Maurizio Guerrero. Un nahual en el imperio. Grano de Sal. 307 pp.
Jaime Lucero vivió lo que cientos de niños mexicanos: abandonó su pueblo, en este caso Independencia, una ranchería en la mixteca poblana; partió primero a la Ciudad de México y después rumbo al norte para intentar cruzar el Río Bravo y buscar una vida mejor.
En 1973, con 18 años apenas, llegó a Nueva York e hizo cuanto pudo. La cosa empezó a mejorar cuando entró a trabajar en un restaurante griego. Con un poco más de estabilidad inició en el negocio de distribución de telas en Manhattan. Su emprendimiento creció casi al mismo ritmo que los problemas. La mafia de la Gran Manzana detectó una amenaza a sus intereses e intentó detenerlo. Lucero, para hacerles frente, reclutó a jóvenes pandilleros mexicanos y plantó cara a los capos.
Así aprendió que solo unidos los mexicanos migrantes podrían alcanzar una mejor vida en la tierra del Tío Sam.
La historia del protagonista bien podría ser producto de la ficción, pero la realidad es que si ahora podemos leerla es gracias a la investigación periodística de Maurizio Guerrero (Ciudad de México), quien desde 2008 radica en Nueva York y se ha especializado en temas migratorios y de quien ya circula Un nahual en el imperio.
Fortalecer al migrante
Los mexicanos en Estados Unidos se han convertido en la segunda mayor diáspora en el mundo, tan solo detrás de la India. Según la investigación de Guerrero unos 38 millones de individuos se identifican como mexicanos al norte de la frontera. Desde hace más de 30 años Jaime Lucero se ha consolidado como un empresario y activista con un papel protagónico. The New York Times lo llamó un “migrante pionero”. Creó y mantuvo durante 43 años Casa Puebla, una organización que ha otorgado cientos de becas universitarias a latinos migrantes.
En 2019 convocó a liderazgos estadunidenses para fundar el Consejo Binacional de Fuerza Migrante (FM), un movimiento binacional que busca empoderar a la comunidad mexicana que vive en el exterior a través de la educación, al mismo tiempo que pretende encontrar los mecanismos para que los connacionales tengan una mayor representación electoral e incluso puedan acceder a puestos en el Congreso mexicano.
El relato de Maurizio Guerrero cuenta con todo detalle la historia de Jaime Lucero, personaje del que el gran público sabe poco, en parte porque su movimiento social no es bien visto por los partidos políticos del país, pero que muestra todo lo que se puede hacer desde la sociedad civil cuando se tiene una visión y una estrategia colectiva clara.
Otros títulos de Maurizio Guerrero son: Los cojos y Avísenle que sigo en Tenochtitlan.
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