El Festival de Cine Infantil Churumbela llegará a Yucatán y a la Ciudad de México del 5 al 7 de diciembre con una propuesta que reafirma su misión: acercar el lenguaje cinematográfico a niñas, niños y adolescentes como una herramienta de expresión, pensamiento crítico y transformación social.
Bajo el lema “Mosaico de colores” la novena edición pondrá especial atención en la diversidad, la inclusión y la creatividad.
Desde su nacimiento Churumbela se ha convertido en un referente nacional dedicado a la formación cinematográfica de la infancia. En casi una década el festival ha logrado llevar actividades, proyecciones y espacios de creación a más de seis mil 500 niñas y niños en contextos vulnerables, consolidándose como un puente para disminuir las brechas socioculturales y fomentar la empatía a través del arte audiovisual.
Este año la celebración se extenderá a parques, centros culturales, escuelas, museos y comunidades, tanto en Mérida como en distintos puntos de la Ciudad de México.
La directora del festival, Michelle Raguth, explica en entrevista con Vértigo que Churumbela nació de una inquietud muy clara: acercar el cine a infancias que difícilmente tienen acceso a actividades artísticas.
Lo que comenzó como visitas a casas hogar y centros comunitarios creció rápidamente al observar los cambios que experimentaban las niñas y los niños después de interactuar con cineastas y participar en talleres creativos.
“Fuimos notando diferencias en su actitud, en su personalidad; empezaron a ser niños más seguros de sí mismos; y eso nos dio la pauta para querer llegar a más y más, pero no nos iba a dar la vida hacerlo todos los fines de semana, así que empezamos a crear esta idea de un festival donde durante tres días pudieran llegar infancias vulnerables y también público en general”, comenta Raguth.
De igual forma, Raguth destaca que a lo largo de esos nueve años uno de los mayores aprendizajes ha sido la constante transformación del propio festival. Lejos de repetir fórmulas, el equipo se ha empeñado en renovar talleres, contenidos y metodologías para que las actividades impacten en el desarrollo emocional de quien asiste. “Hemos apostado por la calidad sobre la cantidad. Preferimos llegar de manera profunda a un menor número de niñas y niños, que ofrecer actividades que no les dejen herramientas reales”, afirma.
La temática seleccionada para esta edición —“Mosaico de colores”— surge del interés por subrayar los valores de inclusión, convivencia y respeto a la diversidad. Según la directora el concepto no solo acompaña la imagen gráfica del festival, sino que también guía la curaduría, los talleres y las experiencias inmersivas.
“Es una oportunidad de decirle a todo el mundo que existe todo este mosaico de personalidades y todos merecemos y tenemos el derecho de estar en el mismo lugar. De aceptarnos como somos unos y otros, y ver que podemos convivir todos si somos empáticos, si somos amables”, comenta Raguth.
Transformando realidades
En Mérida el epicentro de las actividades será el Circuito de Cine Churumbela, ubicado en el parque La Plancha. Ahí las infancias podrán experimentar todas las etapas del proceso cinematográfico: desde escribir una historia hasta actuarla, maquillarse, filmar y ver el resultado en pantalla. Este año el set principal estará dedicado al stop motion, una técnica que suele despertar gran entusiasmo entre los pequeños.
Raguth dice que esta técnica exige un nivel de concentración y paciencia que los niños adoptan con mucho compromiso. “Foto por foto, van dando vida a los personajes. Les abrirá mucho más la posibilidad de que ellos fortalezcan su imaginación”, señala.
Además del set de filmación habrá talleres para crear juguetes ópticos, proyecciones al aire libre y actividades lúdicas donde el juego y el aprendizaje se entrelazan.
Sobre las proyecciones, este año Churumbela presenta la selección más amplia de su historia: 162 cortometrajes y tres largometrajes, elegidos entre más de dos mil obras enviadas desde Latinoamérica, Europa y Asia. Las historias abordan temas como identidad, duelo, medio ambiente, relaciones familiares, descubrimiento personal y procesos de cambio.
La directora asegura que si bien las historias provienen de diversos rincones del mundo hay coincidencias temáticas notables. “Este año encontramos muchos relatos sobre duelos, especialmente sobre abuelos y abuelas. También aparecen temas de bullying, identidad y conflictos sociales”, observa.
El festival llegará también a la UNAY, el Centro Cultural Olimpo, el Centro Cultural del Sur, El De Sal Ojo y el Gran Museo del Mundo Maya, donde se realizará la ceremonia de clausura y la premiación de los “Minicineastas de Yucatán”, un reconocimiento al talento local.
Además de Mérida, Churumbela llevará proyecciones itinerantes a los municipios de Tahdziú, Chocholá y Tzucacab, con el objetivo de que más niñas, niños y familias disfruten del cine en comunidad.
Por otro lado, en la capital del país el festival tendrá presencia en sedes como la Cineteca Nacional de las Artes, la Biblioteca de México, el PILARES Ximena Guzmán, el Centro Cultural Teatro Carlos Pellicer, Xochicali y otros espacios donde se exhibirá una parte de la programación. Aunque en la CDMX las actividades serán más acotadas, incluirán proyecciones y encuentros con cineastas al finalizar algunas funciones.
Para Raguth lo más importante es que las infancias vivan experiencias que amplíen sus horizontes. “Churumbela es un festejo que celebra el cine de una manera muy divertida. Los niños aprenderán muchas cosas sobre el origen del cine, se les abrirá la mente sobre formas nuevas de contar y comunicar historias”.
Todas las actividades del Noveno Festival de Cine Infantil Churumbela serán gratuitas y están dirigidas a niñas, niños y jóvenes a partir de los seis años. Con una programación que combina cine, talleres, diálogo y creación artística, la edición de este año reafirma que el cine es una herramienta poderosa para comprender el mundo, contar historias propias y convivir desde la empatía.

