LOTERÍA DE ENCUESTAS ELECTORALES

“La crisis que viven las encuestas es por certeza de sus resultados”.

Ángel Hernández
Elecciones 2024
ENCUESTAS ELECTORALES

En México los sondeos de opinión dejan de ser un aparato confiable que ofrezca certidumbre respecto de los resultados de una elección.

Utilizadas como herramienta científica para conocer la opinión de amplios sectores de la población acerca de temas de interés social, económicos o políticos, las encuestas en tiempos electorales se han transformado en un instrumento usado más bien para tratar en muchos casos de manipular la preferencia en la intención del voto y con ello influir en el ánimo de los ciudadanos al momento de acudir a la casilla.

Su utilidad como termómetro para evaluar el sentir de las personas mediante el uso de una metodología científica con base en las matemáticas y la estadística se transforma en un arma en las campañas para distorsionar la percepción en favor o en contra de un candidato.

En México y otras partes del mundo los sondeos dejan de ser un aparato confiable que ofrezca certidumbre sobre los resultados de una elección, para convertirse en una lotería de encuestas electorales que pareciera tsener por objetivo alterar el saldo final de los comicios.

Para expertos y analistas consultados, la crisis que viven las encuestas electorales se debe a la falta de confiabilidad y certeza de sus resultados, la manipulación de la información obtenida, la forma como plantean las preguntas y la alteración de lo que opinan los ciudadanos.

Así, los ejercicios para sondear la preferencia respecto de un candidato o de un partido se utilizan más bien como un instrumento de propaganda política cuyas intenciones es difícil o casi imposible distinguir por los ciudadanos, pero que es capaz de influir para hacerlos reforzar o cambiar de opinión acerca de sus simpatías electorales.

Desde el inicio de las campañas por la Presidencia de la República en noviembre de 2023 y a poco más de dos meses de la jornada electoral, las encuestas políticas vuelven a ser tema de un intenso debate debido a la disparidad de los resultados que dan en favor o en contra de las candidatas de las coaliciones Sigamos haciendo historia, Claudia Sheinbaum, y Fuerza y corazón por México, Xóchilt Gálvez, lo que impide tener una aproximación cercana de la intención real del voto.

Y frente a los intentos de manipulación y uso electoral de encuestas mandadas a hacer a modo por los partidos políticos y candidatos, los analistas advierten que en momentos de gran efervescencia política como la actual los ciudadanos tienen el derecho de acudir a las urnas y elegir con libertad a quien apoyarán, pues solo ellos tienen la última palabra al momento de emitir su voto.

Resultados cuestionados

La elección presidencial del domingo 2 de junio, en la que además de la Presidencia de la República estarán en juego más de 20 mil cargos de elección popular, concluirá con los resultados que se prevé emita el Instituto Nacional Electoral (INE) por la noche para dar a conocer quién será titular del Ejecutivo federal en los próximos seis años.

Pero además el resultado final de la contienda presidencial permitirá conocer otro de los grandes enigmas de la política mexicana que ronda desde hace varios procesos electorales: constatar cuáles de las encuestas elaboradas durante las campañas acertaron o no al resultado final, para lo cual se debe tomar en cuenta el margen de error de 5% en el muestreo recabado.

Esos resultados volverán a ser motivo de amplias discusiones en caso de que se encuentren alejados de la realidad, una situación recurrente en los últimos 18 años en los que se ha demostrado la poca confiabilidad de estos trabajos demoscópicos, en los que por igual se ven involucradas empresas encuestadoras reconocidas, como otras que surgen al calor de la gran demanda que tienen durante los procesos electorales.

Si bien para los analistas políticos consultados las encuestas tienen un valor fundamental para los equipos de campaña, las dirigencias de los partidos políticos y los actores sociales a los que interesa conocer con anticipación el rumbo que toma una elección, la cerrada competencia o la estrategia de hacer creer al electorado que se tiene un amplio apoyo ciudadano provoca que los encuestadores “acomoden” las “preferencias” y los “apoyos” al gusto del cliente.

La proliferación de sondeos y encuestas surgidas de empresas que nacen de la noche a la mañana y no cuentan con experiencia en procesos electorales anteriores de pronto llena el panorama con presuntos estudios demoscópicos en los que el partido o el candidato que solicitó su realización aparece con amplia ventaja respecto de sus rivales.

La reaparición de este fenómeno ocurrió en la elección para gobernador del Estado de México el año anterior, cuando durante el proceso se publicaron o difundieron 73 encuestas respecto a la preferencia electoral que tenían las candidatas al ejecutivo local, Delfina Gómez, de la coalición Juntos haremos historia, y Alejandra del Moral, de la alianza Va por México.

