TINA MODOTTI: VIDA, ARTE Y OBSESIÓN EN VIÑETAS

“De todas las cosas que fue en su vida yo respondería que fue fotógrafa”.

Tina Modotti
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La vida de Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini, mejor conocida como Tina Modotti, estuvo marcada por la migración, el arte y la militancia, por lo cual es difícil contarla sin que parezca un guion cinematográfico.

Nacida en 1896 en Údine, Italia, durante su adolescencia emigró a Estados Unidos sin saber que su destino se trazaría entre reflectores de cine, cámaras fotográficas, amores turbulentos y la agitación de la política internacional.

Este periplo lo recoge Ángel de la Calle en su novela gráfica Tina Modotti. Una mujer del siglo XX, un libro que, con el lenguaje del cómic, repasa los claroscuros de una figura que es imposible encasillar en un solo papel: fue modelo, actriz, activista, fotógrafa, militante comunista y, sobre todo, una mujer dispuesta a vivir de acuerdo con sus convicciones.

Sin embargo, en entrevista con Vértigo, De la Calle afirma que de entre todas sus facetas, para él Tina era más que nada fotógrafa. Y asevera: “A Tina lo que le importa es quién está ahí, no como a (Edward) Weston, a quien le interesan las sombras, las luces… A Tina le importan las personas, como las mujeres de Tehuantepec. A través de su lente te lo cuenta todo: cómo se divierten, cómo viven y el orgullo de ser mujer. Es la primera que yo veo que tiene esa mirada”.

Fue a finales de 1923 que Modotti llegó a nuestro país, junto con el fotógrafo Edward Weston, de quien era aprendiz. La artista realizó la mayor parte de su obra en México y se convirtió en activista revolucionaria. Además, entabló amistad con el círculo intelectual de la época: Anita Brenner, Concha Michel, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Antonieta Rivas Mercado, José Clemente Orozco y Nahui Ollin, entre otros.

Con su cámara, la fotógrafa italiana registró tanto las obras monumentales como la vida diaria: obreros, mujeres indígenas, flores, manos trabajadoras… Sus imágenes, más que ejercicios estéticos, eran documentos de un país que buscaba definirse después de la Revolución.

De la Calle retrata en su libro esa mezcla de esplendor y tensión. El México que sedujo a artistas de todo el mundo y que al mismo tiempo fue un hervidero de debates políticos, donde la utopía socialista se entrelazaba con la construcción de una identidad nacional.

Pasión y compromiso

En 1927 Tina se afilió al Partido Comunista Mexicano y comenzó a colaborar en publicaciones como El Machete. Su cámara se convirtió en herramienta militante, pero también su propia vida se politizó. El amor con el revolucionario cubano Julio Antonio Mella la colocó en el centro de la polémica cuando Mella fue asesinado en 1929.

Modotti fue acusada, investigada y hostigada por la prensa. Aunque resultó exonerada, el episodio marcó un punto de inflexión.

Ese acoso terminó por expulsarla de México en 1930. A partir de entonces comenzó la etapa del exilio europeo, el abandono de su oficio como fotógrafa y la participación en la Guerra Civil española. De la Calle muestra cómo su figura se convirtió en mito, pero también en blanco de sospechas: se le vinculó con espionaje, conspiraciones y con redes internacionales del comunismo.

Debido a esto, Modotti decidió hacer todo para que nadie la notara. De la Calle afirma: “La última parte de su vida Tina es una funcionaria de Socorro Rojo Internacional, es un agente encubierto, por lo que pasar desapercibida es una necesidad”.

Cuando De la Calle comenzó a investigar sobre esta fascinante mujer, únicamente encontró dos novelas y una biografía. Además, los únicos textos que hablan a través de la misma Tina son cartas que sostuvo, sobre todo, con Weston.

Acerca de los espacios en blanco de la vida de Modotti, De la Calle dice: “Me inventé el recurso de tener una parte que discutiese con las tantas lagunas que hay en su vida. Esto es un cómic, no un libro de historia, aunque sea todo de historia. Ni un tema de erudición”.

Y agrega: “No podía contar la historia de Tina sin contar también la historia del libro mismo, cómo se hace, por qué se hace”. De esta manera el autor se convierte en un personaje más de la novela gráfica y el lector es testigo de su travesía por los lugares que Modotti recorrió hace más de 80 años.

Tina Modotti regresó a México en 1939, al finalizar la guerra en España y bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas, que ofrecía asilo a exiliados políticos. Su regreso, sin embargo, fue discreto. Vivió lejos del protagonismo artístico de antaño y trabajó en actividades solidarias, hasta que en 1942 murió repentinamente en un taxi de la Ciudad de México, víctima de un ataque al corazón.

Lo que hace especial a Tina Modotti. Una mujer del siglo XX es la manera en que combina la investigación histórica con la fuerza narrativa de la novela gráfica. De la Calle no se limita a enumerar fechas y nombres: recrea ambientes, utiliza recursos visuales que permiten al lector sumergirse en la efervescencia cultural de los años veinte o en la crudeza de la guerra en España.

Este último suceso, además, lo muestra de manera poética: Tina Modotti atraviesa el Guernica de Picasso mientras los versos de España, aparta de mí este cáliz, poema de César Vallejo, van sucediendo a través de las viñetas.

Al respecto, el autor aclara: “Cuando llegué al tema de la Guerra Civil pensé en no incluirlo, en hacer una elipsis. Entonces, dije, ‘¿qué es, desde el punto de vista del arte, de la creación, lo que más me gusta de ese desastre que supuso para los españoles demócratas la derrota?’ Y pensé que en literatura lo que más me gusta es ese poema de Vallejo. Y en arte el Guernica, no tengo ninguna duda”.

Hoy la obra fotográfica de Tina Modotti se valora como parte fundamental del patrimonio visual de México. Y contar su vida es recordar que el siglo XX no fue únicamente la historia de líderes y batallas, sino también de mujeres que con una cámara, con un gesto o una decisión política marcaron su tiempo.

El libro de Ángel de la Calle es un homenaje a esa vida intensa, pero también un recordatorio de que los ideales y las imágenes pueden sobrevivir mucho más allá de quien los produjo.

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