“RADIO Y TELEVISIÓN, FUNDAMENTALES PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN”

Un periodismo riguroso constituye el mejor antídoto contra las noticias falsas y la desinformación.

Young Family Watching TV Together
Andrey Popov
Cultura
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A lo largo de la pandemia las audiencias han mirado a la radio y la televisión como alternativas de información veraz ante la proliferación de fake news en internet y redes sociales.

En respuesta la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) promueve la campaña Dígale NO a las noticias falsas, misma que busca reforzar la importancia del rigor periodístico por parte de los medios electrónicos.

Convencido de que una democracia sólida atraviesa necesariamente por una televisión y una radio confiable el uruguayo Héctor Oscar Amengual, socio de honor de la AIR y uno de los creadores de la iniciativa, habla con Vértigo y sostiene que “los altos niveles de audiencia registrados durante la pandemia demuestran una vez más que los ciudadanos prefieren los medios formalmente establecidos”.

—La AIR lanzó su campaña para reforzar la confianza de las audiencias en la información que se transmite por radio y televisión. ¿Qué tipo de reacción percibieron en el público durante la pandemia?

—Como colaborador de esta campaña de la AIR me consta que se recibieron muy buenas reacciones del público, que valora la importancia de los medios y los periodistas que ejercen su labor de información, comprometidos con la búsqueda de la verdad, actuando con rigurosidad profesional y responsabilidad.

Los ratings, añade, “son indicadores de las preferencias de los ciudadanos, que con su libre elección señalan su confianza y credibilidad en los contenidos a los que pueden acceder. En este sentido la radio y la televisión continuarán mereciendo los más altos índices de audiencias”.

—Durante la pandemia la sobreinformación y las noticias falsas han sido una constante que muchas veces en lugar de ayudar perjudica al público. ¿Qué papeles juegan los espacios de radio y televisión en este sentido?

—En el ámbito de la AIR y sus pronunciamientos se ha sostenido reiteradamente que los medios de comunicación formalmente establecidos, como la radio y la televisión, son los órganos por medio de los cuales se manifiesta la libertad de expresión, y sus contenidos y espacios informativos cumplen una misión trascendental para dar certeza de la veracidad de las noticias y desmentir las falsedades.

—Las fake news proliferan particularmente en las redes sociales. ¿La radio y la televisión, durante esta pandemia, consolidaron su papel como herramientas confiables en términos de información?

—La radio y la televisión nunca disminuyeron su confiabilidad. La gente conoce bien cuáles son sus emisoras preferidas y sus programas favoritos. Como está señalado por la doctrina de la AIR, es el público el que con su diaria y libre elección decide su apoyo o rechazo a los medios en función de la credibilidad y preferencia que le merecen.

Rigor y veracidad

—¿Qué necesitan hacer la radio y la televisión para mantener a las audiencias que durante la pandemia regresaron a esos medios?

—Los medios de comunicación formalmente constituidos son y seguirán siendo merecedores de la confianza que a ellos les dispensan sus audiencias, actuando con responsabilidad, difundiendo contenidos de calidad y promoviendo un periodismo riguroso en favor de una opinión pública ilustrada por la veracidad, constituyendo el mejor antídoto contra las noticias falsas y la desinformación.

—La confianza en el periodista o el conductor por parte del público es uno de los puntos a favor de la radio y la televisión. ¿Cree que las audiencias comienzan a revalorar aspectos como estos a la hora de acercarse o consumir un medio de información?

—La campaña de la AIR, Dígale NO a las noticias falsas, destaca en su mensaje la valoración que desde siempre han otorgado las audiencias para informarse “con los rostros y las voces que usted conoce y confía”. Creo que el público, más que revalorar, está ratificando que las emisoras, mediante la esforzada labor de sus directivos, periodistas, comunicadores y trabajadores, han venido realizando una formidable labor en estos tiempos de emergencias epidémicas, llevándole a la población, de manera libre y gratuita, información verificada y oportuna sobre esta enfermedad, así como los más variados contenidos para ayuda social y sanitaria, junto al entretenimiento y el necesario esparcimiento.

—¿Qué tipo de precedente cree que establecerá la pandemia respecto de nuestra forma de relacionarnos con los medios de información?

—Corresponde citar el Manifiesto de la AIR por la radiodifusión, en tiempos de pandemia, que establece entre otros aspectos: los altos niveles de audiencia registrados durante la pandemia han demostrado una vez más que los ciudadanos prefieren los medios formalmente establecidos, como la radio y la televisión, para acceder a información contrastada y confiable que les ayude a tomar decisiones ante los desafíos que enfrentan en el día a día.

Pospandemia

—La superficialidad y la inmediatez son algunos de los puntos flacos de la información que circula en redes sociales. ¿Necesitamos audiencias más exigentes?

—Es importante fomentar y promover la actitud crítica de la opinión pública para que cada vez exista más conciencia sobre los peligros y los males que genera la desinformación, así como la necesidad de evaluar, contrastar y verificar las noticias y contenidos que circulan en las redes sociales, para diferenciar lo verdadero de lo falso.

—De cara a la pospandemia, ¿qué rasgos éticos y periodísticos necesitan ponderar la radio y la televisión para competir con redes sociales?

—Continuar en la misma línea que les ha caracterizado durante décadas en nuestros países, por su permanente aporte de diversidad y calidad de contenidos para todos los sectores de la sociedad, siendo medios fundamentales para el ejercicio de la libertad de expresión, para la vigencia de la democracia y las dignidades humanas.

—¿Qué retos tiene y enfrenta la AIR en la coyuntura pospandemia?

—Organizaciones como la AIR, próxima a cumplir 75 años de existencia (su Congreso fundacional fue en 1946, en la Ciudad de México), son referentes para continuar promoviendo el respeto a la libertad de expresión, sin la cual no hay democracia posible, así como la existencia, funcionamiento y sostenibilidad de los medios libres e independientes.

Además, dice Héctor Oscar Amengual, “varios desafíos se presentan, en buena medida, con los nuevos avances tecnológicos, los cuales deben servir de apoyo a la radio y la televisión, que ya han demostrado su capacidad de adaptación para mantener siempre renovada su actividad en favor de los grandes objetivos sociales, así como del progreso y bienestar de los pueblos libres”.

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