LITTLE RICHARD: EL HOMBRE QUE INVENTÓ EL ROCK

Hector González
Entretenimiento
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Todo empezó con el rabioso grito: Tutti frutti all rootie, tutti frutti all rottie, tutti frutti all rootie, awopbopaloobop alopbamboom. No había tiempo para letras profundas acerca de marginación y denuncia —eso iba por cuenta del blues y el folk. Tampoco hacía falta el virtuosismo de los músicos de jazz. Monk, Coltrane, Armstrong, eran monstruos en un género genial, pero no apto para cualquiera. Corría 1955 cuando Richard Wayne Penniman, de nombre artístico Little Richard, hizo del piano un arma de artillería pesada y cambió el rumbo de la música pop. Creció escuchando a Bing Crosby y a Ella Fitzgerald en su natal Georgia. Procedía de una familia humilde. Conoció el racismo y la segregación de primera mano, al punto que acumuló la rabia suficiente para convertirse en el primer músico en hacer del rock and roll un arma a su favor.

No se trata de escatimarle talento a Elvis Presley: sin duda, era un intérprete magistral y encarnó la imagen roquera en una época en la que los blancos todavía no estaban dispuestos a rendirse ante un artista negro. Tampoco le regateemos valor a Chuck Berry, el primer letrista de altísimos vuelos del género que revolucionó el siglo XX. Y menos aún olvidemos a Buddy Holly, el virtuoso nerd que por desgracia murió demasiado pronto (22 años). Sin duda hay una estela de nombres que son parte del olimpo de los pioneros del rock, pero ninguno como Little Richard.

El historiador Nick Cohn reconoce con absoluta razón que el músico fallecido el pasado 9 de mayo, a los 87 años, fue el primero en resumir todo lo que era el rock. Keith Richards reconoció que fue Little Richard quien llevó la música del momento al technicolor.

¿Clásicos? Los que quieran: Ready Teddy, Tutti frutti, Good golly Miss Molly, The girl can’t help it, Lucille, Keep a knockin’… y aquí le paramos porque se nos va el espacio.

Sin semejante artillería y, sin exagerar, podríamos olvidarnos de Elton John, Stevie Wonder, The Beatles, Springsteen o Bowie: hay que aprender a cuadrarse ante los maestros y todos se quitaron el sombrero ante Little Richard.

Primero

Marcó tanto el sentido del rock and roll que su vida tampoco estuvo exenta de polémicas. Acerca de su sexualidad hay leyendas que dan para más de un libro. Un accidente lo llevó a parar su carrera y adscribirse a la Iglesia pentecostal. Su música giró hacia el gospel y él se convirtió en ministro. Ofició las bodas de Bruce Willis y Demi Moore, de Tom Petty y Stevie Van Zandt, entre otras celebridades.

A partir de la década los setenta sus actuaciones y grabaciones fueron intermitentes, mas nunca aburridas. Quien escuche Money is, la canción que grabó con Quincy Jones para el soundtrack de la película Dollar$, en 1972, escuchará una voz abrazadora como pocas. Después vinieron los homenajes, las colaboraciones y el ingreso en la primera clase del Salón de la Fama del Rock and Roll en 1986.

Little Richard no necesitó una carrera larga: le fue suficiente con ser el primero y seguramente el más incendiario pianista que dio el rock and roll. Quizá Jerry Lewis podría disputarle este honor.

Pero lo que nadie podrá quitarle es el hecho de haber democratizado el rock y de llevar por igual su furia y su fiesta a blancos y negros en una época en la que eso era inimaginable.