JULIETA FIERRO Y LA LIBERTAD COMO CIENCIA

Julieta Fierro
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Julieta Fierro (Ciudad de México, 1948-2025) fue una científica fuera de serie. No solo por su conocimiento y dominio de una disciplina como la astronomía, sino también porque tenía la cualidad de saberlo transmitir sin poses y de una manera accesible para cualquier persona.

En la edición 885 de Vértigo, Fierro definió la libertad de la siguiente manera: “Para mí la libertad consiste en hacer las cosas que uno quiera, siempre y cuando produzcan felicidad al mayor número de personas posibles”.

A unos días de su muerte conviene regresar a sus palabras al pensar en su enorme legado. Gracias a su trabajo, generaciones de lectores conocieron más del Universo mismo. En su libro La astronomía de México nos asoma al desarrollo de esta ciencia desde nuestros antepasados hasta nuestros días. Qué decir de Cartas astrales, título iniciático donde junto con Adolfo Sánchez Valenzuela retoma el gesto epistolar para explicar los fundamentos de la ciencia de una manera tan apasionante, que el resultado es motivador para todo joven interesado en conocer algo más de lo que tiene a simple vista.

La bibliografía de Julieta Fierro es amplia, pero en casi todos los casos se sostiene en eso que la academia todavía ve hacia abajo y que se llama divulgación. El libro de las cochinadas, coescrito con Juan Tonda, es ejemplar en este sentido: por medio de divertidos casos nos muestra que en cierta forma todos somos cochinos y no solo eso, sino que gracias a ello la ciencia ha podido hacer grandes descubrimientos.

Todavía en su título más reciente, Astronomía, ¿para qué?, nos sumerge en un viaje extraordinario que nos lleva al origen de los calendarios, a las posibilidades reales de la existencia de vida extraterrestre o de colonizar la Luna o Marte.

Romper moldes

“En la ciencia la libertad es importantísima, de lo contrario no habría avance. El chiste es proponer ideas novedosas, diferentes, escandalosas, abrir el mundo de las opciones. Sin embargo, existen investigadores conservadores que se limitan a hacer la tarea”, declaró en aquella ocasión a este semanario.

Durante los últimos días se ha hablado mucho de la importancia de Fierro, de su enorme cantidad de premios, de su heterodoxia al momento de hacer ciencia... Pero se ha reparado poco en que fue ante todo una mujer libre, que no se dejó amedrentar por el predominio de los varones dentro de su área, que creó un estilo propio que la llevó a romper moldes al punto de escribir Y sin embargo, se mueve, un mambo en honor a Galileo o de quitar solemnidad a las reuniones de la Academia Mexicana de la Lengua, de la cual formó parte.

Quizá la mayor enseñanza de Julieta Fierro sea esa: la verdadera trascendencia humana radica en aprender a ser libres.

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