”.
Si acaso hubiera una regla, esa sería el trabajo. “Los músicos nunca dejamos de estudiar”, de modo que no puede pasar una semana sin que salga al menos un boceto de canción o melodía. “Una nunca sabe por dónde brincará un tema. Algunos empiezan por una palabra; puedo obsesionarme con una y a partir de ahí construir una historia. Otras ocasiones todo sale del piano o la guitarra. Inicio con una progresión de acordes, una línea de sonidos y por ahí me sigo. A veces tengo la historia hecha y derecha y es cuestión de resumirla. Una canción es una obra literaria, corta y breve, pero lo es; y me puede tomar un día o un mes”.
La clave está en no bajar la guardia y aceptar lo que viene. En este sentido Gutiérrez no siente nostalgia por los formatos físicos de la música. “Me gusta esta nueva ola del single porque me permite abarcar más territorios y llegar más rápido a una mayor cantidad de gente. Además, a cada sencillo o canción se le da un enfoque y atención personalizado”.
Si hay algo que extraña ahora es presentarse sobre un escenario. Sabe que el momento del regreso está cerca, pero prefiere ser cauta. En marzo de 2021 padeció Covid-19 y pese a que fue casi asintomático el virus le dejó secuelas. “A nivel muscular sí me afectó. La parte derecha de mi cuerpo está casi dormida, en este sentido la pandemia significó un estate quieto y llevo año y medio sin presentarme, aunque sí he realizado muchas actividades virtuales y no dejo de impartir clases de guitarra. Gracias a eso mi ejecución musical no se ha visto afectada”.
Aprovechó los últimos meses para profundizar en el estudio de la tradición latinoamericana y componer nuevos sencillos que publicará poco a poco. “Por ahora eso es lo que viene. Cada vez estoy más cerca de volver a los conciertos; es un paso necesario y ya tengo planes para hacerlo”.