LAS REGLAS DEL JUEGO: EXPRESIONES ARTÍSTICAS EN DIÁLOGO CON LA REALIDAD

MODO
Cultura
Share

En el corazón de la Colonia Roma, dentro del peculiar y entrañable Museo del Objeto (MODO), se despliega una exposición que además de desafiar los límites de la expresión artística cuestiona, interpela y conmueve desde lo más hondo de la condición humana: Las reglas del juego es un caleidoscopio emocional construido con más de 100 obras elaboradas por pacientes siquiátricos privados de su libertad, alojados en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (Cevarepsi) y el Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan.

La exposición, abierta al público hasta el 24 de agosto, representa la sexta edición de un proyecto que el MODO ha venido consolidando a lo largo de dos décadas.

El artista y curador Ricardo Caballero, quien desde hace más de 20 años trabaja al interior de estos centros como tallerista, ha sido el mediador entre el mundo de adentro y el mundo de afuera, entre el encierro físico y la libertad simbólica que provee el arte.

El tema que da unidad a esta edición —el juego— no es casual ni decorativo. Según explica el propio Caballero en entrevista con Vértigo surge de la observación minuciosa del modo en que las personas privadas de libertad administran el tiempo en reclusión. Además, reflexiona: “Me di cuenta de que hay una relación tenue entre el acto y el episodio artístico, es decir, el momento de la creación y la idea del juego”.

De esta forma el juego se entiende como una acción desinteresada, libre de toda utilidad productiva, y se emparenta de manera natural con el acto artístico. Ambas prácticas, dice Caballero, comparten esa cualidad de ser profundamente humanas, de no responder a fines concretos sino de permitir un tipo de expresión pura y reveladora.

En este sentido, Las reglas del juego no solo documenta el tiempo carcelario, sino que además lo subvierte: lo transforma en otra cosa.

A diferencia de otras muestras que el MODO ha alojado, esta exposición parte de un proceso curatorial peculiar, ya que los internos trabajaron a partir del acervo del propio museo: una vasta colección de objetos de la vida cotidiana mexicana que abarcan desde juguetes, pasando por electrodomésticos y utensilios escolares, hasta elementos de comunicación y cultura popular.

Cuando es posible los internos tienen contacto directo con los objetos; si no, reciben imágenes o reproducciones. A partir de esa exploración surgen las obras: dibujos, esculturas, maquetas, ensamblajes, collages… El resultado es una conversación silenciosa pero intensa entre los objetos del pasado colectivo y las experiencias íntimas de quienes los reinterpretan desde el encierro.

“No siempre se privilegia la colección del MODO en cantidad. En esta exposición, deliberadamente, hay un número reducido de piezas del acervo para permitir que respiren las obras hechas por los internos”, explica Caballero. El espacio se siente más vacío en comparación con otras exhibiciones del museo, pero ese vacío es una pausa, un respiro que permite al visitante concentrarse en lo esencial.

Romper estigmas

Las piezas que componen la exhibición son en sí mismas pequeñas fugas. Fugas mentales, emocionales, simbólicas. Cada una representa un testimonio único de quienes las crearon. Según Caballero, el proceso creativo ha producido en los internos transformaciones profundas. La más evidente es el compromiso consigo mismos y con una actividad que les pertenece.

“Cuando no puedo asistir a una sesión, los internos buscan el espacio. No lo hacen por obligación ni por cumplir con una norma, sino porque es algo que realmente les interesa”, afirma el curador.

En el contexto de una institución penal, donde toda acción suele estar reglamentada, encontrar una actividad que surge del deseo y no de la imposición es una forma radical de autodeterminación.

De igual forma, Caballero comparte que en Tepepan las mujeres tienden a trabajar de forma colectiva, generando piezas que son verdaderas construcciones grupales. En cambio, en Cevarepsi predominan los trabajos individuales. La curaduría final buscó equilibrar estas dinámicas, garantizando que cada participante estuviera representado, sin dejar de lado las necesidades museográficas.

La exposición no es solo para mirar: también es para sentir y reflexionar. Por ello, el MODO complementa la muestra con una serie de actividades paralelas que buscan provocar un diálogo abierto sobre temas urgentes: salud mental, inclusión, justicia social, creatividad.

Habrá talleres para jóvenes y adultos, mesas de diálogo con expertos y una sala interactiva donde los visitantes podrán jugar y reflexionar sobre el tiempo, la espera y la percepción. Es, en palabras de Paulina Newman, directora del museo, “una invitación a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las personas en reclusión y sobre el papel del arte como vehículo de transformación”.

Además, Las reglas del juego tiene un impacto concreto: las obras están a la venta y 100% de los ingresos se destinará directamente a los artistas. Con ello podrán ayudar a sus familias, mejorar su calidad de vida dentro de los centros o invertir en su proceso de reintegración social.

Uno de los principales objetivos del proyecto es desmontar los prejuicios que pesan sobre las personas privadas de libertad, particularmente aquellas con padecimientos mentales. En un entorno donde la narrativa dominante tiende a presentar a los reclusos como figuras peligrosas o irredimibles, esta exposición ofrece otra cara: la del ser humano sensible, reflexivo, capaz de imaginar y de crear.

“No hay que juzgar a una persona por un episodio en su vida. Esta muestra permite ver más allá de los estigmas. Nos da la posibilidad de observar a estas personas desde otra perspectiva y de comprenderlas”, dice Caballero.

La exposición Las reglas del juego estará abierta al público hasta el 24 de agosto en el Museo del Objeto del Objeto, ubicado en Colima 145, en la colonia Roma de la Ciudad de México. Podrá visitarse de martes a domingo en un horario de 10:00 a 18:00 horas. El costo de entrada es de 60 pesos para el público general y 30 para estudiantes, maestros y adultos mayores con credencial vigente.

×