Poeta, novelista y militante, Gioconda Belli ha sido durante más de medio siglo una de las escritoras más poderosas del idioma español. Entre los ejes de su escritura destacan el cuerpo, la libertad, el amor y la memoria.
El pasado 11 de noviembre la autora nicaragüense recibió el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2025, uno de los reconocimientos más importantes para las letras hispanoamericanas, otorgado por la Secretaría de Cultura del gobierno federal y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La ceremonia, celebrada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, reunió a figuras de la cultura y la literatura como la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza; el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas; la periodista Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes; y la poeta Natalia Toledo Paz, quien asistió en representación del jurado.
Conmovida y agradecida, Belli evocó en su discurso la profunda relación que siempre mantuvo con la obra del autor mexicano: “La literatura puede ser una forma de memoria y también una manera de reparar el alma de los pueblos. Los jóvenes revolucionarios sandinistas admirábamos en la obra de Fuentes el constante recordatorio de que la imaginación tiene un cordón umbilical con la realidad y la circunstancia política de su tiempo”.
Además, añadió con ironía y emoción: “Ni siquiera la ficción le habría permitido vislumbrar a Carlos Fuentes que yo vendría a México para recibir este premio después de haber sido despatriada, confiscada de mis bienes y declarada traidora a mi patria. Y que en el exilio me acompañaría Sergio Ramírez, su amigo y también merecedor de este reconocimiento en 2014”.
El Premio Internacional Carlos Fuentes distingue a escritores cuya obra, escrita en español, haya contribuido de manera sustancial al patrimonio literario universal. En su edición 2025 el jurado —que integraron Rodrigo Martínez Baracs, Ana Clavel, Claudia Piñeiro, Luis García Montero y Natalia Toledo— decidió otorgar el galardón a Gioconda Belli “por su capacidad de renovación de la poesía hispanoamericana y por la fuerza de su diálogo entre la sociedad, la historia y la literatura a través de su narrativa”.
Durante su intervención, la secretaria Curiel de Icaza destacó que con este premio “no solo se reconoce el valor literario de su obra, sino también los notables aportes que ha hecho al patrimonio cultural de Hispanoamérica”.
Y añadió: “Para ella el amor es un espacio casi perfecto para resistir, para ser feliz, llorar y parirse a sí misma cuantas veces sea necesario, con la congruencia como bandera”.
Por su lado, el rector de la UNAM comparó a Belli con grandes nombres de la tradición hispánica como Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel de Cervantes, Juan Rulfo y Elena Poniatowska.
“Su obra nos recuerda que escribir demanda deseo y rebeldía para alcanzar la emancipación. Reconocerla es rendir homenaje a las escritoras que han creado un pulso ético y sensible, capaz de acercarse a lo inenarrable e imaginar nuevos modos de cohabitar”, puntualizó Lomelí Vanegas.
La periodista Silvia Lemus evocó el pensamiento de Carlos Fuentes al señalar que “las mujeres son los personajes centrales en las obras de Fuentes y Belli. Eso nos habla de que nuestra tradición literaria se mantiene viva y vigente; y que nuestros derechos los hemos ido ganando a través de obras como la de nuestra poeta”.
Entre la poesía y la revolución
Nacida en Managua en 1948, Gioconda Belli estudió Publicidad y Periodismo en Filadelfia, Estados Unidos. Su temprano activismo político la llevó a formar parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), desde donde se opuso a la dictadura de Anastasio Somoza.
Entre 1975 y 1979 vivió en el exilio —primero en Costa Rica, luego en México— y al triunfo de la revolución regresó a Nicaragua para ocupar diversos cargos en el nuevo gobierno.
Su debut literario ocurrió en la década de 1970, cuando publicó sus primeros poemas en el suplemento La Prensa Literaria. Su libro Sobre la grama (1972) fue reconocido con el Premio Mariano Fiallos Gil de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, y en 1978 obtuvo el Premio Casa de las Américas con Línea de fuego, escrito durante su exilio en México.
A lo largo de su trayectoria Belli ha cultivado tanto la poesía como la narrativa. Otros de sus títulos emblemáticos son La mujer habitada, El país bajo mi piel, El infinito en la palma de mi mano y Un silencio lleno de murmullos, su obra más reciente.
En febrero de 2023, tras años de crítica abierta al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Belli fue declarada “traidora a la patria” junto con otras 93 personas, lo que implicó el retiro de su nacionalidad nicaragüense y la confiscación de sus bienes.
Sin embargo, lejos de silenciarse, la escritora convirtió el exilio en una forma de resistencia. En 2024 aceptó la nacionalidad española y un año más tarde la chilena, sin renunciar jamás a su identidad nicaragüense.
Al recibir el Premio Carlos Fuentes, Belli dedicó el galardón a su país: “A mi Nicaragua, a su gente, a sus presos políticos y exiliados. La fuerza de la poesía y la literatura seguirá cantando las luchas por la libertad, con fe en que la palabra continuará narrando el fin de los tiranos”.
El jurado del Premio Carlos Fuentes reconoció en Belli a una autora que ha sabido renovar la poesía y la narrativa desde la conciencia social y la experiencia femenina. En palabras de Natalia Toledo, “su obra proviene de una herencia cultural profunda, nacida en Mesoamérica, en esa tierra donde dos corazones se juntan y dos aguas se unen”.
La escritura de Belli ha sido, desde sus inicios, un acto de emancipación, ternura, sensualidad y compromiso. Hoy, a sus 76 años, continúa escribiendo y participando en foros internacionales, convencida de que la palabra es un territorio donde aún se puede ser libre.

