Giorgio Armani, diseñador de moda, muere a los 91 años

Construyó un imperio valorado en 10 mil mdd

El diseñador Giorgio Armani posa con modelos en 2019.
Foto: AP
Cultura
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Milán, Italia, 4 de septiembre. Giorgio Armani, el diseñador italiano que convirtió el concepto de elegancia discreta en un imperio de la moda valorado en miles de millones de dólares, ha muerto, confirmó su casa de moda. Tenía 91 años.

Armani falleció en su hogar, indicó la casa de moda. Armani, uno de los nombres y rostros más reconocibles en la industria de la moda global, se perdió la Semana de la Moda de Milán en junio de 2025 por primera vez durante las presentaciones de la moda masculina Primavera-Verano 2026 para recuperarse de una enfermedad no revelada. Estaba planeando un evento importante para celebrar los 50 años de su emblemática casa de moda Giorgio Armani durante la Semana de la Moda de Milán este mes.

Comenzando con una chaqueta sin forro, un simple par de pantalones y una paleta urbana, Armani puso el estilo italiano listo para llevar en el mapa de la moda internacional a finales de la década de 1970, creando una silueta relajada instantáneamente reconocible que ha impulsado la casa de moda durante medio siglo.

Desde la oficina ejecutiva hasta la pantalla de Hollywood, Armani vistió a los ricos y famosos con estilos clásicos y confeccionados, elaborados en telas súper suaves y tonos apagados. Sus elegantes trajes de etiqueta y deslumbrantes vestidos de noche a menudo se robaban el espectáculo en las alfombras rojas de la temporada de premios.

Al momento de su muerte, Armani había construido un imperio valorado en más de diez mil millones de dólares, que junto con la ropa incluía accesorios, muebles para el hogar, perfumes, cosméticos, libros, flores e incluso chocolates, clasificándolo entre los 200 multimillonarios más ricos del mundo, según Forbes.

El diseñador también era propietario de varios bares, clubes, restaurantes y su propio equipo de baloncesto EA7 Emporio Armani Milán, mejor conocido como Olympia Milano. Armani abrió más de 20 restaurantes desde Milán hasta Tokio desde 1998, y dos hoteles, uno en Dubái en 2009 y otro en Milán, en 2010.

El propio Armani fue la base de su estilo

El estilo Armani comenzó con el propio Giorgio Armani, desde los penetrantes ojos azules enmarcados en un bronceado permanente y un temprano cabello plateado, hasta la ropa de trabajo de jeans y camiseta de marca registrada y la decoración minimalista de sus hogares privados.

La visión de la moda de Armani era la de una elegancia desenfadada donde la atención al detalle marcaba la diferencia.

“Diseño para personas reales. No hay ninguna virtud en crear ropa y accesorios que no sean prácticos”, solía decir cuando se le pedía que identificara a su clientela.

Nacido el 11 de julio de 1934 en Piacenza, un pequeño pueblo al sur de Milán, Armani soñaba con convertirse en médico antes que un trabajo a tiempo parcial como decorador de escaparates en una tienda departamental de Milán le abriera los ojos al mundo de la moda.

En 1975, Armani y su socio Sergio Galeotti vendieron su Volkswagen por diez mil dólares para iniciar su propia marca de ropa masculina lista para llevar. La ropa femenina siguió un año después.

El símbolo de su nuevo estilo fue la chaqueta deportiva sin forro, que se lanzó a finales de la década de 1970 y se convirtió en un éxito instantáneo desde Hollywood hasta Wall Street. El diseñador combinó la chaqueta con una simple camiseta, una prenda que denominó “el alfa y omega del alfabeto de la moda”.

El traje Armani pronto se convirtió en un imprescindible en el armario del hombre adinerado. Y para las mujeres, la introducción del traje de pantalón en el entorno ejecutivo fue casi revolucionaria. Apodado el “traje de poder” con su chaqueta de hombreras y pantalones de corte masculino, se convirtió en la marca registrada de la clase emergente de mujeres de negocios en los años 80.

Con el tiempo, Armani suavizó el look con detalles delicados, telas lujosas y tonos más brillantes para su paleta básica de beige y gris. Su insistencia en pantalones y chaquetas llevó a algunos críticos a etiquetar su moda como “andrógina”

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