De ese total, 39 fallaron la diferencia por encima de su margen de error de cinco puntos. Al final Gómez obtuvo la victoria por 52.65% de la votación contra 44.34% para Del Moral; es decir, con una diferencia de 8.31%, un resultado muy lejano de los más de 20 puntos que la mayoría de las encuestas dieron a la morenista durante gran parte de la campaña.

Además, en ese proceso electoral mexiquense el número de casas encuestadoras pasó de 22 en las elecciones de 2017, cuando realizaron 39 sondeos, a 34 empresas en 2023 que realizaron 150 consultas.

Propaganda política

Las encuestas son un instrumento poderoso para los estrategas de las campañas políticas, coinciden en afirmar académicos e investigadores, pues permiten la definición de perfiles de los ciudadanos, características de las regiones y especificación de las edades para obtener la información requerida como insumo para los estrategas en proceso electoral.

Experto en comunicación política, Luis Estrada resalta que hay varios efectos en las encuestas de intención de voto: el primero es el efecto del ganador (o efecto Band wagon), que consiste en apoyar al candidato que se encuentra arriba en las preferencias, por el hecho de subirse al carro ganador.

También CEO de Spin Taller de Comunicación Política SC, agrega que el segundo efecto es apoyar al más débil (o efecto underdog), lo que sucede cuando los votantes se identifican con el menos valorado o el partido opuesto, que en algunos casos representa a un sector de la población.

El tercero es lo que llama la alegría malsana, la cual consiste en sentir alegría ante el sufrimiento de los demás, por lo que en las encuestas puede suceder que el electorado cambie de preferencia al último momento para perjudicar al gobierno en turno.

Por último está el voto estratégico o voto útil, lo que significa que el ciudadano sacrifica su preferencia con tal de que gane un candidato por el que en otras circunstancias no votaría.

A juicio de los analistas un aspecto importante de las encuestas es que con base en sus números los equipos de campaña elaboran pronósticos, con lo que buscan predecir el resultado de una elección a partir de lo que opine una parte de la población.

Sin embargo, precisan que una encuesta realizada en la actualidad proporciona información sobre la situación actual, es decir, es una fotografía de lo que ocurre en ese momento, pero no una situación estática, ya que muchas veces cambia en el corto plazo por situaciones coyunturales o extraordinarias.

Los expertos aseveran que la encuesta electoral muchas veces deja de ser un elemento científicamente fundamentado para interpretar la realidad y es convertido en una herramienta de propaganda política, por lo que la publicación de este tipo de trabajos que no cuentan con una metodología rigurosa y profesional propicia que se usen para manipular a la opinión pública.

De ahí que los resultados de las encuestas con bases metodológicas pobres estarán muy alejados de la realidad y solo buscarán influir en la opinión de los ciudadanos a la hora de emitir su voto, como parte de la guerra en las campañas políticas.

Disparidad de resultados

En el actual proceso electoral las encuestas publicadas muestran una gran disparidad de las preferencias electorales hacia las candidatas a la Presidencia de la República.

Oraculus, sitio especializado que recopila los resultados de las principales encuestas de intención del voto para presidente de México, muestra la discrepancia de los resultados obtenidos por diferentes empresas que realizan estudios demoscópicos.

En el agregado de todas las encuestas del mes de marzo, la candidata Sheinbaum, de la coalición Juntos haremos historia, suma una preferencia de 62% de intención de votos; Gálvez, de la alianza Fuerza y corazón por México, alcanza 34%; y el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, suma 6 por ciento.

Por separado, la encuesta del periódico Reforma le da a Sheinbaum una preferencia de 58% contra 34% de Gálvez y 8% de Álvarez; GEA-ISA arroja 58% para Sheinbaum, 34% para Gálvez y 4% para Álvarez; mientras que Berumen obtuvo 62% para Sheinbaum, 33% para Gálvez y 6% para Álvarez.

Por su parte, la encuestadora México Elige (que realiza encuestas por Facebook) da 51.1% a Sheinbaum, 44% a Gálvez y 3.4% a Álvarez; la empresa Ática da 51% a Sheinbaum, 37 a Gálvez y 6 por ciento a Álvarez; en tanto que Trending da una preferencia de 46.7 a Sheinbaum, 36.9 a Gálvez y 3% a Álvarez.

Para el analista político Héctor Aguilar Camín, ante la disparidad de las distintas encuestas dadas a conocer desde el inicio de las campañas, es claro que el “barullo” que esos trabajos dejan es que los promedios de los datos no sirven para mucho.

