Cuando miramos una fotografía prestamos atención a los detalles, a las luces y sombras, a los personajes que la habitan. Sin embargo, es poco usual preguntarse quién está detrás de esa imagen, quién es el o la fotógrafa.
Esto pasa, por ejemplo, con las Torres de Satélite: sabemos que fueron creadas por el artista Mathias Goeritz, pero ¿quién estuvo detrás de la lente de las famosas imágenes de dichas esculturas? La respuesta es Marianne Gast.
Gast (1910-1958) fue una creadora alemana profundamente vinculada con los procesos culturales, sociales y estéticos de su época. Durante décadas su nombre permaneció en silencio dentro de los archivos, oculto entre documentos, negativos y hojas de contacto que aguardaban ser mirados de nuevo.
Para mostrar su talento el Centro de la Imagen presenta la exposición Marianne Gast. La cámara es únicamente una máquina, la primera retrospectiva dedicada a la fotógrafa.
Integrada por 180 imágenes y materiales de archivo que revaloran una obra poco conocida y recuperada del acervo del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), la muestra recorre la producción de Gast entre las décadas de 1930 y 1960, desde su labor como fotógrafa de prensa con una mirada humanista hasta sus exploraciones artísticas y experimentales, e incluye hojas de contacto y anotaciones.
Más que una muestra fotográfica, esta exposición es un ejercicio de recuperación histórica, de una relectura crítica del siglo XX y de una reivindicación del papel de las mujeres, y particularmente de las artistas migrantes, en la construcción de la modernidad visual. Y es que a pesar de la calidad y diversidad de su producción, Marianne Gast ha sido una figura prácticamente ausente en la historia de la fotografía.
Para Rebeca Barquera, curadora de la exposición e investigadora del Cenidiap, esta omisión fue uno de los principales motores de la investigación y la curaduría. “Nos interesa darle un rostro a Marianne Gast, una fotógrafa que en la historia de este género artístico no es mencionada; por ello era importante rescatarla del olvido”, señaló.
De igual manera, Barquera explicó que el recorrido expositivo permite observar la evolución del lenguaje visual de Gast. Sus primeros trabajos se inscriben en la fotografía de prensa, con un claro interés por la imagen documental y una sensibilidad cercana al humanismo fotográfico.
Su trayectoria se despliega entre las décadas de 1930 y 1960, un periodo marcado por profundas transformaciones políticas, sociales y culturales tanto en Europa como en América. La exposición da cuenta de este tránsito a través de imágenes realizadas en distintas ciudades y contextos.
Gast fue testigo de su época y, al mismo tiempo, una intérprete sensible de la realidad que la rodeaba. Su cámara se posó tanto en escenas cotidianas como en detalles mínimos, en rostros humanos y en objetos aparentemente insignificantes, revelando una mirada atenta, curiosa y siempre en movimiento.
Barquera destacó que la personalidad de la artista —quien estuvo casada con Mathias Goeritz— era multifacética: se desempeñó como maestra, bordadora, dibujante, secretaria, traductora y gestora cultural, siempre con la cámara en mano y proponiendo distintos acercamientos al objeto o a la persona fotografiados.
Retrospectiva inédita
En las primeras imágenes de la muestra Gast observa a las personas en su entorno cotidiano: el trabajo, las labores manuales, los cuidados, los gestos mínimos de la vida diaria. Sin embargo, con el paso del tiempo su obra se desplaza hacia propuestas más libres, en las que la fotógrafa explora composiciones abstractas, detalles de objetos, paisajes y encuadres poco convencionales.
Uno de los aspectos más relevantes de Marianne Gast. La cámara es únicamente una máquina es la inclusión de materiales de archivo que permiten al público adentrarse en el proceso creativo de la artista. Hojas de contacto con anotaciones manuscritas, imágenes descartadas y objetos personales acompañan las fotografías finales, revelando las decisiones, dudas y búsquedas que formaban parte de su práctica.
Estos materiales no solo enriquecen la experiencia expositiva, sino que también ofrecen una mirada íntima al trabajo de una fotógrafa que entendía la imagen como un ejercicio de construcción y reflexión. En palabras de Alfredo Gurza, director del Cenidiap, observar su obra invita a pensar “qué es el mundo de la imagen y la construcción que hacemos de ella, y de qué manera sustraemos del tiempo y del espacio algo que nos llama la atención”.
Las imágenes y objetos que conforman la exposición provienen del archivo de Mathias Goeritz, donado al Cenidiap hace aproximadamente cuatro décadas. Fue en una maleta dentro de este acervo donde se descubrió el material de Marianne Gast que ahora se presenta por primera vez al público.Este hallazgo pone de relieve la importancia de los archivos y de las instituciones dedicadas a su conservación, investigación y difusión.
Como señaló Alfredo Gurza la función del Cenidiap no se limita al resguardo de los fondos documentales de la historia de las artes plásticas en México, sino que implica también generar conocimiento a partir de ellos y compartirlo con la sociedad. En este sentido, la exposición se inscribe en el marco del 40 aniversario del recinto, reafirmando su vocación como un espacio clave para la revisión crítica del pasado artístico y para la construcción de nuevas narrativas históricas.
Marianne Gast. La cámara es únicamente una máquina funciona como una introducción a la labor fotográfica de una artista relativamente desconocida, pero también como una invitación a cuestionar los relatos oficiales del arte y la fotografía. Al recorrer la muestra el público se enfrenta a una obra que dialoga con la modernidad y que al mismo tiempo conserva una profunda humanidad y una mirada atenta a lo cotidiano.
La exposición estará abierta hasta febrero de 2026 en el Centro de la Imagen, ubicado en Plaza de la Ciudadela 2, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Se trata de una oportunidad única para acercarse a una creadora cuya obra, finalmente, comienza a ocupar el lugar que le corresponde en la historia de la imagen.

