Con una spotización que los especialistas califican como “sin sentido, carente de diagnósticos serios y falta de propuestas modernizadoras”, las campañas proselitistas de 2015 se caracterizan por una clara guerra sucia entre candidatos y organismos de representación popular, que se trasladó de los medios a las llamadas redes sociales, que prácticamente nadie regula.
Las reformas electorales de 2007 y 2013 prohibieron la transmisión de spots que “denigren o calumnien a instituciones, partidos políticos o personas”, pero los vacíos legales fueron aprovechados tanto en los medios tradicionales de comunicación como en las plataformas digitales de internet, que son usados como nicho de descalificativos antes de que los árbitros electorales puedan tomar control sobre los mismos.
Por estas lagunas normativas, un día sí y el otro también el Instituto Nacional Electoral (INE) ha tenido que suspender de manera inmediata muchos spots por ser calumniosos, ya que el contenido de comunicación política solo se ha concentrado en acusar qué candidato es más corrupto que el adversario, utilizando de manera reiterativa el delito del espionaje telefónico, ya convertido en el común denominador con que se gestan estas campañas electorales.
Estos son tan solo algunos casos de entre decenas de infamias y denigraciones que se han lanzado los diversos abanderados a un cargo popular a lo largo y ancho del país, así como las voces que reclaman un modelo de comunicación política más sensato y sano para la democracia mexicana.
Botones
Al inicio de las campañas el PAN atacó al PRI mediante un spot que hacía referencia a un reloj de más de dos millones de pesos que usa César Camacho, además de lujosas viviendas que tienen miembros de ese partido en el extranjero. Así que el spot, que salió apenas unas semanas, fue cancelado.
En este periplo electoral varios candidatos se han visto además sorprendidos en conversaciones que se han usado en su contra como parte de una guerra sucia que incluso se vale de la alteración de audios y de “calumnias” que buscan frenar su avance electoral.
En la Ciudad de México, el Partido Verde y el PRI presentaron incluso una denuncia ante el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) contra la candidata a jefa delegacional en Miguel Hidalgo, Xóchitl Gálvez, y del PAN en esa demarcación, por presunta difamación y contienda inequitativa.
Laura Ballesteros, candidata del PVEM-PRI, señaló al respecto que durante semanas panistas de Miguel Hidalgo mantuvieron una guerra sucia en su contra al dejar correr el rumor de que declinaría a favor del candidato del PRD, David Razú.
Estos son solo algunos de los muchos casos de la llamada “guerra de lodo” que domina la campaña proselitista 2015.
Spotización
Para el ex consejero del INE José Woldenberg la actual spotización no ha cumplido con el cometido de una real divulgación política y electoral para la sociedad.
“Como se recordará, la reforma de 2007 estableció que los partidos y sus candidatos deberían hacer campaña en radio y televisión utilizando los tiempos del Estado”, dice Woldenberg, quien recuerda que la medida pretendía que se contara “con el tiempo oficial suficiente para que las fuerzas en contienda pudiesen, de manera equitativa, entrar en contacto con los electores potenciales”.
Advierte Woldenberg que por ello se requiere un ajuste mayor
“Disminuir considerablemente la franja de spots para abrir espacio a programas unitarios de cada uno de los partidos, digamos de cinco minutos, capaces de ofrecer análisis más complejos y planteamientos menos primitivos y más elaborados. Y además deberían fomentarse los debates entre candidatos, ya que ahora la ley solo establece como obligatorios dos entre los candidatos presidenciales”.
Ciberguerra
El asunto de la guerra sucia ha entrado de lleno al plano del ciberespacio.
Para Miguel Baigts, especialista en web marketing, la guerra de hashtags que hemos visto al inicio de las campañas electorales es apenas la “punta del iceberg” de las descalificaciones, pocas ideas y falta de propuestas que ocupan el centro de las estrategias online por parte de los partidos políticos.
Describe que “la potencialidad de las redes sociales está en que a través de un click se puede llegar a millones de electores, pero actualmente el manejo político está más ocupado en denostar al contrario que en construir una alternativa viable, por lo que en ese sentido el potencial web está desperdiciado”.
Para él, “en la guerra sucia desatada en internet están metidos todos los partidos y serán pocos los candidatos que no le entren a eso, pues la clave de una campaña online exitosa es tener una buena estrategia offline”.
Explica: “Es decir, los candidatos no deben tener cola que les pisen, porque les van a buscar y les van a encontrar, como se vio desde el primer día de campañas federales. Por eso quienes busquen un cargo mediante voto popular deben conducirse de forma coherente”.
Baigts asegura que frente a los ciberataques en un “cuarto de guerra” se decide cómo minimizar las cosas, pero lo más importante es que el candidato se conduzca con seriedad, que cumpla lo que promete: “En online queda una huella digital, donde los ciudadanos tienen la oportunidad por primera ocasión de hacer un escrutinio de quién es y cuáles son sus pertenencias, porque en las redes sociales y en la comunicación digital no hay cómo esconderte de las cosas”.
El especialista afirma que la noticia política nunca para y la estrategia de redes de los partidos se basa en buscar qué elemento negativo puede destacar de sus contrincantes para viralizarlo.
Así, “en guerra de bots ganará el que haga el spot más chistoso, o el meme, no el que hizo la mejor propuesta. Actualmente cada persona con un dispositivo móvil es un ‘periodista en potencia’ que de inmediato sube a la red lo que ve, así sea un anuncio indebido o un político de vacaciones: llega a redes y se magnifica”.
Y concluye: “La guerra entre partidos políticos es una locura que no lleva a nada, porque ninguno propone algo interesante y porque lo que más se sabe de los candidatos son las cosas malas, no las propuestas”.
Para los expertos consultados la guerra sucia ha sido el común denominador en unas campañas que casi nada han aportado al rediseño del país en materia económica, política y social; por el contrario, la mayoría de los candidatos que representan a los principales diez partidos políticos se ha montado al proselitismo para demostrar qué abanderado es el menos peor en procesos ilícitos… sin propuestas reales que den confianza a la sociedad.
Spotización en cifras
Un total de 16 millones 174 mil 80 spots están siendo difundidos por dos mil 500 estaciones de radio y televisión entre el 5 de abril y el 4 de junio, tiempo en que se celebran las campañas electorales federales.
Estos mensajes son transmitidos durante los 60 días que duran las campañas: 96 diarios, en un rango de 5.6 cada hora.
De estos, 13 millones 815 mil 360 corresponden a los partidos y dos millones 358 mil 720 a las autoridades electorales.