En su opinión es absurdo promediar una encuesta que da 70 puntos de ventaja a una candidata, con otra que le otorga una ventaja de siete puntos. “La diferencia entre ambas encuestas es tan alta, que una de las dos miente. Probablemente las dos”, resalta.

Agrega que la verdad no puede estar en el promedio de dos posibles mentiras, “de dos enormes outliers”, como llaman los encuestadores a los resultados que están fuera de toda lógica.

El historiador y novelista subraya que con esos promedios “conciliadores de diferencias inconciliables” los ciudadanos se quedan a ciegas sobre lo que realmente está pasando en la opinión pública, ya que las encuestas dejan de ser indicadores claros.

Aguilar Camín refiere que hay encuestas que se venden, como todo mundo sabe, las cuales ensucian el mercado de las encuestas serias, pero reconoce que incluso entre estas últimas hay diferencias que no resisten el margen de error, pues algunas tienen “diferencias descabelladas y complican el panorama de la credibilidad de las encuestas”.

Y considera que solo será posible saber quién dijo la verdad cuando las votaciones se hayan realizado, pero para ese momento las encuestas habrán influido en el resultado “sembrando en los votantes ideas y datos que los inducen a votar de un modo o de otro”.

Diferenciar buenas y malas

El analista Enrique Quintana considera que han sido bien ganadas las dudas respecto de la precisión que puedan tener las encuestas no solo en México, ya que también a nivel global se han dado casos paradigmáticos que han motivado ese cuestionamiento.

Refiere el caso de la elección de Javier Milei como presidente en Argentina, cuando sorprendió tanto por el porcentaje que obtuvo en la primera vuelta de agosto del año anterior, como por su margen de ocho puntos con el que ganó la segunda vuelta, a pesar de que la mayoría de los sondeos anticipaba una elección cerrada con el candidato oficialista Sergio Massa.

Respecto de si las encuestas han dejado de ser un instrumento útil por las fallas en los resultados, Quintana asegura que siguen siendo tan importantes que buena parte de las estrategias de campaña las utilizan como punto de partida en el actual proceso electoral en el país y han sido clave en la definición del perfil político en el proceso electoral en Estados Unidos.

En su opinión, lo que sí hay en México es una proliferación de firmas encuestadoras en donde se pueden detectar conflictos de interés. Refiere que Morena al tener en sus estatutos la definición de candidaturas mediante encuestas ha creado una fuerte demanda con la que han nacido nuevas empresas encuestadoras y ha generado contratos relevantes para empresas establecidas.

Subraya que eso limita igualmente la utilidad de la agregación de encuestas, que promedian a diversas firmas que tienen estos conflictos de interés. “Es decir, en las encuestas es mucho más relevante hoy la calidad que la cantidad”.

Pese a todo, es probable que estemos midiendo a electores que todavía pueden modificar su voto debido al cambiante entorno que vivimos. Refiere que en el más reciente sondeo de El Financiero refleja que cerca de 30% de quienes expresaron su interés de ir a las urnas aún no tienen decidido su voto. Pero lo que no se sabe es si en esta proporción hay una distribución parecida a la que se refleja en la intención de voto o puede estar sesgada hacia una u otra candidata.

Para Quintana, en la polémica de las encuestas la clave está en diferenciar entre buenas y malas encuestas, y reconocer las limitaciones que tienen en un proceso que lleva casi un mes por lo menos en su fase formal.

Reglamentación

En el reglamento de elecciones del INE, en su capítulo VII relativo a encuestas por muestreo, sondeos de opinión, encuestas de salida y conteos rápidos no institucionales, se establecen las disposiciones para la realización de esos ejercicios demoscópicos. Las personas físicas o morales que publiquen, soliciten u ordenen la publicación de cualquier encuesta por muestreo o sondeo de opinión sobre preferencias electorales debe entregar copia del estudio completo que respalde la información publicada al secretario ejecutivo del instituto y en el caso de elecciones locales al secretario ejecutivo del OPL que corresponda. La entrega de los estudios deberá realizarse a más tardar dentro de los cinco días siguientes a la publicación de la encuesta por muestreo o sondeo de opinión respectivo. Las personas físicas o morales que por primera ocasión entreguen a la autoridad electoral el estudio completo deberá entregar entre otros requisitos nombre completo o denominación social, experiencia profesional, denominación social y logotipo de la persona física o moral que patrocinó o pagó la encuesta o sondeo, llevó a cabo la encuesta o sondeo y solicitó, ordenó o pagó su publicación o difusión. Los resultados de encuestas por muestreo o sondeos de opinión que se publiquen por cualquier medio deberán especificar las fechas en que se llevó a cabo el levantamiento de la información, la población objetivo y el tamaño de la muestra y las preguntas de la encuesta.