Nayarit, México, 12 de diciembre. En el mar del Pacífico mexicano existe un escenario sagrado donde el tiempo se detiene, en las tranquilas aguas de la bahía de San Blas, un espacio que esconde el epicentro sagrado wixárika del estado de Nayarit.
Se trata de Tatéi Haramara, una piedra ancestral que se alza imponente en medio de las olas del mar nayarita y que de acuerdo con la cosmogonía del pueblo huichol, ahí se originó la vida, donde Takutzi Nakawe, “Nuestra Madre creadora” dio origen a los seres vivos.
Según la tradición, esta piedra fue el primer objeto sólido sobre la tierra que era joven y en formación, además es la morada de la deidad conocida como Haramara, la Diosa del Mar. Para los wixárikas, esta divinidad es la personificación misma de la fertilidad y la creación, la Madre de todos los seres vivos. Su presencia dio origen a las aguas que fluyen por los ríos y océanos, nutriendo la vida en todas sus formas.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que, para los wixárikas, la región de Tatéi Haramara representa el mar, el cual está asociado con el inframundo. Para ellos el océano es el lugar donde el Dios Sol muere cada atardecer y desciende a las profundidades para iniciar su viaje bajo tierra de regreso a su lugar de nacimiento.
Las creencias dictan que a este mismo lugar viajan inicialmente los huicholes después de la muerte, para reunirse con sus familiares en medio de una celebración, para tener una despedida final y luego emprender el viaje hacia Wirikuta.
Durante todo el año, este pueblo originario hace ofrendas a Tatéi Haramara y visitan esta zona para venerar el lugar de origen de las deidades ancestrales, después realizan rituales para atraer la lluvia a la Sierra Huichol. Anualmente también se reúnen a las orillas del mar para lanzar ofrendas al fondo marino intermedio, entre la también llamada “Piedra de La Virgen” y el Cerro del Vigía, un faro marítimo del puerto de San Blas.
Dentro de los tributos que arrojan se encuentran diversos artículos propios de esta cultura como el tzicuri u “ojo de dios”, velas de cera, pedazos de chocolates, jícaras y flechas de piedra esculpida o grabada, entre otros.
Recorrer este lugar es posible para cualquier visitante, ya que desde el puerto de San Blas se puede tomar una embarcación, hacer un hermoso recorrido entre aguas azules y cielos únicos que por la tarde toman colores rosados que parecen de filtro. En el traslado podrás ver fauna marina y escenarios al muelle, un espacio que cuenta con una famosa canción que cuenta la historia de Rebeca Méndez Jiménez, una mujer enamorada que espero a su novio pescador por años y en donde ahora vive la escultura de esta mujer.
En noviembre de 2008, este y otros sitios sagrados fueron protegidos por el gobierno mediante la firma de un acuerdo común denominado “Pacto de Hauxa Manaka para la preservación y desarrollo de la cultura wixarika”, donde se estableció protección a un total de 6 hectáreas para evitar que los propios huicholes o personas ajenas a esta cultura utilicen elementos de esta para fines contrarios a la ceremonias, tradiciones y costumbres de este pueblo ancestral.
Actualmente, Tatéi Haramara es un sitio sagrado crucial dentro de la Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados a Wirikuta, que fue inscrita como Patrimonio Mundial de la UNESCO en julio de 2025. Es un punto con gran valor espiritual para la cultura huichol, donde el agua, la fe y la naturaleza se unen en un canto eterno de vida y respeto.


