LA PASIÓN DE SEIJI OZAWA

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Cultura
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Haruki Murakami y Seiji Ozawa. Música, solo música. Tusquets. Trad. Fernando Cordobés y Yoko Ohigara. 329 pp.

El 6 de febrero falleció el enorme director de orquesta japonés Seiji Ozawa (1935-2024). Alumno de Herbert Von Karajan y Leonard Bernstein, se convirtió en uno de los grandes personajes de la música de concierto del siglo XX.

Su paso por la Orquesta Sinfónica de Boston y por la Ópera de Milán está escrito con letras de oro. Famoso por su prodigiosa memoria, era capaz de retener sinfonías completas y darles una estructura inédita. Fue un personaje fuera de serie y algo de eso se nota en Música, solo música, un libro conformado por los distintos diálogos que mantuvo con su paisano Haruki Murakami.

Ignoro qué tipo de literatura enseñan, si es que lo hacen, en las escuelas de música, pero lo que sí sé es que todo interesado en este arte, y más allá del gusto que prefiera, debería conocer estas conversaciones.

Pasión y conocimiento

En el preámbulo de las charlas Ozawa apunta: “Espero que estas conversaciones nuestras no terminen por convertirse únicamente en el objeto de deseo de coleccionistas. Me gustaría que interesasen a quienes realmente aman la música, manías al margen. En lo que a mí respecta, esa es la orientación que quisiera darle a nuestras charlas”.

Sin duda se cumple el objetivo planteado en tanto que, si bien por momentos parecen muy concentrados en piezas concretas o en músicos específicos como Brahms, la verdad los diálogos transmiten una pasión por la música que se traduce en vitalidad pura.

Cada uno habla de su oficio, de los artistas que los conmueven. A lo largo de la lectura descubrimos sus afinidades; nos encontramos a un Murakami en un rol casi de entrevistador, curioso e interesado por saber cómo funciona el cerebro y de qué calibre es la sensibilidad de un personaje como Ozawa. Así arrebata anécdotas, secretos y claves de su proceso creativo.

“En cuanto a la dirección musical y la enseñanza no me preparo de una manera determinada. Más bien no preparo nada y solo decido cómo hacerlo cuando veo a quien tengo enfrente. Respondo después de observar lo que hace la otra persona. Por eso me resultaría escribir libros de metodología. No tengo nada qué decir si no hay alguien de mí”, dice el director.

A través de cada una de las seis conversaciones reunidas en el libro no solo aprendemos detalles técnicos sino que también conocemos algo más de la mal llamada música clásica, pero sobre todo descubrimos tanto en Murakami como en Ozawa a dos inmensos y fascinantes artistas que articulan su universo alrededor del ritmo y el silencio.

Otros títulos de Haruki Murakami son Tokio Blues y After dark.

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