El presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara inaugura la fiesta de las letras, el pensamiento y la libertad.
Puntual a la cita de cada cierre de noviembre, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara convocó a la industria del libro y a distintas manifestaciones culturales para celebrar el pensamiento, la libertad de expresión y la palabra escrita.
Con Barcelona como invitado de honor y el escritor Amin Maalouf como protagonista central —recordemos que ganó el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances—, el encuentro literario más importante de hispanoamérica envió un mensaje claro desde el principio, con el discurso de su presidente, José Trinidad Padilla López.
“La FIL ampara el derecho a leer, a dialogar, a pensar. Ambos espacios, en contextos distintos, celebran lo mismo: que no hay libertad sin ideas, ni ideas sin libros, ni libros sin lectores”, dijo Padilla López.
Alertó que en tiempos donde el consumo instantáneo domina la conversación pública, la palabra se vuelve efímera, “la idea se sustituye por la consigna, la reflexión por la reacción”.
Puso énfasis en la importancia del libro y la cultura. “El libro es, hoy más que nunca, la trinchera de lo incómodo, el espacio donde el pensamiento se atreve a formular preguntas. Porque la lectura no es un acto de consumo: es un acto de voluntad. Leer es renunciar por un instante a la distracción y concederse el privilegio de comprender antes de juzgar. Ningún algoritmo puede sustituir la experiencia profunda del diálogo entre un lector y una conciencia viva que habita en la página”.
Padilla hizo un llamado además a preservar la libertad de expresión ante las diversas formas que toma el autoritarismo. “La censura ya no siempre se presenta con rostro autoritario ni con sellos oficiales. Puede asumir formas más sutiles. Se expresa en la autocensura temerosa, en la cancelación social, en el silenciamiento disfrazado de corrección. El autor ya no teme al Estado, teme al linchamiento digital, teme al mercado, teme a la condena digital. Y, sin embargo, el libro, desde su esencia, nació para incomodar, para interpelar; para problematizar lo establecido, para sacudir lo inmóvil, para revelar lo oculto. Proteger al libro es proteger la audacia intelectual”.
Ante un auditorio lleno, hizo una defensa del sentido crítico a través de la lectura: “Hay que defender la capacidad de leer con profundidad. Porque sin comprensión no hay ciudadanía crítica, y sin ciudadanía crítica la democracia queda anulada. Porque el libro es también justicia. Justicia cultural. Preservar el derecho a leer es preservar el derecho a pensar. El conocimiento no puede confinarse como privilegio ni transformarse exclusivamente en mercancía. Una sociedad informada es una sociedad más libre. Y una sociedad libre es aquella que no teme a las preguntas”, concluyó Padilla López.
Maalouf y la conciencia crítica
Entre el desfile de personalidades que recorrieron los pasillos de la Expo Guadalajara, sede de la FIL, la más destacada fue la de Amin Maalouf, uno de los pensadores que mejor han tomado el pulso de la compleja relación entre Oriente y Occidente.
Durante la recepción del reconocimiento el libanés, afincado en Francia desde hace más de tres décadas, hizo énfasis en señalar que vivimos una época que nos invita a estar “inquietos y maravillados, por más contradictorios que parezcan esos dos estados de ánimo”.

Puntualizó: “Lo que me asombra profundamente es que nuestra especie ha hecho realidad, en las últimas décadas, sueños que acariciaba desde hace milenios, sin imaginar que algún día se volverían posibles (…) Estaba convencido de que la justicia, la libertad, la paz, el conocimiento y la democracia se extenderían de manera inevitable por todo el planeta; que las naciones establecerían entre sí relaciones cada vez más amables, respetuosas, cercanas, incluso íntimas”.
Pero reconoció al mismo tiempo que “nunca habría pensado, en mi juventud, que el universalismo retrocedería con el paso de las décadas, en lugar de avanzar; ni que la democracia misma llegaría a verse debilitada y amenazada, incluso en países donde parecía definitivamente consolidada y a salvo de toda tentación tiránica”.
Con claridad, Maalouf hizo un llamado a no caer en el pasmo y en la inoperancia. “La única forma sensata de responder a ese desafío es acelerar, en paralelo, la evolución de nuestras mentalidades: prepararnos —y preparar a las nuevas generaciones— para comprender el mundo que las rodea y poder influir en él. La solución no es oponerse al progreso tecnológico, ni rechazarlo, negarlo o cerrar los ojos ante él. La solución es apropiarnos de ese progreso, ponerlo al servicio del ser humano, de su dignidad, de su libertad; convertirlo en un instrumento de liberación, y no de sometimiento”.
Más adelante el autor de Las cruzadas vistas por los árabes e Identidades asesinas tuvo un breve encuentro con Vértigo, donde destacó la importancia de la literatura en esta época. “La literatura nos hace conscientes de la complejidad del mundo en que vivimos. Porque el primer derecho —y el primer deber— de una persona libre es entender el mundo, saber cómo se transforma y hacia dónde va, para poder contribuir a su avance y también para poder protegerse de sus peligros”.
Asimismo, le corresponde también la certeza de que, pese a nuestras diferencias y resentimientos, “nuestro destino se ha vuelto común. Toca a la literatura arrojar luz sobre los valores esenciales del ser humano, como son la dignidad, la libertad, el respeto mutuo, la convivencia armoniosa, mostrando lo que significan y cómo deberían encarnarse hoy”.
Por último, hizo una reflexión sobre el mundo que están recibiendo los jóvenes. “Hay que hablarles de esperanza, pero tampoco les podemos mentir. Hay que invitarlos a abrir los ojos y decirles que se cuiden, que estamos en un mundo difícil y que no debemos avanzar con los ojos cerrados en un periodo tan delicado, pero (que están) con la posibilidad de cambiar el mundo hacia el bien y hacia el mal”.
La industria en números
En paralelo a los discursos, uno de los eventos más esperados dentro de la FIL es el informe estadístico de la Cámara Nacional de la Industria Editorial (Caniem), que aporta una radiografía numérica y económica de lo que fue en este caso 2024.
Durante ese periodo el sector editorial privado tuvo una producción de 76 millones de ejemplares, lo que significa una reducción de 4.1%, informó Ignacio Uribe, coordinador de Datos de la Caniem, quien explicó que este es el segundo decremento consecutivo. “Al igual que en 2023, se debe a la cancelación de las compras del gobierno por sus programas de libros de texto gratuitos para secundaria”.
Al mismo tiempo, se detectó una baja de 2.6% en la venta de ejemplares. Diego Echeverría Cepeda, presidente del organismo gremial, apuntó que 2024 cerró con 20 mil 54 títulos publicados, cifra que refleja una caída de 15%. Las ventas alcanzaron 79.2 millones de ejemplares, impacto directamente relacionado con la ausencia de compras institucionales.
Aun así, la facturación total del sector alcanzó once mil 25 millones de pesos, con un crecimiento nominal de 4.8%. Sumando el libro digital —que registró 265.8 millones de pesos, con un comportamiento estable— la cifra global asciende a once mil 290 millones de pesos.
“Es un avance modesto, sí, pero un avance que habla de resiliencia y de un ecosistema que no se detiene”, subrayó el presidente de la Cámara.
En cuanto a hábitos lectores el informe destaca que 41.8% de los adultos leyó por lo menos un libro durante el año y que 26% lo hace de forma regular, en formato impreso o digital.
Homenaje a Julieta
Uno de los eventos más emotivos del encuentro literario fue sin duda el homenaje a la astrónoma Julieta Fierro, fallecida el 19 de septiembre pasado.
“Si ella estuviera aquí…”, imaginó Julia Tagüeña, quien la conoció en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) antes de que trabajaran juntas en Universum y en el Museo de la Luz, “…llegaría en patines, regalaría dulces y le aventaría libros a la audiencia”.
Recordó que Fierro tenía el don de crear los planes más originales en su etapa como directora general de Ciencia, cargo que ocupó cuando el siglo XXI comenzó. “Cada año organizaba un show” y no le daba la gana ocultar que era una buena bailarina; entonces pedía a los demás que se unieran a sus coreografías, como la que hizo inspirada en el grupo Riverdance. Llevó a sus dos compañeros de trabajo (la propia Tagüeña y Miguel Ángel Herrera, astrónomo) a una función, pues todavía no estaban seguros de lograr una sincronización decente, para que se empaparan. Al final lo lograron, como mucho de lo que se propuso la gran Julieta.
Su meta era sacar adelante los museos, impulsar el quehacer científico y acercarlo al público para inspirar, sobre todo, a las nuevas generaciones de mujeres.
¿Cómo se convirtió en alguien tan entrañable? “Porque ella nos enseñó que no se puede ser una gran divulgadora sin ser una gran persona”, dijo María Emilia Beyer, actual directora de Universum. Habló del talento de Julieta, “maestra generosa de ciencia y de vida”, para congregar multitudes, como la que ocupó el auditorio Juan Rulfo.
La escritora y académica Sara Poot Herrera compartió que tuvo la oportunidad de conocerla “poco, pero profundamente”, como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. “Hermosa, ilustrísima Julieta”, dijo, en sus divulgaciones hacía reír y hacía sentir que el Universo estaba en la palma de su mano. “La cirquera de más de tres pistas, la luciérnaga que había volado de la UNAM a una milpa yucateca mientras declaraba sus votos de amor por la ciencia”.
Leyendo un fragmento de texto que escribió el día de la muerte de su amiga, hizo una comparación entre ella y Sor Juana Inés de la Cruz. La fuerza de la vocación de una era la astronomía; de Sor Juana, la teología; una murió en 1695, la otra en 2025, “nuestra estrella, el relámpago que fue Julieta”.
Serrat, el catalán más querido
Siendo Barcelona el Invitado de Honor, era de imaginar que la figura de Joan Manuel Serrat fuera una de las presencias más esperadas. En el marco de su visita a la FIL la Universidad de Guadalajara aprovechó la ocasión para entregarle un honoris causa.
Durante su participación recordó que México fue su casa cuando vivió un exilio forzoso. “Cuando toco a la puerta siempre me dice: ‘Para qué tocas, si siempre tienes la puerta abierta’… La canción es una forma de expresarse, una manera de comunicarse… Se llega a esta vida cantando y cantando me gustaría que me despidieran. Todo merece ser cantado y todo se puede cantar, ¿por qué no?”, anotó quien ha dado música a versos de Miguel Hernández y Antonio Machado.
Aunque reiteró su adiós a las giras multitudinarias, negó haberse retirado: “No renuncio a mi vejez… lo que me molesta es el trato que se les da a los viejos. He renunciado a cualquier tipo de jubilación; la prueba es que estoy aquí”.
Sobre el retiro de su compañero y amigo Joaquín Sabina solo envió un mensaje. “Yo lo único que quiero es que Joaquín esté bien y feliz; para eso hay que sacrificar otras cosas”.
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara cierra una edición más y deja unas cuantas postales como las que aquí hemos contado. Postales que en su conjunto refrendan la importancia del diálogo, el encuentro y la cultura.

